Uno de los sectores más severamente afectados por la pandemia es el de la música, conciertos y festivales en vivo.
Como amante de la música, desde que la pandemia se aceleró en marzo del año pasado, uno de las muchas preguntas que me he hecho sobre el futuro post pandemia es cómo podrán retomarse estas actividades que dejan derrama económica y que crean varios empleos.
Por el lado de los músicos, ingenieros de sonido y artistas, varios han tenido que intentar volcarse a un modelo de conciertos en línea o de ventas de mercancía que en muchos casos no han sido exitosos.
Mientras que algunos actos sumamente famosos si lograrán tener ingresos pese a la pandemia, los artistas independientes y con públicos más pequeños han batallado, como muchas otras personas, para subsistir.
De primera mano, sé que muchos músicos se han tenido que enfocar a dar clases de música y canto en línea, o en algunos otros casos, a otros trabajos como conductores de Uber.
Entre las buenas noticias como el estudio publicado por The Lancet, en donde se demostró la seguridad y efectividad de la vacuna Sputnik V, que se suma a otro abanico de inoculaciones efectivas contra el covid-19, el DJ francés David Guetta ha propuesto que los festivales se reanuden, eventualmente, con personas que ya se hayan vacunado.
Este “pasaporte de vacunas”, no para viajar, sino para asistir a conciertos, es lo que podría salvar a una industria que actualmente está moribunda y que ha causado la cancelación, por dos años consecutivos, de festivales como Coachella.
Se trata de una medida que podrá prestarse a discriminar a personas que no tengan acceso a las vacunas en los próximos meses, pero también una solución desesperada para reactivar un sector que ha sido golpeado muy duramente por la peor pandemia en más de 100 años.