Escribo la palabra “mendrugos” entre comillas porque se trata de un regionalismo que proviene de mendrugo, que significa pedazos, desechos, sobrantes, minucias del PAN DURO. Y eso es exactamente a lo que ocurre en Sinaloa con Acción Nacional, un partido cuyos líderes formales lo han sometido a la rapiña y a una lucha feroz por seguir conservando los “mendrujos” al que lo redujeron.

De aquel PAN dulce, horneado en las aspiraciones de cambio de miles de sinaloenses e hinchado por la levadura de sus procesos democráticos internos, no quedan más que migajas, contaminadas incluso, por el veneno pragmático de aquellos que lo convirtieron en una oportunidad de negocio personal y que se aferran a la misma perspectiva.

No han aprendido. Y es difícil que lo hagan. No les ha importado que la gente les voltee la espalda y que ahora de rufianes, y por ende corruptos, no los bajen; los mismos señalamientos y denuncias que en su momento los líderes fundadores señalaron del PRI y del gobierno. No es de extrañarse, son parte de la “nueva generación” que se alió con el poder en turno. Aquella  mancha azul cielo, (El color original de Gómez Morín) se convirtió en negra porque se atascaron en el pantano del modelo salinista, bajo el pensum convenenciero de que hacerse rico era parte de la nueva “democracia”, en el marco de las ineludibles leyes del libre mercado.

Llegaron al poder y se hartaron, porque lo primero que hicieron fue quitarse el hambre. Vicente Fox y Felipe Calderón se convirtieron en hombres poderosos y millonarios. El primero con negocios “tronados” por el sistema financiero bancario y que, luego, aprovecharía el FOBAPROA que tanto cuestionó, para refinanciar sus ranchos y luego fundar empresas diversas, no sin antes beneficiar a sus hijastros (hijos de Martita”), entregándoles la cartera vencida del INFONAVIT, con la que se hicieron millonarios. Calderón por su parte, un abogado de medio pelo, es ahora señalado como probable socio de multinacionales que en el ramo energético llegaron a hacer negocios al país. Sus adversarios afirman que se benefició del PAN, traicionó sus principios y luego se largó.

La clase política panista le entró a los negocios. El objetivo era hacerse ricos y muchos lo lograron. Las corruptelas en todos los sentidos les quitó lo “mocho” y en cambio se convirtieron, sin absoluto rubor, en padres de los “moches” y en el ejemplo más claro de la vida disipada y disoluta. ¡Animo Montana! se convirtió en el grito de batalla.

La réplica fue la misma en todo el territorio nacional donde han perdido de manera importante posiciones diversas,  no solo porque la sociedad les ha dado la espalda sino que, por lo mismo, mantienen luchas ferozmente intestinas porque insisten en mantener sus reducidos cotos de poder, ajenos a la militancia, y sostener los privilegios que la ciudadanía les echó en cara las pasadas elecciones. La casa les cayó encima y,  a pesar de todo, quieren quedarse con los escombros en lugar de reconstruirla convocando a todos. En Sinaloa el PAN, los que se han apoderado de su dirección, transitan exactamente por ese sendero de la división, el control y el agandalle.

Adolfo Rojo Montoya, ha sido pieza clave en la debacle. No hay duda, él controla la estructura y es quien tiene la mayor  influencia y liderazgo en lo que queda del PAN en Sinaloa, pero en lugar de convocar a la unidad para el fortalecimiento ha hecho lo contrario. Él mismo sintió el severo castigo de la sociedad al  perder la elección como candidato a diputado federal en la región del Évora, su tierra donde, por cierto, no ganó MORENA, por eso de pretender justificar que los arrolló el fenómeno AMLO. A él le ganó el PRI y otras fuerzas políticas como el Partido Sinaloense.

Ha sido responsabilidad de Rojo Montoya, como resultado de su aferramiento, que en la presidencia del PAN estatal se encuentre un Sebastián Zamudio a quien, bien o mal,  lo señalan como “títere” y de obedecer ciegamente sus órdenes. Al “Popo” Rojo también le achacan que como resultado de su falta de voluntad para negociar con las demás corrientes, haya llegado al Congreso del Estado una persona como Jorge Villalobos, oriundo de Chihuahua y a quien le achacan la paternidad de los “moches” y de ejercer una conducta pública nada ejemplar. A Rojo Montoya le echan en cara, igualmente, que como producto de su “agandalle” el PAN sea representado en el Congreso Federal por el Diputado Carlos Castaños, a un hombre que califican de “inocuo y descafeínado”, sin capacidad para emerger en esta coyuntura como el líder de la unidad y las nuevas ideas.

No hay duda, puedes ponerle un cerco a las ruinas para seguir viviendo de ellas, pero lo que no puedes evitar es que el remolino del avance y la inconformidad ciudadana las siga haciendo polvo. La única salida es reconstruir la casa, es decir, los principios democráticos  que hace años hicieron fuerte al PAN.

Martín Heredia, ex diputado federal y ex candidato a la gubernatura de Sinaloa y aspirante a dirigir al PAN estatal, ha dicho, y con razón, que mujeres y hombres valiosos de la vieja y nueva generación deben ser convocados para enfrentar la “situación de emergencia que se vive al interior:  Zenén Xochihua, Miguel Ángel Camacho, Juan Carlos Estrada, Martín Pérez, Modesto Morales, Humberto Rice; o a jóvenes talentosos como Juan Ordorica; mujeres como Diana Rice, Tania Morgan, Rosario Torres, Silvia Treviño, por mencionar algunas, dice, deben ser llamados sin distingos de corrientes porque lo más importante es el partido, su doctrina, sus principios, su legalidad y su nueva y revolucionaria propuesta ante la sociedad. Eso es lo fundamental”, indica.

Ciertamente, si Adolfo Rojo, que sin duda es quien mantiene el mayor número de posiciones en el PAN, insiste en seguir llevándose todas las canicas, avasallando a sus opositores y cerrándoles el paso, incluso, para eliminarlos de la contienda interna por la dirigencia, más pronto que temprano ese partido se reducirá a la nada por dos razones fundamentales: La primera es que, al igual que Roberto Cruz y otros militantes, los que ahora luchan por la unidad, ante la cerrazón, optarán también por irse y, segundo, si Rojo Montoya y seguidores le apuestan al desgaste de Morena, hay que advertirles que esto apenas empieza y que los que ahora ejercen el poder lo harán con los de abajo, con la raza, bajo la clara tendencia que pasarán de aplanadora a trituradora.

Hasta ahora, no hay señales de buena voluntad de los que controlan las zurrapas del PAN. La propia intención de cerrar el paso a Martín Heredia, (Quién el próximo enero cumple cinco años de militante, plazo legal que le permite aspirar a la dirigencia) pretendiendo adelantar la elección interna para este mes de diciembre, sería sin duda una verdadera chicanada. Ciertamente, la convocatoria para la elección de dirigente marca un período de 90 días previos a la elección, lo que en términos normativos le garantiza a Heredia su participación como candidato, aunque por los antecedentes de chapuza y agandalle todo puede ocurrir. 

Lo cierto es que hasta ahora no se ha visto disposición del grupo en el poder para consensuar una candidatura de unidad, lo que significa que la conducta avasalladora puede ser la misma. Si de ese tamaño es pues la voluntad, entonces, escrito está, los que mantienen secuestrado a ese partido terminarán peleándose por los mendrugos.