¿Por qué últimamente tenemos tanto miedo de expresar lo que pensamos? Piensa en lo siguiente, si estás viendo a una mujer atentar radicalmente contra una exposición de arte, seguro tienes alguna opinión, pero fuera hay miles de personas esperando a que opines o hagas algo para atacar tus expresiones, para desacreditarte, incluso para ofenderte y todo eso detrás de la pantalla de una computadora o de un teléfono. Si estás contra el aborto, te acecharán los grupos pro aborto, y si pintas un Zapata afeminado te confrontarás a los campesinos que idolatran al revolucionario, si apoyas al presidente te acosarán los de derecha y lo mismo si eres de derecha, te acosarán los fanáticos de izquierda.

Entonces, ¿por qué en lugar de estar felices, todo el tiempo parece que estamos molestos? Es cierto, hoy más que nunca tenemos la oportunidad de expresarnos libremente sobre el tema que nos venga en gana, deslizamos la pantalla y leemos noticias, arte, memes, poesía, política y economía, y resulta genial ver, que casi siempre tenemos una opinión, sobre todo, aunque a veces no tengamos idea de lo que estamos diciendo, y qué importa ¿para qué saber lo que uno dice? ¡Si para eso sirve la libertad de expresión! Para decir lo que nos dé la gana ¿no?

Nos estamos enfrentando a la era de los hipersensibles, en la que todo nos ofende, cualquier tema que sea sometido a la agenda pública nos va generar –a algún sector social- algún sentimiento repulsivo y no dudaremos expresarlo con miles de “me enoja” y comentarios ofensivos, claro, si no se trata de perritos y animales, pero en el resto de los temas, siempre existe el temor de ofender a la diversidad de grupos y resultar apedreado por los usuarios de redes sociales.

Lo que estamos viviendo en la sociedad contemporánea puede ser fácilmente comparado con el padecimiento neurosensorial llamado “hipersensibilidad”, lo cual ciertamente dificulta la vida de las personas que lo padecen, pues toda actividad sensorial les afecta muchísimo más que a una persona común, apenas un grito hace sufrir a esas personas, tener al alcance de nuestras manos cualquier tipo de acontecimiento nos ha hecho abalanzarnos hacia los ataques, si un taquero no se lavó las manos para servir los tacos, será sentenciado en redes y estoy seguro que surgiría un grupo “protector de los taqueros” e inmediatamente comenzaría la guerra en los comentarios de una publicación de Facebook.

Hoy nos lo pensamos mucho para compartir memes, cuando recordamos a qué personas tenemos en nuestras redes sociales y mejor reculamos para no ofender a alguno de nuestros amigos, porque claro seguro estoy que un grupo feminista podría molestarse porque el título de este texto es “la era de los hipersensibles” y no “la era de las hipersensibles” o “la era de les hipersensibles”, que por cierto, el lenguaje inclusivo es un ejemplo claro de esta sociedad hipersensible, pues si no dices durante un discurso, “señoras y señores” ya discriminaste a más de la mitad de tu auditorio.

¿Alguna solución a la sociedad de los hipersensibles? Opinar sin miedo, compartir sin miedo y sobre todo, ser responsables en nuestras opiniones, la libertad de expresión solo nos garantiza la oportunidad de opinar, pero eso de ninguna manera hace que nuestra opinión tenga bases o importancia, evitemos ante todo caer en lo que Umberto Eco dijo alguna vez: "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas".