Existen unas monjas, no pertenecientes a una orden religiosa, ni profesantes de la fe católica, que viven en una granja en una especie de santuario en el Valle Central de California. 

Estas monjas elaboran productos medicinales a partir de plantas que cosechan. Cabe recalcar que las hermanas bendicen sus cosechas, ya que ellas además de vender productos medicinales a base de cannabidiol, hicieron votos, basados en la conexión con las plantas, visten un hábito y se comportan como si fueran una orden religiosa sin serlo. 

De acuerdo al diario El País, la fundadora de la organización se llama Christine Meeusen, y es una activista bautizada como “Sister Occupy” en el 2011 cuando se llevaba a cabo el movimiento “Ocuppy Wall Street”. 

Según la BBC, la Hermana Kate no tiene intención de burlarse de la Iglesia Católica y no sigue la Biblia pero sí reconoce que para algunas personas, la Biblia es una medicina. 

El principal propósito de esta hermandad es aliviar a las personas que sufren dolores crónicos y lo logran distribuyendo sus productos por correo. 

En una entrevista que tuvieron con la BBC, afirman que Las Hermanas del Valle siguen un código de vida espiritual y son veganas y célibes durante las dos semanas entre la Luna nueva y la Luna llena. 

Las hermanas elaboran aceites artesanales, jabones y pomadas. Utilizan aceite de coco para producir los ungüentos y ellas aseguran que no contienen el elemento psicoactivo del cannabis, el tetrahidrocannabinol (THC) y que en su lugar, sus productos están llenos de cannabidiol (CBD), haciéndolos medicinales y no alucinógenos. 

Lo que llama la atención es que, para conseguir un efecto analgésico, la marihuana debe tener una relación de 2:1, o sea por cada 2 partes de CBD 1 de THC. Es por eso, que no queda claro si sus productos, al ser curativos, estén en efecto libres de THC.

Lo que sea, es loable lo que buscan las monjas: curar al mundo. Con más medicina alternativa basada en la cannabis lo lograrán.