Las decisiones del gobierno de Andrés López Obrador, en materia de política económica han sido duramente criticados por muchos analistas financieros, líderes de opinión y políticos de oposición, alegando que estas acciones del presidente han provocado reacciones negativas en los mercados, lo que podría afectar severamente el desarrollo del país.
Los expertos que critican las políticas del jefe del ejecutivo, en materia económica son en una gran mayoría, simpatizantes de modelos liberales de mercado, y piensan que cambiar el rumbo que se estaba llevando en México desde hace más de 30 años es riesgoso y “sé están mandando malas señales a los inversionistas nacionales e internacionales”, lo que está afectando, los mercados sobre todo el cambiario, financieros y laborables lo que impactarían negativamente a la población en general.
Lo que en mi opinión olvidan estos especialistas, cuando hablan del supuesto desprecio a la política neo-liberal por parte del actual gobierno federal, es que no toman en cuenta que la mayoría de los mercados en el país presentan características oligopólicas, que pueden provocar distorsiones a los consumidores.
Las características de los mercados oligopólicas son la existencia simultánea de barreras a la entrada y de competencia entre pocos. Cuando el número de participantes en un mercado es reducido, unas pocas empresas pueden influir en variables clave como el precio, la calidad del producto, las estrategias de los competidores e incluso en la estructura del mercado.
En México casi todos los sectores económicos están dominados por muy pocas empresas privadas y en algunos casos existen monopolios y duopolios es decir una sola compañía o dos dominan toda una industria, lo que provoca que haya muy poca competencia, por lo tanto, una limitada oferta al consumidor y tienen tanta fuerza estos consorcios, que influyen en la política económica del gobierno, donde generalmente se ven favorecidos sus intereses.
Hay muchos sectores productivos del país que están dominados por monopolios, duopolios y oligopolios, que causan distorsiones al mercado y perjudican al consumidor, ejemplo de estos son la telefonía fija que está dominada por Telmex de Carlos Slim, el mercado del pan de caja que es monopolizado por Bimbo; el mercado refresquero está controlado por dos grandes corporativos Coca-Cola y Grupo Pepsico, el de la harina de maíz dominada por Gruma y Minsa y un sin número más de industrias y servicios como son la minería, cementero, agua embotellada, lechera, distribución de gas LP, bancario, televisiva, entre otros.
La película Roma de Alfonso Cuarón ha puesto al descubierto la forma de manipulación del mercado del duopolio de las salas cinematográficas, Cinemex de la familia Ramírez y Cinépolis de Germán Larrea, cuando la empresa productora del filme del director mexicano, Netflix puso a disposición de las exhibidoras la cinta, siendo la contestación de una de ellas que declinaba por no adecuarse a su modelo de negocio que exige exclusividad, y la otra empresa ni siquiera contestó al ofrecimiento, por lo que muchos consumidores, se quedaron con las ganas de ver esta joya de la cinematografía en pantalla grande.
El proceso de globalización desarrollado en las últimas décadas en México ha integrado los mecanismos de consumo impulsando la producción masiva para el consumo masivo, el mayor ingreso de productos y servicios al mercado, una feroz competencia por vender incitando al crédito y al endeudamiento con información insuficiente y publicidad cada vez más agresiva y perturbando así la espontaneidad de elección, la libertad y racionalidad de la decisión de los consumidores, que pone en crisis la vigencia de los imperativos de transparencia, equidad, calidad y seguridad del mercado.
La propuesta que presentó el gobierno del presidente López Obrador del proyecto de Ley de ingresos, el Presupuesto de Egresos y los Criterios de Política Económica, parece ser una apuesta a fortalecer el mercado interno e incentivar el consumo nacional.
El consumo privado en el mercado interior es una de las piezas clave de la economía nacional, ya que aporta dos tercios del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que será esencial que el nuevo gobierno pueda mover eficientemente los recursos presupuestarios que tiene a su disposición para impulsarlo.
El presupuesto que se presentó ante el pleno del congreso para su discusión es equilibrado ya que atienden tanto a promesas de campaña que buscan un giro social, en un país con 50 millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza como a los mercados financieros, que están muy sensibles tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
El plan de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador para fortalecer el mercado interno, aumentar el consumo y el empleo, así como la de hacer crecer la oferta nacional a través del presupuesto de egresos, es la de incluir, 6,000 millones de pesos para comenzar la construcción del Tren Maya, la mayor apuesta en infraestructura. Además, se plantea una partida presupuestal de 44,300 millones de pesos para entregar becas a jóvenes sin empleo para que se capaciten en empresas privadas y puedan acceder al mercado laboral y 100,000 millones de pesos para la pensión universal de adultos mayores de 68 años. También serán garantizados recursos para la reconstrucción pendiente tras el terremoto de 2017 y la construcción de caminos en estados como Oaxaca y Veracruz.
El nuevo Gobierno apuesta también a recuperar la producción petrolera por lo que uno de sus objetivos será la de producir 1,8 millones de barriles diarios —actualmente es de 1,7 millones—, en los próximos 12 meses, por lo que ha lanzado también el Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos. La petrolera estatal tendrá un aumento en su presupuesto del 14 por ciento, mientras que el organismo encargado de supervisar los contratos privados generados tras la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto, la Comisión Nacional de Hidrocarburos, ha sufrido un recorte del 30 por ciento.
La actual administración tiene asignado partidas presupuestales para reparar, mejorar y modernizar las seis refinerías en el país y construir la nueva refinería de Dos Bocas, en Paraíso Tabasco, con lo que se pretende aumentar la oferta nacional de productos refinados del petróleo y disminuir la importación de gasolinas, diésel, gas LP, fertilizantes y otros productos derivados del petróleo, así contribuir al fortalecimiento del mercado interno.
El gobierno federal dará inicio al programa Sembrando Vida, un programa que busca sembrar un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables e incluir cultivos de ciclo corto, en el sureste del país, con lo que se pretende crear 400 mil empleos permanentes.
El funcionamiento de este programa se basa en que el gobierno federal aportará las plantas y los recursos para sembrarlas. Cada productor, comunero y ejidatario que se integre a este proyecto cultivará 2.5 hectáreas, por lo que recibirán un jornal de 5,000 pesos mensuales.
El Presupuesto de Egresos 2019 también presenta varias dudas como la disminución de recursos para la agricultura, cultura, investigación científica y tecnológica, así como para UNAM, IPN y otros institutos autónomos.
La apuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fortalecer el mercado interno, aumentar la oferta nacional y el empleo, se enfrenta a los intereses de los grupos oligopólicos que tienen dominada la economía nacional.
En conclusión, los monopolios y oligopolios afectan al consumidor, no solo en el poder adquisitivo, sino también moralmente al no poder adquirir ese bien o servicio que eligen, generando esa frustración. Las estructuras oligopólicas frenan el crecimiento económico de este país, el mercado mexicano sigue estando en no más de 10 Grupos constituidos legalmente esto les permite frenar el desarrollo de los mercados locales, afectan la estabilidad social y económica al establecer precios altos , la materia prima y suministros comprados de manera masiva y merman la producción y bajan la calidad en productos y servicios esto lo observamos a nivel consumidor pero, también existen afectaciones para los productores del sector primario que no tienen alternativa al momento de vender sus productos, las cosechas se venden al precio que fija el gran comprador sin ser este el valor justo, ocasionando una baja de calidad en los mismos y por último estos consorcios que dominan los mercados, presionan para que imponer las políticas económicas más convenientes para sus intereses a los gobierno federal y locales.