Se van acumulando los pendientes en los diferentes niveles de gobierno, pero hay problemas que por su naturaleza deben ser atendidos de inmediato. 

Un ejemplo de ello es la grave situación en la que se encuentra la presa Miguel Alemán, ubicada en el municipio de nuestro Valle de Bravo, una de las tres presas que almacenan el agua del sistema Cutzamala que distribuye agua a municipios mexiquenses y alcaldías de la Ciudad de México. La presa actualmente se encuentra a un 60% de su capacidad y se estima que para junio se encuentre al 35%, su peor nivel desde 1972.

Alerta maxima

La situación es alarmante y en caso de no atenderse se verá afectado el abastecimiento de agua para la CDMX y el valle de México, además de golpear directamente al sector turístico, uno de los principales motores de Valle de Bravo, que de por sí, ha debido resistir los embates de la pandemia.

El problema de la presa ha prevalecido por mucho tiempo, se debe a fallas de infraestructura, fugas, contaminación ambiental, expansión urbana y corrupción, a esos factores se suma la falta de lluvia y el aumento de la demanda de agua ocasionado por la pandemia del Covid-19.

La Conagua, que es el órgano que debería hacerse cargo y tomar medidas para solucionar el problema, enfrenta una importante falta de recursos, no sólo económicos, sino producto de una rampante corrupción que va desde venta de pozos y concesiones, hasta el robo de recursos que deberían destinarse a mantenimiento, lo que ha dejado caer el sistema que se ha ido deteriorando con el tiempo.

La austeridad mata

Aunque actualmente el sistema se encuentra operando al 30% de su capacidad de bombeo, la falta de mantenimiento hace que la mayor parte del agua que se manda a la CDMX se desperdicie en fugas, sin que a la fecha se hayan tomado medidas como la aplicación de tandeos en la zona metropolitana de la ciudad.

La contaminación

Por otro lado, el bajo nivel de la presa ha dejado al descubierto la existencia de drenajes de aguas residuales que se descargan a diario en pleno embarcadero, es decir en la zona turística del municipio, el tema, por lo tanto, va más allá de la de la presa como reserva de agua, sino que toca a la conservación y generación de empleos de quienes habitan el Pueblo Mágico, del cuidado de bosques y manantiales, de los deportes y demás actividades que se realizan gracias a esa presa.

Una investigación publicada por el periodista Arturo Espinosa, señala que en su último reporte la Conagua informó que el sistema se encuentra en su nivel más bajo de los últimos 25 años derivado de la ausencia de lluvia. En su investigación Espinosa refiere además que un recorrido por la zona, se encontraron cubrebocas, envases de plástico y hasta llantas de cuatrimotos entre el lodo, es decir hay un grave problema de contaminación y nadie se está haciendo cargo.

Desde 2004 existe un programa para el pago de servicios ambientales para comunidades que, como Valle de Bravo,son poseedoras de bosques o selvas, cuyo propósito es frenar el deterioro ambiental y proteger el ecosistema. El programa es operado y administrado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), pero, aunque sigue vigente, en términos reales ha ido a la baja y si en 2019 se aprobaron cerca de 500 proyectos, en 2020 fueron apenas 20, porque, como ya sabemos, para esta administración federal hay asuntos como la protección al medioambiente, que no son prioridad.

La coyuntura electoral

Hay un factor en medio de esta problemática difícil de ignorar, las elecciones que se celebrarán el próximo mes de junio.

En un video difundido en redes sociales el alcalde vallesano, Mauricio Osorio, informó de un oficio dirigido a la Conagua donde solicita que se involucren los tres niveles de gobierno. Y es que cualquier estrategia encaminada a mejorar el problema de contaminación y los niveles de almacenamiento de la presa, como tandeos en las alcaldías de la CDMX, requerirían la participación de administraciones que se encuentran a punto de renovarse y en pleno proceso de elección de candidatos.

Las medidas que se requieren implican un costo electoral, que, por su peso, no están dispuestos a asumir.

La situación de la cuenca no es nueva, lo debe saber el presidente López Obrador desde que fue jefe de gobierno de la CDMX, el sistema Cutzamala está conformado por siete presas que proveen de agua a una extensa y poblada zona, y los cambios que realizó en la Conagua el año pasado, evidentemente no mejoraron nada. No es un problema menor y urge que se atienda.

Salvar la presa no es cuestión de filias y fobias y menos de pueblo Fifí contra pueblo electorero, es preservar la vida, los empleos, la conservación y la reserva si seguimos destruyendo el planeta.