¿Por qué una tercera parte de los estudiantes de secundaria en México, como nación, tiene graves dificultades para comprender e interpretar textos sencillos? ¿Por qué dos terceras partes de los estudiantes de ese nivel educativo presentan serios problemas para resolver planteamientos matemáticos, por ejemplo, de sumas o restas de fracciones (relaciones parte-todo)?
Aparte de los factores históricos, culturales y generacionales, considero que hay factores "internos" a la organización y accionar de la escuela, así como causas "externas" que generan los pésimos resultados académicos (en términos de los aprendizajes), y que ahora ratifican lo que ya sabíamos acerca de la fenomenología del Sistema Educativo Nacional (SEM).
Los factores llamados "internos" tienen que ver con los niveles de responsabilidad y el compromiso con la enseñanza y los aprendizajes que asumen los miembros de la comunidad escolar: docentes, directivos, personal de apoyo a la educación, familias y estudiantes. También en este rubro entran en juego la planificación didáctica, la intervención pedagógica y los procedimientos y recursos-instrumentos pertinentes para evaluar el progreso en los aprendizajes, que llevan a cabo los docentes y deben supervisar los directivos escolares.
Otros aspectos del proceso educativo tienen que ver con las técnicas de autoestudio y autoaprendizaje de los estudiantes; así como con la (des)organización de los tiempos y de las actividades que llevan a cabo cotidianamente las figuras educativas al interior del plantel escolar. Aquí cabe preguntar: ¿se requiere aumentar el tiempo escolar para alcanzar cabalmente los propósitos de los planes y programas de estudio? ¿o más bien lo que se necesita es ocupar de una manera adecuada y efectiva el tiempo escolar?
Entre los factores "externos", que tienen poco que ver con las decisiones que asumen los docentes frente a grupo, podemos mencionar a la estructura burocrática de la educación, (federal, estatal y local), que determina en buena medida, en el caso de la escuela pública que atiende a la mayoría de los niños, niñas y jóvenes del país, el avance o retroceso de los procesos educativos: políticas de ingreso y selección de estudiantes; autorización sobre la cantidad de alumnos por grupo; decisiones sobre el contenido y uso de los libros de texto y demás recursos didácticos; políticas específicas sobre el acompañamiento y la actualización permanente de los docentes y directivos, así como sobre la formación inicial de ambos; definición, desde el escritorio, sobre la infraestructura escolar, los recursos materiales e insumos básicos para el adecuado "funcionamiento" de la escuela; políticas salariales y de profesionalización de las figuras educativas. Además, tiene que ver con todo ello el código de cumplimiento de las normas de selección, promoción y permanencia del personal docente y directivo para cada escuela o zona escolar; el diseño y la valoración del currículo escolar; la (des)articulación entre niveles educativos; la movilidad de ambas figuras educativas (continuidad y discontinuidad del trabajo docente); y, entre otros problemas, la comunicación organizacional y la falta de identidad institucional de parte de los funcionarios federales, estatales y locales, en torno a los procesos micro educativos en el aula, el taller, el laboratorio o el patio de recreo, eventos y juegos, y en otros espacios educativos.
A estos factores "externos", por decirles de algún modo, que impactan el desempeño de los estudiantes en lo académico (conocimientos, habilidades y actitudes o valores), hay que agregar una larga lista de variables sociales que juegan un papel clave en la fenomenología de estos procesos, y que no necesariamente están a cargo de docentes o directivos: conflictos intrafamiliares, entornos sociales de marginalidad social, económica y cultural; por lo anterior, problemas de nutrición en niños, niñas y jóvenes; serios problemas de adicción de sustancias tóxicas; delincuencia con y sin violencia; embarazos en menores de edad, ausentismo por problemas de salud, entre otros.
Cabe mencionar que todos estos factores, que ya han sido descritos por la literatura científica en materia educativa, no son exclusivos de la Educación Secundaria, ni sólo de la Escuela Pública en su conjunto, sino que también están presentes y actúan, de manera directa o indirecta, en todos los niveles educativos y en las diferentes formas de sostenimiento y organización escolares.
Entonces no es sólo el entorno social el causante de los bajos niveles de logro en la escuela, sino también hay que reconocer que existen responsabilidades puntuales de las figuras que participan en la escuela; vista ésta como una comunidad educativa compleja, en la cual se relacionan personas con propósitos de aprendizaje, y no simplemente la escuela como un edificio con aulas, mesas y sillas.
