A Peña Nieto le fue como en feria en la Ibero. La culpa es de López Obrador por no haberle enseñado los rudimentos de la oratoria a tiempo. A Peña Nieto le fue muy mal en la feria del libro de Guadalajara, la culpa es de López Obrador por no haberle enseñado como escribir un libro o como pretender que se escribe un libro. A Adela Micha le dieron dos huevazos en Veracruz, la culpa es de López Obrador por no haber instruido a los porros que se los tiraron en cómo hacer blanco sin desperdiciar la clara.

A eso se le llama periodismo objetivo en este país. Se nos adjudica una edad infantil, la incapacidad de discernir lo bueno de lo malo. López Obrador es el malo de la película. A Loret de Mola, Marín y el señor de las encuestas Gómez Leyva eso les ordenan decir. Porque esa es su edad mental. Adjudicar este tipo de eventos a un ex candidato es de una perversidad conmovedora. Al paso que vamos López Obrador será culpable de las inundaciones en el DF y las fluctuaciones en la bolsa. ¡Es que su discurso es de odio! Clamarán los jilgueros de la mediocracia, ¡y eso tiene un efecto!

 Aprendan de nosotros que contratamos publicistas de millones de pesos que salen de sus impuestos para que López Obrador sea el culpable. Eso si es pensar con objetividad. Mientras tanto seguiremos ofreciendo nuestra solidaridad con la mujer  de las frases increíbles que recibe doctorados honoris causa por el solo hecho de trabajar para el sistema.

Los cadáveres de los periodistas no merecen nuestro respeto. Es más ni nos acordamos de ellos. Eso no es cool. De hecho, López Obrador es culpable por omisión, por no haber previsto que los periodistas estaban en riesgo por practicar su profesión.

Y encima quieren que lo creamos. ¡En qué país vivimos!