Quienes defienden la candidatura de Ricardo Anaya, se muestran entre sorprendidos e indignados por el uso faccioso de la PGR. No hay ninguna duda de que hay una campaña de desprestigio y que se usa de manera facciosa a la PGR para golpear al candidato panista a la presidencia. Me parece que Ricardo Anaya está recibiendo el trato de opositor que él presumía ser. No hay ninguna novedad en el uso faccioso de las instituciones para perseguir a disidentes u opositores. Anaya ha sido durante todo el sexenio, aliado del desgobierno criminal de Enrique Peña Nieto. Validó todos los acuerdos del pacto por México y votó en favor (en su paso por la Cámara de Diputados Federal) de todas las reformas contrarias al pueblo que el actual desgobierno criminal impuso al país. Más aún, fue coordinador de la fracción panista que acompañó todas esas reformas contrarias al pueblo y tuvo uso de tribunas privilegiadas fuera de la Cámara, para defender y elogiar dichas reformas. Fue tan lejos en sus elogios, que incluso llenó de reconocimientos al actual candidato del PRI a la presidencia y entonces Secretario de Hacienda, José Antonio Meade.
Pero a partir de que se abrió la disputa por el segundo lugar en el camino a la presidencia de la República, la lucha entre Anaya y Meade ha sido despiadada. Y sin embargo, lejos están de acercarse a las campañas de odio y denuesto que durante décadas ha sufrido y sigue sufriendo López Obrador. Los defensores de Anaya, han llegado al extremo de equiparar la actual ofensiva contra su candidato con el desafuero vivido por López Obrador en 2005. Se les olvida que en 2005, no fue solo la PGR, sino el Poder Ejecutivo que detentaba Vicente Fox y de manera oficiosa, su esposa Marta Sahagún; el Poder Legislativo materializado en una alianza del PRI y del PAN; los medios de comunicación y todo el aparato del Estado mexicano, los que se utilizaron por el gobierno panista para sacar del camino a López Obrador de la carrera presidencial en el 2006.
También se les olvida que el cargo enderezado contra López Obrador era una patraña. A Anaya se le ha acusado en diversas ocasiones de actos de corrupción. Su meteórica carrera política y los cargos que ha tenido, no justifican la fortuna personal que posee. Anaya tampoco prueba que esa fortuna le hubiese llegado por herencia alguna o a través de los negocios, en sus declaraciones patrimoniales durante sus períodos al frente de responsabilidades públicas. Hoy se le suma a los señalamientos de corrupción, una denuncia formal por lavado de dinero.
No pretendo analizar las acusaciones contra Anaya, ello corresponde a las facciosas instituciones de la República. La reflexión que pretendo compartir es obvia: no puedes ser opositor si te has inmiscuido en actos de corrupción. Anaya no fue molestado mientras fue aliado del desgobierno criminal de Peña. Hoy que intenta una tibia oposición electoral, está siendo destrozado. Es infame el uso de las instituciones de la República para venganzas políticas y para persecuciones. Lo han hecho gobiernos del PRI y gobiernos del PAN indistintamente, incluido el gobierno usurpador de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa.
Ricardo Anaya merece ser escuchado en su defensa y ser juzgado con imparcialidad. Eso no sucederá, sólo se busca debilitar su ya de por sí frágil fuerza electoral. Por otra parte, muchos de los que hoy se muestran indignados por la campaña contra Anaya, han aplaudido de pie todas las campañas miserables, mentirosas, infames y canallas que se han realizado contra López Obrador. Son de una doble moral y de una hipocresía francamente lamentables. Podríamos repetirles ese refrán machista, del sur del estado de México, que reza: "A puñaladas iguales, llorar es cobardía", pero sería convalidar el oprobio de las instituciones corrompidas y decrépitas que nosotros combatimos. Por ello reitero, Ricardo Anaya debe ser escuchado en su defensa y los medios deben reproducir lo que a su derecho convenga difundir.
Finalmente, y en algo que pareciera ser otro tema y en realidad no lo es, ¿alguien sabrá si Vargas Llosa apoya al corrupto y traidor al pueblo de Meade o al corrupto y traidor al pueblo de Anaya, para la presidencia de México?
"Él pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz".
Gerardo Fernández Noroña.
México D.F. a 1 de marzo de 2018.