No debería ser necesario anteponer etiquetas o palabras que actúan como marcadores cuando hablamos de identidad de género, la realidad es que nos desarrollamos en un campo legal, social y lingüístico en el que los sustantivos son útiles a la hora de mencionar lo que se cree que se ha aprendido.

Lo cierto es que el desconocimiento o ignorancia acerca de la sexualidad humana, comenzando por la propia, con su caudal de riqueza y diversidad, es lo que provoca muchas veces que se confunda o se cuestione aquello que conmociona, en cierta medida nuestras creencias.

El Número 41 se asoció por mucho tiempo a homosexualidad en nuestro país. En 1901 se aprendieron a 41 hombres homosexuales en una casa ubicada en la Ciudad de México, hecho que quedó plasmado en periódicos locales caracterizando y ridiculizando a los participantes de esta reunión.

Setenta años después, en 1971 la dramaturga y actriz mexicana, Nancy Cárdenas, fundó el Frente de Liberación Homosexual, proyecto político con el fin de contrarrestar los prejuicios y falta de conocimiento o en su defecto ignorancia respecto a la sexualidad humana y hacia 1975, en coescritura con Carlos Monsiváis, publicó el Manifiesto en defensa de los homosexuales en México. Diez años después de la masacre de Tlatelolco, en 1978, dio pie a la primer marcha del orgullo gay en nuestro país.

En el mes de junio las calles de distintos países se tiñen de colores con una llamativa bandera con el fin de conmemorar  “el orgullo ante la diversidad sexual” . El mes del orgullo LGBTIQ+, siglas de palabras que independiente al significado, juntas comparten una historia de lucha y reivindicación social y política.

(La autora es médico psiquiatra)