Para muchos periodistas, contrincantes políticos, ciudadanos y público en general, el anuncio de Margarita Zavala para bajarse de la contienda electoral fue una total sorpresa, ya que desde hace más de un año que la ex primera dama se evidenció como aspirante a la presidencia se le veía muy convencida de su proyecto y sobre todo de “ganarle” al más aventajado en la preferencia que era y sigue siendo Andrés Manuel López Obrador.

Los adulones, las mentiras y el frío

Hace ya más de un año cuando Margarita Zavala se propuso para contender por la presidencia de la república mientras militaba en el Partido Acción Nacional y en aquel entonces su equipo y sus adulones la ponían basados en encuestas sumamente extrañas, por encima de Andrés Manuel López Obrador y Margarita hasta llegó a pronunciarse como la “única” que podría derrotar al tabasqueño.

Unos meses después Zavala rompe con el maquiavélico Ricardo Anaya y decide salir del Partido Acción Nacional donde había militado durante al mayor porcentaje de su vida para lanzarse como candidata independiente con esa “información” e “imagen” falsas proporcionadas por sus adulones, de que ella es la única que puede ganarle a “ya sabes quién”.

La triste realidad

La mayor difusión de imagen que había tenido Margarita Zavala en su vida antes de iniciar sus aspiraciones como candidata a la presidencia, era la de haber sido una primera dama semi-gris, medio abnegada y simplemente la esposa del presidente panista que contribuyó a violentar aún más al país con su estrategia para combatir al narcotráfico, de ahí no pasaba la percepción de los mexicanos sobre ella.

Después de esto, a alguien se le ocurrió que Zavala podría ser la imagen que el PAN necesitaba para contender por la presidencia, cosa que no sucedió ya que Anaya se encargó de apoderarse del partido, pero aun así lo más seguro es que Margarita no hubiera hecho un mejor papel del que Ricardo está haciendo porque una cosa es la realidad y otra la que tus adulones te dicen.

Una campaña sin nada para dar

Margarita Zavala realizó una campaña presidencial sin ninguna variante, ofreció exactamente lo mismo que cualquiera, pero lo que si evidenció fue su falta de fortaleza, liderazgo y naturalidad para enfrentarse a los medios y conseguir colocar su imagen en el gusto de la gente y los votantes, lo cual fue totalmente claro en el primer debate realizado por el INE donde muchos inclusive la etiquetaron con el mote de “Margarinflas” haciendo referencia a Cantinflas cuando se enredó en algunos de sus comentarios o propuestas. Lo anterior seguramente le dio a sus “patrocinadores” de campaña los argumentos necesarios para retirarle su apoyo ya que al parecer sus “amigos” empresarios estaban apoyándola pero con el 3% de preferencia y los puntos en contra que le otorgaba su esposo, pues meterle dinero a algo que va hacia el fracaso no tiene mucha lógica de inversión.

Los pies sobre la tierra

Al parecer Margarita Zavala se dio cuenta de que su realidad era otra muy diferente a la que hace un año alguien le presentó al colocarla como a la única que podría derrotar al Peje en las urnas y hoy después de que ese tiempo ha pasado y la realidad le llega de golpe, ha decidido bajarse de una contienda a la que en realidad no debió entrarle jamás la gris, ex primera dama de México.