Es un deleite escuchar a los “niños gritones” con sus uniformes característicos de casaca roja y pantalón blanco, que anuncian los premios de la Lotería Nacional.

La enorme esfera de latón que está dentro del salón de sorteos del tradicional edificio “Moro”, ubicado en la esquina de la avenida Reforma y avenida Juárez, que contiene los números de la centenas de premios que se rifan para la Asistencia Pública, hace un ruido sostenido cuando el sistema mecánico la mueve para revolver las pequeñas bolitas con los números agraciados.

Sí, es emocionante presenciar un sorteo

El martes 18 de junio de este 2018, la Lotería Nacional emitió 3 millones 600 mil “cachitos” con la efigie de “Alfonso Martínez Domínguez”. El Premio Mayor es de 18 millones y se rifan 54 millones en total en su sorteo número 3673.

Al llegar a la cita puntual a las 19:27 hrs., se me acercó una vendedora  para ofrecerme billetes, sin que yo supiera que la serie que me brindaba contenía la foto de mi maestro, mentor y amigo, don Alfonso Martínez Domínguez.

Me invadió la emoción, porque reconozco que don Alfonso, fue un hombre que influyó en mi carrera, conducta y actuar político.

En algunas ocasiones, viaje con él en su carro y me impresionaba que en cada esquina de la sobrepoblada ciudad de México, don Alfonso daba dinero a los menesterosos, gente adulta y niños que le solicitan ayuda.

“Hay que ayudar a la gente que lo necesita”, me dijo la primera vez que lo acompañé cuando fue Director General de Aeropuertos y Servicios Auxiliares y yo el Jefe del Departamento de Transportación

Terrestre.

“Me duele ver a los niños en la calle, sin padres que los atiendan. Yo fui uno de esos niños, porque desde pequeño perdí a mis padres y me separaron de mis hermanos. Eso duele mucho y nos marca. Por eso hay que ayudar”.

Me fascinaba verlo abrir la ventana en cada esquina para brindarles ayuda. En silencio, me acordé que don Alfonso fue huérfano desde niño y que después de perder a sus padres, sus 4 hermanos fueron enviados a diferentes orfanatorios.

Por esa razón, don Alfonso siempre se preocupó para que su gobierno pusiera en primer plano a los niños y a la familia.

Me dio gusto ver en el salón de sorteos a don Jorge de la Vega Domínguez, a Patrocinio González Blanco, ambos, ex gobernadores y ex Secretarios de Despacho del gobierno federal, al Lic. Natividad González Paras, ex gobernador de Nuevo León, a mi amigo Alejandro Lambretón Narro, quien tiene el récord de haber sido 3 veces presidente del PRI y ex Secretario General de Gobierno de Nuevo León.

La presidenta de la Fundación “Alfonso Martínez Domínguez”, María Atala Martínez Cárdenas, dirigió unas bellas palabras destacando la labor de su papá como Gobernador de Nuevo León.

El Director General de esa noble institución, Eugenio Garza Riva Palacio, destacó que don Alfonso fue “un hombre de instituciones y de lealtad”. Reconoció que el hombre que aparece en el billete del sorteo 3973, le brindó suerte, porque ese mismo día, el presidente Enrique Peña Nieto lo confirmó en el cargo.

En el coctel que se brindó, la presidente de la Fundación galardonada, me dijo con vehemencia que va a luchar con fuerza para que la Macroplaza de Monterrey lleve el nombre: “Alfonso Martínez Domínguez”.

“Buena y justa iniciativa Atala”, le contesté, “don Alfonso fue el pionero para que Nuevo León transformara su rostro urbano.

También asistieron: Rubén Zarazua Rocha, Humberto Cervantes Vega, Carlota Vargas, Jorge Cantú Valderrama, Héctor Morales, nietos y bisnietos de don Alfonso entre otros.

Alfonso Martínez Domínguez fue un hombre extraordinario.

Sentado al lado de Lambretón en el salón de sorteos le dije: “fue un privilegio haber conocido a don Alfonso y más, haber sido su colaborador. “Sí, me contestó, fue un hombre ejemplar”.

Don Alfonso se sacó la lotería, porque ha recibido el reconocimiento y cariño de la gente de Nuevo León y de México.

Confieso que cada que me acuerdo de él, lo extraño.

También vi que mucha gente lo admiró al grado que me tocó escuchar que todos los pasajeros en los vuelos le aplaudían cuando lo veían subir al avión.

Eso habla de un hombre que cumplió con su espacio y con su tiempo.

Bueno, hay que reconocer que hacen faltan hombres como don Alfonso para sacar a México adelante.

Ni modo, hay que esperar.