Todos los movimientos sociales han surgido de las injusticias y del abuso del poder, esas son las principales causas por las que la gente se une y se organiza para realizar actos de protesta.
La lucha del pueblo contra los abusos de los conquistadores culminó con la Independencia.
La lucha que emprendió Benito Juárez junto con el pueblo contra el imperio, el clero y la burguesía, culminó con la restauración de la república y las leyes de reforma.
La lucha Magonista contra el conservadurismo y a favor de los indígenas fue el preámbulo de la Revolución.
La huelga indígena y de trabajadores en Río Blanco y Cananea dio inicio a la Revolución.
La lucha que encabezó Madero con el pueblo derrocó la dictadura de Porfirio Díaz.
La lucha de Villa y de Zapata en defensa del pueblo y de la tierra fortaleció y dio sentido a la Revolución.
La lucha estudiantil del 68 evidencio ante el mundo al régimen represor.
La lucha contra el fraude electoral de 1988 unificó a la izquierda.
La lucha zapatista logró la implantación de los gobiernos indígenas autónomos.
La lucha estudiantil de 1999 impidió la imposición de cuotas y mantuvo la educación gratuita en la UNAM.
La lucha de Atenco impidió la construcción de un aeropuerto en tierras fértiles.
La lucha de la APPO en Oaxaca exhibió el autoritarismo y la represión del gobierno contra el magisterio y el pueblo.
Y así, cada movimiento social surgido desde abajo y con la gente tarde o temprano contribuye a la concientización de la ciudadanía y a la participación de ésta en la construcción de espacios para los sectores sociales que no son escuchados en sus demandas.
Un movimiento social da voz a los indefensos y desprotegidos, y hace evidente la urgencia de un cambio.
Un movimiento social es mucho más que un partido político.