Lo cierto es que las vías de peaje deberían de ser, por la cuota que paga el usuario, las más seguras, pero en México no es así, y lo que nos venden como modernas autopistas muchas veces parecen llanos caminos reales.
La muestra la dan los infames 70 kilómetros de la autopista Monterrey-Saltillo, que este fin de año que pasó demostró de qué está hecha.
Es cierto, los operadores de esa vía no pueden controlar el clima ni la imprudencia de algún conductor, pero lo que ocurrió después del lamentable percance en el que participaron 49 vehículos, y que arrojó una persona muerta y 16 lesionados, sí es responsabilidad de los operadores de esa vía.
Cincuenta personas más o menos, quedaron varados y a su suerte y tuvieron que pasar la noche de año viejo alrededor de una fogata, en vez de haber sido evacuados de la zona.
Para los que no conocen la región, la autopista fue construida en un punto de alta montaña, por lo que ahí le encargo la bajada de temperaturas, más la lluvia, más el susto…
Está bien, la autopista Monterrey-Saltillo, pese a los 88 pesos de cuota, ha funcionado para aliviar el tráfico de la carretera libre.
¿Pero por ese precio no podrían tener protocolos ante un percance tan grande como este?
Dicho sea de paso, que los que sí se la partieron y dieron un gran servicio, fueron los elementos de Protección Civil del municipio de Santa Catarina, bajo el mando de Gilberto Almaguer.
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