En un texto publicado recientemente argumenté (ver nota al final del Prólogo), y hoy sostengo una vez más, que éste es un asunto (el "fracaso" educativo") que tiene que ver con el diseño y aplicación de políticas educativas nacionales y estatales. Precisamente en octubre de 2017, en un ejercicio de análisis similar, reflexioné acerca de los resultados del ejercicio Planea de Educación Media Superior (EMS) 2017 del mismo INEE, (ver SDP Noticias, 20 de octubre, 2017), y veía que, por sus características, ambos estudios guardan íntima relación en virtud de los resultados encontrados con el Planea Secundaria 2017.
En esa oportunidad y en apoyo a los argumentos expuestos, reproduje las consideraciones finales que dio a conocer en el documento de presentación el propio INEE. Retomo hoy, en particular, el punto número 9 de dichas consideraciones, que a la letra dice: "9. El logro académico de los estudiantes de EMS está vinculado con los resultados de los niveles educativos previos. Para atender esta situación, es necesario reducir las brechas de conocimiento, oportunidades y condiciones generales de la enseñanza y del aprendizaje, desde el inicio de la educación obligatoria."
Veo dos posibles interpretaciones en el contenido de estas afirmaciones: 1) Hay un vínculo orgánico y estructural (diría fenomenológico) entre las causas y efectos de los logros académicos de los estudiantes de Educación Media Superior y los correspondientes de la Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria), y 2) Existe la necesidad de reducir las brechas educativas y junto con ello, impactar en los indicadores educativos de los niveles previos y de la propia EMS, en términos de aprendizajes y de las condiciones que habrán de establecerse para desarrollarlos. En otras palabras, el asunto está en la construcción de los cimientos, no tanto en el acabado de los techos.
El problema es cómo y con qué herramientas se podrán cambiar estas estructuras y los patrones sociales que, en consecuencia, se generan, y que ya parecen crónicos en el Sistema Educativo del país. Pienso que para ello se requiere un nuevo tipo de concertación; un renovado "contrato social" sobre la educación en México, en el cual funcionarios, directivos, docentes, personal de apoyo, estudiantes, representaciones sindicales y familias; así como otros agentes, como los medios de comunicación, asuman un cambio en el qué y en los cómo del quehacer cotidiano en torno a los procesos educativos, y específicamente sobre los aprendizajes escolares.
Efectivamente, son tiempos de cambio. La coyuntura que hoy vive el país, da como para repensar en la nueva ruta que habrá de seguir o requiere nuestro sistema educativo nacional, pero también es oportunidad para echar a andar fórmulas novedosas e imaginativas acerca de cómo sacar al país del "socavón" que significa este "fracaso" de la educación nacional.
La Educación Pública y los Aprendizajes Básicos
Blanca Heredia, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), publicó un interesante artículo en el diario El Financiero ("Asignatura pendiente: Aprendizajes básicos", 14 de febrero, 2018, luego reproducido en Educación Futura), en el cual describe un estudio sobre las dificultades de los estudiantes de Primaria para resolver planteamientos o contestar preguntas simples (de Lectura y Aritmética); así mismo, en su texto Heredia aborda la necesidad de revalorar y discutir un tema esencial de políticas educativas públicas: "cómo asegurar que las escuelas mexicanas les ofrezcan capacidades habilitantes mínimas a todos los estudiantes del país." (Se refiere a cómo garantizar el dominio de los aprendizajes básicos en Lectura y Matemáticas, en el sentido de aprender "habilidades clave" o "key skills" que permiten, después, resolver situaciones más complejas)
En una parte de su exposición, la Dra. Heredia afirma lo siguiente: "Resulta, sin embargo, de elemental honradez y sentido común reconocer que sin habilidades de comprensión lectora y aritmética mínimas no habrá progreso educativo posible. No lo habrá, pues una proporción excesivamente alta del estudiantado y de la población toda carece de los saberes y destrezas indispensables para poder aprender cosas progresivamente más complejas. En esas condiciones, promesas educativas muy ambiciosas se parecen a ofrecerle a alguien que no sabe caminar la posibilidad de ganar una competencia de salto de altura."
El estudio de los estilos, métodos, técnicas y procedimientos de aprendizaje, es una de las cuestiones sobre las que se ha debatido ampliamente durante los últimos tiempos, en los círculos académicos y de la investigación educativa en México y en el mundo. En las últimas dos décadas, en particular, diferentes autores se han expresado así en diversas publicaciones de corte psicopedagógico, donde se ha compartido la tesis de que los niños, niñas y jóvenes son inteligentes y capaces de aprender, sin embargo, no resuelven situaciones sencillas en un examen escolar debido, sobre todo, a la elección y los usos "deficientes" que éstos hacen de los métodos, técnicas o procedimientos para resolver dichos planteamientos y para usar creativamente la información.
