En los últimos años hemos visto un aumento de conciencia hacia todo ser vivo especialmente hacia los perros.
Es confuso lo que ocurre en México, por un lado, somos el país número uno, en abandono de perros y por otro lado, en cualquier lugar podemos observar a miles de gentes con dichas mascotas, que se apropian de ellos de manera asfixiante, olvidando las propias necesidades del animal. Por lo cual, estamos hablando de una gran incongruencia que cae en los extremos, en un mismo país.
Pero tal vez, era de esperarse, en un mundo tan globalizado, tan capitalista, en donde la gente busca desesperadamente el éxito profesional como base de la vida y de una inalcanzable felicidad. Los perros excesivamente domesticados, sufren daños psicológicos, muchas veces irreparables, los dueños de dichas mascotas, no pueden comprender y separar la brecha emocional, biológica y psicológica que nos separa de ellos y que no acepta una humanización para llenar vacíos que no pueden cubrir en su exhaustiva vida profesional.
Pero es difícil juzgarnos por el simple hecho de quererle darle amor a un animal, pero también tendríamos que intentar desarrollar empatía por dichos animales, y procurar cuidar su identidad y su equilibrio emocional. Es completamente lógico y probablemente obvio que en un país en el que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los divorcios aumentaron un 136.4% del año 2000 al 2015 y el nivel de vida es alarmantemente agitado y estresante, intentemos encontrar a alguien a quien darle afecto y atención y a la vez, ser recompensados con su amor y compañía. El problema de los perros extremadamente humanizados, tiene un trasfondo mucho más fuerte y doloroso que solo “querer o amar demasiado a tu perro¨, esta situación únicamente nos muestra la soledad, los vacíos, la búsqueda de amor de manera desesperada y probablemente un poco de egoísmo del ser humano hacia estos animales.
Es importante tener suficiente conciencia del respeto y el cuidado a la vida de cualquier ser vivo, pero también es indispensable no cegarnos por el amor dependiente e irracional, que en ocasiones pueda lastimar a los que más queremos.
Así como tendría que ser importante velar por los derechos de los animales y penalizar a los que no lo hagan, también tendríamos que luchar en contra de la sobreprotección animal que según palabras del famoso experto canino, César Millán, mejor conocido como ¨Él Encantador de perros¨, lo único que se logra es quitarles su identidad y hacerlos sentir frustrados e inseguros.