Como ha sido rasgo característico de la 4T, las decisiones que toma el compañero presidente López Obrador sobre políticas públicas dependen de su humor, de sus filias y fobias, de su conservadurismo y de la vinculación que sostiene con promotores evangélicos de Estados Unidos y el tema de la despenalización del aborto no es la excepción.
Si hablamos de políticas públicas que impactan a la sociedad, el tema no se centra en el aborto ni el derecho a la vida, ni mucho menos en moral o creencias religiosas, se trata de un asunto de salud pública, en el que los hombres no deberíamos intervenir, y como sociedad está en si vamos a “castigar” a una mujer que aborta o por mantenerlo en la clandestinidad vamos a arriesgar su vida.
El aborto es un asunto delicado desde el punto de vista de salud pública, que se acentúa por las circunstancias político-electorales y por la posición de las iglesias, tanto de la evangélica que profesa AMLO como la católica, además está la posición expresada por grupos feministas y la idiosincrasia mexicana, lo que resulta en un tema muy delicado para el camarada presidente, que se distingue por su conservadurismo.
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AMLO se resiste a tomar una decisión que le pueda generar un conflicto con los evangélicos y un problema de conciencia por sus creencias y que además le pueda representar un costo político muy alto. Como Pilatos, quiere “lavarse las manos” y ante la presión decide que se ponga a consulta, “que sean las mujeres quienes decidan”. Curiosamente actúa de forma completamente distinta en temas de corte populista o de financiamiento para sus obras faraónicas donde ha impuesto y ordenado desde su oficina la desaparición de fideicomisos, la cancelación de las subastas de energías renovables, la desaparición de órganos autónomos que lo puedan supervisar, iniciativas de ley y hasta los candidatos, pero, de manera contradictoria, en este asunto de la despenalización del aborto, asegura que es una decisión que no se debe “tomar desde arriba”.
“Lo que no creo conveniente es que se tome una decisión desde arriba”, en su opinión “en estos casos lo mejor es la democracia participativa” y que no sea el poder legislativo quien decida, no debe ser “un asunto de gobierno, o de los poderes, o de las iglesias, sino un asunto de las mujeres, de los ciudadanos, de la gente”.
Apuesta cristiana manipulada
Desde su lógica conservadora el camarada presidente a toda costa quiere sacudirse y evadir su responsabilidad, así ha sido desde el inicio de su administración. En marzo de 2019 los líderes evangélicos de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) respaldaron la intención de AMLO de someter a consulta popular la interrupción legal del embarazo.
Con la negativa del presidente para abordar el tema de frente lo que propicia es que se mantengan mecanismos inadecuados en materia de política pública y que el aborto continúe en la clandestinidad, poniendo en riesgo la salud de las mujeres.
Sin embargo, ante el incremento de la presión, no sólo de grupos de mujeres progresistas, sino de miembros de la comunidad científica, médicos, expertos en leyes y académicos que impulsan la despenalización del aborto como una medida fundamental para la salud de las mujeres, en julio de 2020 los aliados de AMLO, representantes de más de 20 mil iglesias cristiano-evangélicas en el país hicieron llegar al compañero, camarada y líder moral una carta en la que solicitan su intervención para evitar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación abra la puerta para la despenalización definitiva del aborto.
Además, una extensa investigación realizada por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en el proyecto “Trasnacionales de la Fe” junto con otros 15 medios de América Latina, liderado por Columbia journalism investigation de la Universidad de Columbia, revelan el establecimiento de la organización “Capitol Ministries” en México como parte de una cruzada amplia y ambiciosa creada por grupos evangélicos para influir en el gobierno de López Obrador y en el Congreso, donde buscan, a través del adoctrinamiento, manipular en temas como en evitar la despenalización del aborto o los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Es muy respetable el sentir de quienes quieran anteponer sus principios religiosos o de quienes exigen el derecho al aborto, lo que no es respetable es evadir el tema y utilizarlo políticamente en consultas engañosas y manipuladas por la fe de un mandatario conservador que no se atreve a manifestarse, pero sí es capaz de simular.
El tema no debería influir en la elección de este año, no se debe caer en la trampa, el aborto no está en la boleta y la oposición debe alejarse del tema, es un asunto que ya fue decidido en la Corte y ahí debe quedar.
Lo que la lamentable conducción política, a todas luces conservadora, que encabeza el compañero presidente donde busca evitar que México aborde la despenalización del aborto como lo que es: un tema de política pública en salud con mecanismos adecuados para la protección de la salud de las mujeres.
Así, engañará con una consulta a modo que gane su postura y “mande el pueblo. “