El juego de AMLO de retar a Biden y romper con Estados Unidos para favorecer a China, no va a traer nada bueno para México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, sigue sin reconocer a Joe Biden a pesar de que la fecha de la toma de protesta del estadounidense se encuentra cada vez más próxima.
El camarada presidente trata de fijar una posición de choque y lanza toda la artillería ordenando al Congreso aprobar leyes que carecen de sentido lógico para el desarrollo de la nación, pero que favorecen a los intereses políticos de AMLO.
Hasta el momento, en vez de establecer una relación institucional, AMLO mantiene una relación sumisa y de cuates con Trump y de confrontación con Biden. Tan mal lo ha hecho Andrés, que puede provocar la ruptura de la relación con nuestro vecino del norte, lo que, por ende, generaría un ambiente de desconfianza entre inversionistas, migrantes, iniciativa privada, micros y medianos empresarios y con instancias internacionales como la ONU.
Al romper o condicionar los compromisos y acuerdos firmados por México con anterioridad, como los relativos al cuidado del medio ambiente y la generación de energías sustentables, las condiciones para México se vuelven adversas.
En teoría de juegos, existe un juego llamado de la “Gallina” que se basa en la idea de “crear presión psicológica hasta que uno de los participantes se echa atrás…”. AMLO desenvainó su espada contra Biden desde que el demócrata obtuvo el triunfo electoral, retándolo.
¿Quién cree usted que se va a “echar atrás”, Biden o AMLO?
Tal parece que para enfrentar a Biden, AMLO confía en el posible respaldo que le estaría dando China y que no dejará ningún beneficio tangible a México.
La Cámara de Comercio Jiangsu de China en México, expuso que aun sin un acuerdo comercial entre China y México el país asiático genera un intercambio comercial superior a los 19 mil millones de dólares anuales gracias a la Coalición Comercial entre los sectores empresariales de ambas naciones, lo que implica que entre el 2020 y el 2025 se acelere la ola asiática de inversiones en territorio nacional.
Esta Cámara precisó las áreas de oportunidad que contemplan, entre ellas, la industria manufacturera, textil, automotriz y de tecnología básica, ya que más de 70 mil empresarios chinos han sacado sus inversiones de Estados Unidos.
Para apoyar a China, la 4T ha impulsado una serie de medidas que desalientan la relación con el principal aliado de México.
En primer lugar, el compañero presidente desconoció cínicamente los acuerdos de energía que se establecieron en el T-MEC y para ello, hizo lo impensable, otorgar una condecoración del más alto nivel a Jesús Seade, un testigo corrupto de las negociaciones que realmente no hizo nada más que viajar a Hong Kong con cargo al erario y visitar a su familia, bajo el pretexto de estrechar relaciones con China, aunque su cargo era el de subsecretario para América del Norte y jefe negociador de la 4T para el T-MEC. Entonces ¿qué negociaba en China?
En segundo lugar, lanzó la iniciativa de ley contra el outsourcing o subcontratación, bajo la consigna de que esta figura lastima a los trabajadores. Lo cierto es que el outsourcing opera en todo el mundo. Sin embargo, aunque, efectivamente sí hubo empresas que abusaron de esa figura, a ellas se les debió aplicar la ley, en lugar de intentar desaparecerla. Al final, gracias a la intervención del CCE se logró posponer hasta febrero la discusión de esta ley, pero si se aprueba tal cual la mandó el Ejecutivo, a los únicos que va a beneficiar, será a la maquila China.
En tercero, está la iniciativa presentada por Ricardo Monreal en el Senado de la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que ya fue aprobada por esa Cámara, con la que se busca acotar las operaciones de todos los agentes extranjeros de seguridad (acuerdos de cooperación), pero con repercusiones particulares para los de Estados Unidos.
En cuarto lugar, está la ley Monreal o Banxico, que, como bien dijo el vicegobernador del Banco Central, Jonathan Heath, quien por cierto fue propuesto por AMLO, “no se vale reformar una ley para favorecer a una sola empresa, en especial con antecedentes negativas con la SEC de EEUU”. Es decir, que Monreal por instrucciones de AMLO, reta a las autoridades financieras y económicas de Estados Unidos.
El juego en el que se ha metido el presidente de la república de enfrentar al próximo presidente de la nación más poderosa del mundo resulta muy peligroso. Ese país es el aliado natural de México en lo comercial, económico, político, seguridad y migración, además, ambas naciones comparten la frontera más grande del mundo y la que más cruces comerciales y de personas genera.
¿Qué es lo que trata de hacer AMLO? ¿Será estrategia, ocurrencia, intereses, megalomanía o simple protagonismo?