El significado de la navidad logra para una gran mayoría, la evocación de la época del año en la cual se hace propicio externar lo mejor de nuestros sentimientos como seres humanos. Causas sociales incluso se acrecientan en estas fechas que son aprovechadas por grupos sociales y familias para visitar a quienes se encuentran en alguna condición de vulnerabilidad, visitando y llevando regalos y momentos de alegría a asilos, casas hogar, centros de rehabilitación, cárceles, haciendo innumerables los esfuerzos por compartir momentos de dicha y paz. Sin embargo hay una realidad alterna.
Navidad, fecha de paz, de amor, de familia y de alegría, se convierte precisamente para gran cantidad de familias en una fecha tormentosa y violenta. ¿Qué factores inciden en esta realidad alterna y violenta? Analicemos. En primer lugar las festividades navideñas se combinan con las vacaciones escolares; es sabido por quienes estudiamos y trabajamos estos temas que, cuando niños y niñas permanecen más tiempo en sus casas al “cuidado de sus familias” por motivo de sus vacaciones, es cuando más se incrementan los índices de violencia hacia ellos, quienes por su condición de vulnerabilidad por motivos de edad y dependencia, son presa fácil de la violencia y abuso que se ejerce en entornos de familia y comunidad. Papá y mamá por lo general son quienes en mayor número ejercen violencia contra la niñez, en la que también participan padrastros y madrastras, hermanos, abuelos, e incluso parejas sentimentales de padres o madres.
El ambiente de violencia que se vive en México tiene un impacto fuerte en niños y niñas, así lo ha revelado el Fondo de las Naciones Unidas para la Protección de la Infancia (UNICEF), aseveración que se refleja en tasas de homicidios muy elevados también con respecto a niños y niñas. Este escenario, -refiere el Informe Nacional sobre Violencia y Salud-, “no podría explicarse sin que existiera un alto nivel de tolerancia para la violencia que se ejerce en contra de niñas y niños en nuestro país. La imposición de castigos físicos o el maltrato verbal, por ejemplo siguen siendo prácticas cotidianas que gozan de niveles altos de aceptación. Por detrás de los casos más extremos que ocasionan la muerte, siempre existen muchos más que, aunque resulten menos visibles y menos dramáticos, implican dosis cotidianas de dolor que causan severos daños y disminuyen de manera drástica las posibilidades de una vida sana y plena”.
Este informe señala además que a causa de la violencia en México, 2 niños con menos de 14 años mueren cada día. Además, entre un 55 y un 62% de niños y niñas dicen haber sufrido alguna forma de maltrato -físico, emocional o sexual- en algún momento de su vida.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos visibilizó que en nuestro país el 60 por ciento de niñas y niños de entre uno y 14 años son víctimas de diversas acciones de violencia que lesionan su integridad. En cuanto a la violencia en la familia, sólo el 34% de los mayores de 15 años no atestiguaron violencia física entre sus padres. El 66% restante ha vivido al menos una de las formas de violencia.
Si a estos datos alarmantes por sí solos, les aderezamos con el alto consumo de alcohol que en estas fechas pareciera “se justifica”, en consecuencia entornos familiares diversos son el caldo de cultivo perfecto para la reproducción de la violencia.
Rencillas familiares pasadas –que incluso se creían olvidadas-, revanchas, abuso de alcohol y entornos de violencia cotidiana hacen que la violencia se recrudezca y cobre mucho mayor número de víctimas en fechas de “amor y paz”.
La navidad suele ser la fecha en la cual los teléfonos de emergencia suenan interminablemente para pedir ayuda en casos de violencia familiar.
Durante este año el número telefónico para emergencias 066 ha recibido miles de llamadas. De todas las colonias, la violencia no ha sido exclusiva de posición social, estatus económico ni distingue niveles educativos. Con títulos universitarios o sin ellos, con chequera en mano o con la bolsa vacía, la violencia se ha presentado en una gran cantidad de hogares.
Estoy convencida que tú al igual que yo deseas que la paz sea el sello de estas fiestas decembrinas. Es por eso que te invito a convertirte en agente de paz, a construir espacios amigables para cada miembro de tu familia o invitados a convivir.
Que sea la navidad el pretexto perfecto para provocar un Mexicali tranquilo, en paz, sin contaminación, sin quema de basura ni llantas, un Mexicali digno, limpio y en paz en el que podamos transitar, caminar, celebrar y respirar todos y todas.
Ahora que ya lo sabes tómalo en cuenta para que en navidad y durante todo el año generes paz, que este país bien lo necesita. Mis mejores deseos para ti y tu familia en esta navidad.
Y para la reflexión de año nuevo comparto la siguiente frase: “Los sueños sólo se cumplen cuando trabajas en ellos, soñar sin actuar no sirve de nada...”.
¡Nos leemos el año entrante!
Twitter: @mujeporlapaz