Pocos movimientos como el que encabeza Andrés Manuel López Obrador han quedado registrados por la historia. Movimientos que, contra los violentos y cobardes embates de los poderes fácticos, han logrado seguir su camino, si bien contra una marea feroz y enérgica, sin recurrir a la claudicación o al titubeo.
Los lopezobradoristas son ejemplo de lealtad y perseverancia; de lucha y de entrega por una causa justa. Encarnan la esperanza de que un México mejor es posible. Y representan la avidez más profunda de cambio y regeneración de las últimas décadas.
Eterno y constante blanco de la infamia y la calumnia, el lopezobradorismo le ha dado una muestra de resistencia civil pacífica, de honradez y de esfuerzo titánico al electorado de México.
Injusticias y atrocidades inimaginables han sufrido AMLO y sus simpatizantes. Y no obstante, se mantienen firmes en sus convicciones y fieles a sus principios. Porque saben que están dispuestos a todo porque su sueño de transformar a México se cumpla.
Hoy la izquierda liderada por Andrés Manuel está por cerrar una carrera que ha durado muchos años. Es el último esfuerzo electoral. El famoso cierre. Cuando se encuentra una fuerza escondida en lo más hondo de los corazones, que millones están dispuestos a entregar en este tramo.
Inspirados en los recuerdos de tantos años de lucha, de resistencia, de esmero, los mexicanos comprometidos con el cambio verdadero se encuentran en la bifurcación del todo o nada. Y optarán por el todo. Es ahora o nunca. La victoria, la democracia, la libertad, el cambio, todo está ahí. Sólo falta que se conquiste.
Al grito de será por ti, Andrés, cerrarán millones esta carrera.
A crear conciencia.