La promesa “de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.

AMLO como hombre religioso, fundamenta su retórica en la fe cristiana, recordemos que, al tomar posesión del cargo como presidente de la República, más allá de que se comprometió a cumplir y hacer cumplir la Constitución, también lo hizo con su fe y, luego de recibir el bastón de mando de los pueblos originarios de nuestra gran nación, reafirmó su compromiso “de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.

Así lo dijo, pero la realidad es que a diario viola los Diez Mandamientos que Moisés recibió de Dios en el Monte Sinaí. AMLO. Con sus acciones “manda al carajo” su fe cristiana e incumple los Mandamientos, principalmente el octavo, que señala “no darás falso testimonio ni mentirás”.

La empresa SPIN que dirige Luis Estrada, analiza las conferencias mañaneras con el propósito de “proveer a la opinión pública información sólida que permita evaluarlas objetivamente (...) como herramientas de comunicación política”.

SPIN señala que durante las 587 conferencias de prensa matutinas que ofreció desde el tres de diciembre de 2018 al 15 de abril pasado, AMLO hizo 50,324 “afirmaciones no verdaderas”, es decir, mintió.

No es difícil encontrar ejemplos verificables sobre sus falsos testimonios y mentiras.

La realidad paralela de AMLO

En la mañanera del día de ayer la reportera de W Radio lo cuestionó acerca de los recursos que se dan en las campañas, incluyendo las de él, a lo que el presidente respondió tajante: 

“Pero, no, no, no; no somos iguales. No, no, no; no te vayas tan rápido, porque lo que estás pretendiendo… Sí, no, no, no. Cada uno tiene su programa y eso se puede plantear, pero yo nunca he entregado despensas ni he entregado tarjetas, ni he comprado votos, porque nosotros tenemos principios, tenemos ideales y no estamos acostumbrados a triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole, nosotros hemos luchado en contra de eso, por años”.

AMLO.

Se le olvida al compañero presidente que antes de la elección de 2000, cuando aspiraba ser jefe de gobierno de la CDMX, uno de sus principales allegados, el actual senador de Morena, Martí Batres, financió el reparto de la “Leche Betty” contaminada con excremento.

Olvida que, ya como jefe de gobierno de la CDMX, su secretario particular, René Bejarano, esposo de la actual senadora de Morena y candidata a la alcaldía de Cuauhtémoc, Dolores Padierna, junto con Carlos Imaz, exesposo de la que fue su secretaria de Medio Ambiente y hoy jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, “pasaron” por dinero en efectivo que les entregó el contratista argentino, Carlos Ahumada, aquél famoso temas de las ligas, conocido desde entonces como el “cochinito” para su campaña presidencial.

Este fue el esquema de recaudación de fondos que se siguió durante todo este tiempo, existen evidencias irrefutables como los videos donde aparece su hermano, Pío López Obrador recibiendo dinero de David León, un consultor político que trabajaba para el gobernador de Chiapas y que luego fue nombrado director general de Protección Civil y que fue propuesto para dirigir una de las empresas creadas por AMLO para el manejo de las medicinas en el país.

Otra “recaudadora” de AMLO fue la exdiputada de Morena en Veracruz Eva Cadena, quien fue captada en un video recibiendo dinero para la campaña y que, en su declaración ministerial, señaló a la actual secretaria de Energía Rocío Nahle, como la coordinadora para recaudar fondos.

AMLO mintió cuando se comprometió a que en su gobierno no habría nepotismo, amiguismo ni compadrazgos, claro que los hay, empezando por su propia parentela, sus primas, Felipa con contratos de Pemex y otra haciéndose pasar por indígena para obtener una candidatura en Chiapas; la secretaria de la Función Pública, con su hermano Amílcar y su esposo Ackerman; la secretaria del Trabajo con más de cinco familiares directos en la nómina; la defensa a ultranza que hizo a su compadre Félix Salgado Macedonio y los contratos con los que ha favorecido a su otro compadre, Miguel Rincón.

Las mentiras y los falsos testimonios se dan en todos los ámbitos del gobierno de AMLO:

*Mintió al decir que Francia avaló Santa Lucia, de hecho, la embajada de ese país en México lo desmintió.

*Mintió con las supuestas declaraciones del Banco Mundial con respecto a la corrupción en México.

*Mintió al pueblo bueno sobre la venta, luego la rifa y luego el sorteo de la Lotería del avión presidencial.

*Mintió sobre las consecuencias que ha traído su mal entendida política de austeridad.

*Mintió sobre sacar al Ejército de las calles.

*Mintió sobre la transparencia y un verdadero combate a la corrupción. Su gobierno ha otorgado más del 80% de los contratos por asignaciones directas a empresas allegadas a su movimiento.

*Mintió sobre los verdaderos costos por la cancelación del NAIM.

*Mintió e hizo falso testimonio cuando, después del mega apagón en Tamaulipas, permitió que la CFE presentara un documento apócrifo señalando que se originó por un incendio.

*Mintió al hablar sobre la pandemia, no le importó el aumento acelerado de contagios, los hospitales rebasados y sin insumos ni las elevadas cifras de muertos. Para él la pandemia estaba “domada”, los fetiches religiosos eran una protección y era momento de “salir y abrazarse”.

*Mintió sobre la compra de respiradores, sobre los contratos para la adquisición de las vacunas y sobre el proceso de vacunación.

*Mintió cuando aseguró que no habría uso electoral de las vacunas, porque los candidatos de Morena las ofrecen como moneda de cambio.

Mintió, mintió y mintió

Mintió cuando el pasado 23 de marzo firmó, junto con gobernadores, el “Acuerdo Nacional por la Democracia” en el que se comprometían a no interferir en las elecciones del seis de junio. Ante la caída de Morena, AMLO no dudó en intervenir en la elección de Nuevo León para exhibir y denigrar al candidato del PRI por repartir tarjetas como un “acto de compra de votos”, pero, no actúa igual con los candidatos de Morena que han hecho lo mismo como Carlos Lomelí en Guadalajara, Clara Luz Flores en Nuevo León, su plan B para San Luis Potosí, Ricardo Gallardo o Víctor Hugo Romo en Miguel Hidalgo.

Cuando estamos prácticamente a la mitad del periodo de su gobierno, AMLO continua con su retórica simple y llena de mentiras, capitalizando políticamente el resentimiento hacia el pasado y, sobre todo, sin resolver nada y sosteniendo todo en pretextos, excusas y señalamientos hacia sus adversarios, reales o imaginarios.