De tal manera es grave el problema del uso de los métodos o procedimientos para resolver planteamientos (saber cómo) en los alumnos de la Educación Básica pública (y no en pocos casos en la escuela privada), más allá de las dificultades que tienen para dominar los contenidos educativos, que se podría establecer prácticamente como una causa, en correlación directa, de los descalabros que arrojan las evaluaciones de los aprendizajes escolares (nacionales e internacionales: ENLACE, EXCALE, PLANEA, PISA). Pero es "una" causa, no "la" causa del "fracaso educativo" que la evaluación educativa ha mostrado en nuestro país durante los últimos años.
Aun cuando los modelos curriculares reconocen que el dominio de los contenidos es tan importante como el dominio de los métodos (aprendizajes básicos o habilidades clave, habilidades "llave"), los resultados, en términos de aprendizajes escolares, muestran que esa conexión no se ha dado en las aulas. En este sentido, pienso que los docentes deben reconocer que, en muchos procesos curriculares y extracurriculares, los conceptos no pueden divorciarse de los métodos. Me explico: Los maestros y las maestras saben que una cosa es, por ejemplo, comprender el concepto de "igualdad" en Aritmética, y otra cosa diferente es "saber cómo" (como procedimiento) despejar una "ecuación", que al final de cuentas significa procesar "cognitivamente" una "igualdad"; pero sobre todo saben que ambos ámbitos de comprensión y razonamiento de conceptos y manejo de procedimientos, están orgánicamente vinculados.
En esa misma lógica: ¿Por qué los estudiantes de Educación Secundaria y de Media Superior no son capaces de organizar argumentos e identificar significados en torno a un texto? ¿Por qué la mayoría presentan dificultades para comprender y seguir procedimientos, del tipo paso a paso, para resolver planteamientos sencillos de suma o resta de fracciones? ¿Por qué hay dificultades para transferir dichas "habilidades llave" de una situación de aprendizaje abordada en la escuela a otra que se da en un contexto real fuera de ella?
Las causas de estos desequilibrios en la comprensión de conceptos (saber qué) y en el uso de métodos o procedimientos (saber cómo), son diversas y están presentes en diferentes etapas de los procesos de enseñanza y aprendizaje: Desde las condiciones específicas, cognitivas y emocionales de los estudiantes hasta las inconsistencias en las estrategias y en la no creación de ambientes adecuados para desarrollar los aprendizajes, por parte de los docentes y los directivos. Y subrayo: Sin duda, estos desequilibrios pasan por la responsabilidad de los directivos escolares o equipos de gestión educativa, al desestimar las tareas de capacitación y actualización pertinentes y oportunas que requieren los docentes. Y pasan también por la responsabilidad de funcionarios educativos de los niveles medio y alto (federales y estatales), como tomadores de decisiones en el ámbito administrativo y de las políticas públicas: Eso tiene que ver con los procedimientos específicos para asignar o no docentes a las escuelas, y en los procedimientos burocráticos que afectan el trabajo académico cotidiano; con el descuido y abandono de las condiciones físicas de las escuelas; o con la indiferencia a los asuntos que tienen que ver con el clima escolar. A nivel de políticas públicas, con la marginación de las instituciones formadoras de docentes o la inexistencia de programas serios para la profesionalización de directivos escolares; y pasa también por el descuido en el diseño, edición, publicación y distribución de los libros de texto de la SEP, entre otros problemas.
Las dificultades que presentan los estudiantes para comprender conceptos y para usar métodos adecuados y "eficientes" en la escuela para resolver planteamientos simples, es entonces un asunto que supera por mucho el ámbito de responsabilidad individual o única, exclusiva, de los alumnos; más bien, y por el contrario, es un proceso estructural e institucional (no solamente cultural ni responsabilidad única de los docentes) en donde se ven involucrados distintos tramos de decisión burocráticos, actores educativos y diferentes niveles de responsabilidades en lo educativo, lo social y lo político.
El debate en torno a las diferentes responsabilidades de los resultados desastrosos en la educación pública en México, en términos de aprendizajes escolares (lo que para algunos autores es un "fracaso escolar"), sobre el que, por cierto, se ha discutido tanto en los medios de comunicación y en los círculos pedagógicos y de la educación en general, es una cuestión que nos lleva a pensar y repensar qué entendemos por el "derecho pleno" a la educación para los ciudadanos y sus familias. Y dicho debate se extiende hasta los ámbitos que tienen que ver con la elección de un proyecto u otro de nación, y con la selección de uno u otro proyecto educativo nacional... de ahí la importancia de recuperar este tipo de reflexiones específicas sobre "lo educativo" o "lo pedagógico", en un nivel de análisis que toca fibras finas, y que de pronto se pierde por tomar en cuenta sólo los asuntos macro económicos y sociales de la educación (como el monto del gasto público del Gobierno Federal, las desigualdades sociales, los factores políticos de carácter nacional o estatal, etc.).
