K´ung-fu-tzu (Maestro Kong) conocido como Confucio fue un reconocido pensador chino que vivió alrededor del Siglo V A.C. Las principales virtudes exaltadas por la filosofía confucianista o "escuela de los letrados" convertida en doctrina moral a la muerte del filósofo son el término ´ren´ que puede traducirse como ´humanidad´ y se refiere a la satisfacción que surge en consecuencia de haber protegido ayudado al prójimo; el carácter ´Li´ o ´ritual´ cuya importancia radica en su capacidad para mantener un orden social mediante un protocolo perfectamente estudiado y establecido (basado en jerarquías morales, no económicas ni sociales) y la palabra ´yi´ que se traduce en ´rectitud´ y se define como la capacidad de decidir una línea de acción con base en el razonamiento. El confucianismo sostiene que, como ser social, el hombre está obligado a cultivar la virtud y, como consecuencia, solo el hombre moralmente superior debe tener el derecho a gobernar. Por tanto, el hombre que practique las anteriores virtudes se le considera un ´JUNZI´ (hombre superior moralmente). Según la doctrina confucianista, el mal gobierno contradice el orden natural de las cosas, y contraviene la armonía inherente al cosmos, por tanto, todo mal gobernante conduce a su pueblo a la ruina mediante sus conductas. Lamentablemente, México lleva muchos años en que sus líderes están muy alejados de las virtudes profesadas por el confucianismo, y prueba de ello es el caos en que día a día nos sumergimos, la decadencia que permea a la vida pública es insultante, y solo basta revisar nuestros niveles de desigualdad y corrupción, y por ende miseria y violencia para corroborarlo.
Ante este escenario solo hay un líder en México que reúne las principales virtudes confucionistas en torno a él, y es el año 2018 la última oportunidad de no desaprovechar una oportunidad histórica que será irrepetible, sus aciertos como gobernante ya los demostró con creces en su gestión al frente de la Ciudad de México y en toda su trayectoria tanto pública como privada, baste solo mirar a Estados de Asia, como Japón y Corea, basados en la filosofía confucianista para ver el grado de desarrollo que estos han podido alcanzar.