Las previsiones de mejoría económica de nuestro país para este año.
En Contexto
Durante la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que concluyó este fin de semana la prensa mexicana, sobre todo la especializada, centró su atención en las previsiones de mejoría económica de nuestro país para este año y en una frase que puede parecer elogiosa para el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero quedó de lado el contexto de la información difundida.
De tal manera, lo que vimos, oímos y leímos fue que en su reporte Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI el ajustó su proyección de crecimiento para México a 5 por ciento en este año y 3 por ciento para 2022 como resultado de la reactivación de las exportaciones del sector automotor y agropecuario, gracias a que Estados Unidos inició uno de sus procesos de expansión más veloces y consistentes en 40 años.
Sin embargo, detrás de esas palabras se expuso que si las autoridades mexicana hubieran aplicado un programa de apoyo a la planta productiva y el empleo durante el confinamiento, nuestra economía no solamente habría disminuido su casi absoluta dependencia de los países del T-MEC, sino que habría podido restablecer las cadenas productivas y recuperar en este año la mayoría de los empleos formales perdidos por la pandemia.
El repunte que se espera en este año, se explicó en varios foros, es normal cuando el país había caído 8.5 por ciento en 2020. Es como cuando tropezamos en una carrera y nos levantamos; lo primero que hacemos es sacudirnos, levantarnos y tratar de reanudar el paso; aunque luego aparecen las consecuencias y es por lo que para 2022 se anticipa una caída fuerte, siempre y cuando no se recrudezcan los daños estructurales existentes, sobre todo en materia de ingresos.
Precisamente, allá en Washington y con la participación de los máximos representantes de las dos instituciones financieras y de los gobiernos miembro, sorprendió una elocuente frase lanzada por Alejandro Werner, director del FMI para el hemisferio occidental en un encuentro privado.
Dijo que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, es un “político diferente” al que la gente quiere encasillar como un típico populista latinoamericano. Lo que llamó la atención para algunos medios en nuestro país.
Pero el argumento que siguió a esa declaración fue políticamente contundente: “No sé cómo se quiere calificar a un populista, pero al menos en el frente macroeconómico ha sido respetuoso con las restricciones presupuestarias; en el aspecto comercial se ha mostrado muy abierto a que la economía mexicana esté altamente integrada a la economía mundial”.
Con claridad, estableció que el modelo económico del presidente López Obrador es francamente neoliberal.
Entre los argumentos que presentó Werner en el encuentro virtual organizado por S&P Global es que el gobierno está “seriamente comprometido” con la estabilidad macroeconómica en los frentes monetario, fiscal y financiero, según el reporte de la agencia de noticias Reuters.
Sin embargo, expuso la existencia de inconsistencias graves entre este modelo y la realidad, que podrían poner en riesgo lo alcanzado, lo que generó incomodidad entre los inversionistas.
Llamó la atención en que el abierto involucramiento del papel del Estado en la economía podría afectar el desarrollo tras la pandemia del coronavirus, por efecto de la vacunación y cuando el estímulo estadounidense de 1.9 billones de dólares hayan disminuido.
Sustancialmente, los cambios legales para fortalecer la influencia estatal sobre la industria del petróleo, la electricidad y el gas fueron fuertemente criticados en ese foro. Werner, quien fue subsecretario de Hacienda de México entre 2006 y 2010, comentó que a la luz de las deficiencias estructurales y legales de la economía mexicana y, más, cuando se agoten los estímulos del presidente Joe Biden “volveremos a un (crecimiento) bastante mediocre”.
Hubo más, pero en México solo supimos de los elogios. Se soslayó el análisis y la percepción global sobre nuestro país al que, sin plantear algo para transformar el modelo tan criticado en el discurso, se le fractura con graves riesgos para el futuro.