Según el diccionario de la Real Academia Española “azuzar” es incitar a los perros para que embistan. La expresión viene al caso porque en la política es común el espectáculo de aquellos que incitan al pleito en un resultado que ni les viene ni les conviene. Lo que les importa, interesa y divierte es el pleito. Los azuzadores quieren que Manlio Fabio Beltrones se la cobre a quienes dejaron correr la especie de una supuesta rebelión de priístas encabezada por él. Allí están los retales de Joaquín López Dóriga, incitando a Beltrones a ocuparse de quien “le lanzó ese misil”.

Hay cosas conocidas y por conocer

Lo primero es la difusión de Federico Arreola de la tesis de que Manlio desafiaba a Peña y a su círculo cercano para disputar el cambio en el PRI y, desde luego, la candidatura presidencial. No fue un invento, tampoco una volada.

Lo que no se sabe es que un acreditado y muy buen reportero de Proceso estaba bordando el caso de la inconformidad en el PRI y para ello realizó entrevistas a priístas y analistas. Él mismo confirmó, entre otras, la que había hecho a Manlio Fabio Beltrones. La información era suficiente para entender que en el PRI su Asamblea Nacional no va a ser día de campo.

Es difícil que Proceso presente el tema esta semana

Sí tiene los elementos para cubrir y reportear al PRI y seguramente entrevistas y, al decir del mismo reportero, tiene la de Beltrones. Queda en la política editorial del medio decidir qué y cuándo publicar y divulgar los contenidos de los entrevistados que hablaron abiertamente o lo hicieron off the record.

El tema de la publicación del diario británico The Guardian y la polémica que le ha seguido seguramente será de la atención del semanario, especialmente por su inclinación a dar cobertura a los temas de coyuntura de interés y de crítica al gobierno. También la encuesta de Reforma ofrece un flanco de posible atención.

Beltrones lo que menos requiere es de azuzadores

Se ha manejado con inteligente cuidado desde que se acordó que el candidato presidencial del PRI sería Enrique Peña Nieto y ha puesto su capital, tiempo y relaciones para que el presidente de la República tenga el mejor de los resultados.

El mismo Beltrones, primero que nadie, asumió la responsabilidad sobre los magros números de las elecciones pasadas. Manlio Fabio es una opción confiable para el presidente Peña y tiene una credibilidad muy elevada entre los priístas y el sector político en general, además de una buena imagen y sólidos vínculos con las élites del país. Sin duda es una de las posibles candidaturas del PRI en un momento muy difícil y donde el escenario de derrota se hace presente, como ha ocurrido en muchos estados en elecciones pasadas.

Tampoco al presidente le convienen las fisuras o los pleitos dentro o fuera de su partido. La competencia por las candidaturas es real y es incontenible. Cada quien la lleva a su modo. Beltrones sin cargo tiene las limitaciones, pero también la libertad que sus pares no tienen. Quienes en el PRI aspiran, incluyendo a Manlio, tienen sentido de la disciplina, pero también están en la lucha por ganar espacio y tener mayores posibilidades para ser ungidos por un partido en el desprestigio y en esas condiciones ganar la elección presidencial.

En las circunstancias de la política y del PRI, así como del embate de los intereses creados contra el gobierno, al presidente Peña le conviene que la inconformidad o la incertidumbre en el PRI se canalice a través de Beltrones y no que en el silencio migre hacia otros partidos, bien sea porque no se identifica con los resultados del gobierno o porque no le gustan las opciones del círculo cercano de Peña Nieto. Sin duda Manlio Fabio Beltrones es un factor de unidad y fortaleza.

Los azuzadores siempre tendrán oportunidad para incitar o provocar pleito y nunca faltarán, con pluma o con sin ella. Allá del que se deje enredar. Precisamente por la madurez y colmillo de Beltrones es muy difícil que en su empeño político y en la tarea de ir tejiendo su camino se ocupe de fuegos fatuos y pleitos estériles.