Las vidas negras importan, no solo en Estados Unidos, sino en buena parte del mundo.
Es lamentable ver los sesudos “análisis”, a ambos lados de la frontera, posterior a la sentencia del asesino del ciudadano afroamericano de Estados Unidos.
Entre “festejos” porque se “hizo justicia” y comentarios ofensivos e ignorantes de todo tipo, se vivió la sentencia al cobarde ex policía Derek Chauvin, asesino de George Floyd, en los hechos captados en un estremecedor video apenas el año pasado.
Al asesinato de Floyd, siguieron una serie de protestas a nivel mundial bajo el estandarte de “Black Lives Matter” (las vidas negras importan), no solo en Estados Unidos, sino en buena parte del mundo.
La sentencia de Chauvin, quien fuera oficial de policía en Mineápolis, será dictada por el juez en 8 semanas. En caso de que se otorguen las sentencias máximas, la condena del asesino podría rebasar los 40 años de cárcel.
A ambos lados de la frontera, en muchos casos, los análisis dejaron mucho que desear. En Estados Unidos, la eterna y momificada lideresa demócrata en el congreso, Nancy Pelosi, agradeció a Floyd por “sacrificar su vida por la justicia”.
Vaya falta de tacto para la familia y los seres queridos de Floyd, incluyendo su hija Gianna Floyd, de apenas 7 años de edad.
En México, las cosas estuvieron igual o peor. Desde personajes “progres” señalando que podían respirar de alivio ante la sentencia, hasta personas agradeciendo a Joe Biden por la decisión del juez.
Antes de comenzar a echar las campanas al vuelo, las personas deben enterarse que la brutalidad policíaca en EU es un problema estructural, mismo que tanto Demócratas como Republicanos han dejado crecer.
Hace apenas unos días, dos menores de edad fueron asesinados por la policía: Adam Toledo, un niño de apenas 13 años de edad de origen latino y Ma'Khia Bryant, una adolescente afroamericana de 16 años.
El caso Derek Chauvin será una de las contadas excepciones en donde un policía asesino enfrenta la justicia, pero la represión y el estado policíaco en Estados Unidos sigue vivo.