Con respecto a este matiz entre lo macro y micro social, considero finalmente que, como bien lo ha dicho el especialista canadiense, Michael Fullan: "Descuidar la fenomenología del cambio, es decir, cómo la gente experimenta el cambio de manera diferente a cómo ha sido planificado, está en el corazón del espectacular fracaso de la mayoría de las reformas sociales" (Fullan, 1991). Por lo tanto, para comprender la dinámica fenomenológica de la educación pública y de sus respectivos intentos de reforma, no sólo hay que mirar hacia el exterior o a los procesos "más lejanos" de la escuela, sino que hay que girar también la vista al interior del sistema educativo, hacia dentro de las localidades escolares, las zonas en que se agrupa a los centros educativos y hacia la escuela misma, es decir, hacia su estructura y sus actores, y observar la dinámica, contradictoria o no, que tiene lugar en los distintos niveles en la toma de decisiones.
Política de Estado (como "Politics"), Políticas Públicas (como "Policy") y Educación
La contienda política que se llevó a cabo este año 2018 para ocupar puestos de elección popular en los congresos federal y locales, así como en los gobiernos federal, estatales y municipales en México, abre la oportunidad de debatir y realizar un primer análisis breve sobre los aspectos positivos y negativos de la Reforma Educativa emprendida durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Los puntos positivos de la Reforma Educativa
Considero que esta reforma logró el consenso de la clase política dominante o hegemónica en México (PRI, PAN, PRD), para ubicarla y posicionarla como una reforma estructural, necesaria para el país; estableció un marco jurídico renovado, a nivel constitucional y en leyes secundarias para crear el Servicio Profesional Docente (SPD) y dotar de autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Además, se integraron equipos de trabajo de niveles académicos aceptables para diseñar los nuevos Plan y Programas de Estudio de la Educación Básica y Media Superior. Se definió, al final del sexenio, un modelo pedagógico, una ruta de aplicación y un código sobre los fines de la educación. Se identificaron miles de plazas docentes no ejercidas en actividades educativas, sino de índole administrativo o políticos sindicales, que posteriormente se reorientaron. Y a partir de estos cambios legales, se sometieron a concurso las nuevas plazas vacantes para ocupar cargos como docentes y directivos, desde 2013 y 2014.
Los puntos negativos de la Reforma Educativa
Para "imponer" la Reforma, primero se lograron acuerdos con las cúpulas políticas y empresariales, y después se dio a conocer esta iniciativa a los maestros; en consecuencia, no se logró el consenso con los profesionales de la educación de todo el país. Durante los primeros tres años, la SEP optó por la confrontación y el menor diálogo posible con los sectores magisteriales que se opusieron a "los hechos consumados".
La Reforma parte de una lógica basada en el "mérito" sólo aplicable para los trabajadores de base, pero no para los funcionarios, federales ni estatales, del ramo educativo. En su etapa inicial, se establecieron los aspectos jurídicos, legales y administrativos de la Reforma, y después se diseñaron los dispositivos de orden pedagógico. Aunque hubo consultas públicas en 2014 y 2016, en esas condiciones de "imposición", muchos maestros "sintieron" que les dieron "atole con el dedo". Hubo, y hoy todavía hay, sectores magisteriales y de académicos que se resistieron o se resisten a aceptar la Reforma. También hubo inconsistencias graves en los sistemas de evaluación de ingreso, promoción y permanencia de los docentes al SPD.
Por otra parte, considero que la Reforma, desde 2015, opera con una fórmula contradictoria: Centraliza la nómina magisterial, pero deja en la indefensión a las entidades federativas, al violentar los términos pactados entre el gobierno federal y los gobiernos estatales, en 1992, acerca de la descentralización administrativa. Finalmente, los resultados positivos de la Reforma, en términos de aprendizajes escolares, podrán evaluarse y reflejarse no antes de diez años.
