La palabra del presidente Andrés Manuel López Obrador se puede ver comprometida si no se le informa correctamente.
¿Será que la secretaria de Energía, Rocío Nahle; el director de Pemex, Octavio Romero; el director de CFE, Manuel Bartlett, o la directora de CENAGAS, Elvira Daniel no tienen la información correcta?
En el tema del gas natural, si bien a instancias del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar, se logró solucionar uno de los más graves problemas del sector energético al destrabar las demandas que interpuso Manuel Bartlett a cuatro empresas transportistas de gas natural, quedó pendiente el asunto de llevarlo a Dos Bocas y a la Península de Yucatán. Ahora el reto es hacerlo sin afectar al resto del país.
El gas natural es vital para CFE en la generación eléctrica, para fábricas y empresas que utilizan el combustible por ser amigable con el medio ambiente y, además, porque en México es el más barato del mundo, lo cual permite mantener precios bajos en bienes y servicios para el mercado interno y estar en condiciones de competitividad en el mercado externo.
Sin embargo y, pese a que se solucionó el litigio de los gasoductos y se normalizo el abasto, está pendiente aún llevar el gas natural por ducto al sur sureste, sin tener que recurrir a una solución que es más cara y menos eficiente, la del gas natural licuado, consistente en importar el gas por barco e inyectarlo al gasoducto existente o bien transportarlo por barcaza hasta Puerto Progreso.
La justificación sentimental que ofrecen las autoridades energéticas es que, si durante todo el tiempo el sur sureste apoyó el desarrollo del norte del país, es hora de que paguen y apoyen al desarrollo de Tabasco a Yucatán.
Las reglas de operación para fijar las tarifas consisten, por una parte, en balancear el sistema integrado de ductos, el cual está dividido en nueve zonas más una estampilla nacional. El gas natural licuado que se pretende traer a Dos Bocas tiene un precio tres veces superior al que se podría tener por el sistema de ductos. Este precio impacta directamente a la Estampilla Nacional y con ello se aplicará al precio del gas natural de todo el país, lo que representa un aumento de entre 12 o 13 por ciento.
Este sobrecosto, no es otra cosa que “socializar” el precio entre todos los consumidores del país por llevar gas natural licuado a Dos Bocas y a Yucatán.
El sobrecosto lo vamos a pagar todos, empezando por la CFE que es el mayor consumidor de gas natural; por industriales y empresas que requieren del combustible para los bienes y servicios que producen, lo que sin duda repercutirá en el precio para el consumidor final y en los productos destinados al mercado de exportación, que quedarán fuera de competencia.
En lugar de que Pemex y la CFE se consoliden, como lo dice AMLO y lo establece en el Plan Nacional de Desarrollo “como palanca de desarrollo de México”, se convertirán en la “espada de Damocles” que penderá de un hilo en contra de la 4T y que acabar por provocar una crisis en el gobierno.
CENAGAS que comanda Elvira Daniel mantiene la idea de solucionar el problema del gas en Dos Bocas y Yucatán con lo que ha llamado “la mejor opción”, consistente en traer un barco de almacenamiento y regasificación que inyecte desde el puerto de Dos Bocas, mediante infraestructura de Pemex y el gasoducto Mayakan.
Xóchitl Gálvez integrante de la Comisión de Energía del Senado de la República advirtió lo que muchos han mencionado, que esta solución costará tres veces más y no se justifica, sobre todo ahora que ya entró en funcionamiento el gasoducto submarino Houston-Tuxpan.
La senadora recordó haber oído hablar a Armando Guadiana, senador por Morena y empresario minero, al que llaman “rey del carbón”, así como a otros empresarios, sobre este plan de CENEGAS, pero opinó que lo mejor sería resolver el conflicto por los ductos para que el gas se suministre más barato y se resuelva la escasez en la península de Yucatán. Incluso con su particular estilo, sin pelos en la lengua, señaló que: "Esa solución la han venido a traer varios empresarios al Senado y suena a negocio de alguien”.
Es por ello que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el regio Carlos Salazar, tiene la importante tarea de poner este punto a discusión en las Mesas Técnicas de Trabajo con los temas “Combustibles, Gas Natural y Electricidad por la Seguridad Energética de México” que se llevará a cabo los días 2 y 3 de octubre en Saltillo, Coahuila, para evitar que sus paisanos, los empresarios de Nuevo León, a los que se sumarán los del Bajío y en general de toda la República, le exijan respuestas y verdaderas soluciones, ya que no les gustará pagar un sobreprecio por el gas natural, vital para sus procesos.
Quizá este reto que se le presenta a Carlos Salazar sea aún más complicado que el de alcanzar el acuerdo para destrabar los gasoductos. Es una prueba de fuego para el presidente del CCE.
Por otra parte, Rocío Nahle, Octavio Romero, Manuel Bartlett y Elvira Daniel necesitarán demostrar que poseen la visión de Estado que se necesita para hacer lo correcto, lo más barato, lo que sí mejora la competitividad y que desde luego pasa por abandonar la idea “chabacana” de llevar gas natural licuado.