En la segunda mitad del siglo pasado, la extinta Compañía Nacional de Subsistencias Populares, CONASUPO, se había convertido en un ente regulador de los precios del mercado. La idea de fundar esa institución, obedecía a la necesidad de distribuir a precios accesibles, productos de la canasta básica a las clases menos beneficiadas por la revolución mexicana.
Con su creación, originada por decreto presidencial en 1965 por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, se aceptó tácitamente la institucionalización de la pobreza en este país. Nace para organizar las actividades reguladoras del gobierno relacionadas con el agro, en una sola paraestatal.
Sin embargo, en el sexenio de José López Portillo, las grandes compañías trasnacionales, empezaron a dominar la CONASUPO y a beneficiarse de los recursos dirigidos a los pobres de este país.
La distorsión programática de la CONASUPO empieza por señalamientos de una fuerte corrupción y manejo discrecional de los recursos públicos de esta institución. Su sentido social y comercial para favorecer a los más necesitados, se quiebra cuando la empresa es dirigida con un sentido político y por políticos afines a los regímenes en turno.
En la administración del presidente, Miguel de la Madrid, se retiraron subsidios y se le restaron facultades y con Carlos Salinas de Gortari, se pusieron en venta las plantas industriales, las tiendas CONASUPER, Supermercados y se retiraron concesiones a cientos de tiendas.
Sin duda alguna, la CONASUPO daba señales claras de ejercer una fuerte controversia con la tendencia de establecer relaciones comerciales con mayor libertad en todo el mundo.
Ernesto Zedillo, quien abrazó el sistema neoliberal con bastante acuciosidad, le da la puntilla final, cuando se da cuenta que también encierra un mecanismo político electoral de dominio hacia el Partido Revolucionario Institucional, con quien había establecido una sana distancia, al grado de ser el vértice para el primer triunfo de la oposición en este país.
Al día de hoy, los precios están sin regular y se impone la ley de la oferta y la demanda a ultranza.
El Lic. Porfirio Muñoz Ledo, quien ostenta una preclara cercanía con el actual régimen, escribió un artículo donde predice “El Ocaso del Neoliberalismo”, sustentado en una decisión de la voluntad popular el 1o. de julio de 2018.
Aquí vale la pena señalar que el 53% de la total de los votos emitidos, fueron hacia el proyecto de MORENA y que casi el 44%, no lo hizo.
O sea:
Que la lista nominal de Electores fue de 89.1 millones de mexicanos con credencial para votar.
Que votó el 63.42% del total del padrón electoral o sea: 56´508,266.
Que por el partido MORENA votaron 25´186,577 de mexicanos, pero sumados con la alianza con el PT y PES, entonces se eleva a 30´113,483.
Se entiende que el ciclo económico de sistema neoliberal ya está agotado, es decir, ya tiene poco que ofrecer al resto del mundo, pero de ahí a asegurar que la voluntad popular “sepultó” el ciclo neoliberal hay una insana distancia.
Y si bien el esquema del Lic. Muñoz Ledo, coincide con el emérito maestro Joseph Stiglitz, al señalar que “la ideología neoliberal ha fracasado”, no se duda en que ambos tienen razón en relación a los magros resultados del sistema neoliberal en todo el orbe.
Pero mientras no se nos clarifique el modelo que sustituirá al neoliberalismo, seguiremos entrampados en este. No veo por ningún lado, que se vaya a reciclar una empresa paraestatal tipo la CONASUPO.
Aunque seguimos observando con un dejo de preocupación, la dicotomía ideológica entre los impulsores de la alianza “juntos haremos historia” con la nueva realidad a que nos enfrentaremos en el futuro inmediato.
Muchos vemos a un presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, bien plantando y dispuesto a construir puentes de entendimiento con los principales actores públicos y políticos, tanto del resto de mundo, como del país.
Empezamos bien con la firma del acuerdo “USMCA”, el hijo del TLC logrado en el sexenio de Peña Nieto.
Así lo reconoce el Lic. López Obrador.
Ojalá los radicales de esta alianza nos dejen disfrutar las curiosidades del niño, antes que empiece a crecer para dar lata.
Sí, ojalá.