Una vez planteado lo anterior, cabe preguntar: ¿Qué implicaciones tiene el derrotero de la Reforma Educativa en términos de la estabilidad política y la gobernabilidad del país? El politólogo italiano Giovanni Sartori consideraba, inspirado en los clásicos griegos, que la Política (Politics) es un "campo de equilibrios"; y planteaba de manera más precisa que "los sistemas políticos se configuran en su totalidad como sistemas de equilibrios", pero dicho campo (o modelo) no es análogo a lo que se observa en una simple balanza, sino que es un complejo sistema de relaciones donde se tensan diferentes tipos de fuerzas para conservar, transformar o incluso destruir a los sistemas políticos. (Sartori, G. 2002. La Política. Lógica y método en las ciencias sociales. F.C.E., p. 162-163)
Los problemas de la política se traducen, por lo tanto, en campos específicos de conflicto y, en consecuencia, de tensión-distensión, en los cuales las adhesiones de las distintas fuerzas se relacionan de manera dinámica "merced a un variado y cambiable juego de "pesos" y "contrapesos", de presiones y contrapresiones..." (G. Sartori, obra citada).
Los temas específicos y la puesta en operación de la política, se refieren a los asuntos del accionar del gobierno y de la sociedad en subcampos que se concretan en áreas como la salud pública, la educación, el empleo, la vivienda, la productividad, las políticas fiscales, de los medios de comunicación, la cultura, los derechos humanos, la seguridad pública, etc.
Lo anterior sirve como marco de interpretación para comprender, en parte, los mecanismos políticos puestos en práctica durante la actual Reforma Educativa, ya que, aparte de entender por qué se podrían producir cambios educativos relevantes (razón de ser de cualquier reforma en este ámbito), el esquema de Sartori proporciona una idea clara sobre los subcampos de tensión y distensión que se presentan en el contexto de la política, por parte de los distintos sectores, instituciones, grupos o representaciones sociales que juegan papeles protagónicos (especialmente, en este caso, el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Educación Pública y la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, así como la disidencia, entre otros), en torno esta Reforma.
Sin duda, esta reflexión relativa a la Reforma Educativa (2012-2018), no podría comprenderse sin considerar la lucha por el poder público y por el dominio hegemónico de las instituciones del Estado en que se encuentra México, dentro de la cual se incluye la lucha por la titularidad en los tres niveles de gobierno, así como en las posiciones clave de los poderes de la Unión.
Ahora bien, si además de lo planteado por Sartori, se incorpora la idea de que la política comprende la praxis del pensar y del quehacer públicos en beneficio de la sociedad, con acciones realizadas en el presente, pero con visión de futuro, (basados en un código de valores éticos, históricos, ideológicos, jurídicos, etc.), podemos decir que aquí entran al escenario los partidos políticos, sus programas o proyectos de gobierno, y sus candidatos, (o los ciudadanos que ejercen sus derechos políticos como participantes independientes, sin partido), debido a que toda actividad política, como sistema de equilibrios, es necesidad y sustancia de la vida pública de la sociedad.
Cuando uno de los candidatos a la presidencia del país, específicamente Andrés Manuel López Obrador, lanza en precampaña el compromiso de derogar o cancelar la Reforma Educativa de la actual administración federal, seguramente parte de una base o de una evaluación acerca de los puntos positivos y negativos que ofrece a la sociedad dicha "Reforma estructural" del gobierno de Enrique Peña Nieto. Podemos o no estar de acuerdo, por lo tanto, con el planteamiento de la derogación, (o si se quiere, en un lenguaje más moderado, de la adaptación de los términos de la Reforma), sin embargo, lo cierto es que detrás de las palabras y las acciones, el discurso opositor de AMLO se da en un contexto de lucha por el poder político, en el cual es imposible no pensar en el sistema de equilibrios al que hace alusión Sartori.
Pienso, en conclusión, que es difícil que haya un esquema del tipo "todo o nada" en el ejercicio del gobierno y menos aún en el marco jurídico en el cual opera la función pública. Lo que hay o debe darse en el futuro cercano, en todo caso, con respecto a la Reforma Educativa, son nuevos consensos y tomas de posiciones que incorporen al magisterio (dirigencias nacionales y estatales, así como la base de trabajadores de la educación), y buscar acuerdos renovados con sectores amplios y representativos de la sociedad, incluyendo a la clase política y empresarial, a los medios de comunicación, las iglesias, los intelectuales, a los padres y madres de familia, a los estudiantes mismos, a los diferentes sectores académicos y demás grupos implicados en esta trascendente Reforma.
Eso significa que, para modificar los términos de la Reforma Educativa actual, cualquier oposición deberá convocar y tejer, finamente, las negociaciones políticas pertinentes para alcanzar nuevos consensos y acuerdos acerca de lo que la sociedad mexicana necesita y requiere a efecto de ejercer plenamente, con aprendizajes significativos y criterios de equidad, el derecho a la educación.
*Fragmento del prólogo del libro: "Cambio Educativo y Políticas Públicas en México", del mismo autor y de próxima publicación. Edición de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro (2018).