Nuestra mirada es una de nuestras herramientas más poderosas para expresar un lenguaje no verbal; puede comunicar más que mil palabras, al grado de delatarnos o incluso predecir algunas conductas. Con sólo una mirada sabemos si le alguien está interesado o interesada en nosotros, si estamos convenciendo a nuestros interlocutores, o si por el contrario los estamos poniendo inseguros o enojados. Siempre que hablamos en público, sabemos si el panorama es halagüeño o sombrío viendo a los ojos a la audiencia. En una partida de póker o ajedrez, es útil observar el grado de dilatación de las pupilas o el levantamiento de las cejas de los otros en la mesa.
Prenda para la mirada, siempre se ha creído que los lentes oscuros fueron realizados especialmente para protegernos de los rayos del sol y de ahí su nombre de "lentes de sol”. Esto es totalmente falso ya que en el siglo antepasado el objetivo de ahumar los lentes era el de hacer una corrección a la vista, y en el siglo XVIII, en las cortes de la antigua China, los jueces usaban lentes ahumados para que el lenguaje de su mirada no delatara su veredicto final. Esto creaba cierta atmósfera de tensión pero también de imparcialidad en los momentos clave del proceso.
Los lentes oscuros forman parte de nuestros accesorios a la hora de vestirnos, algunas personas sólo lo utilizan a la luz del día, en las horas en que el sol está más radiante, o como un complemento meramente relacionado a lugares de playa. Pero seamos sinceros, ¿quién no los ha utilizado con la ilusión de verse más atractivo?
Se nos ha hecho costumbre ver a los lentes oscuros como algo sumamente vanidoso ya que dicen que con ellos todos se ven mucho mejor en las fotografías; en décadas pasadas quienes asistían a los funerales con lentes oscuros eran sujetos a críticas y murmuraciones puesto que había gente que argumentaba que detrás de los lentes oscuros se escondía la hipocresía, como si el no ponérselos y ver a una persona bañada en lágrimas hablara más de su dolor (absurdo pero cierto, eso se dice a veces); también pueden ocultar una mirada cansada ,desvelo o incluso la ausencia de maquillaje .
Pero, ¿qué pasa cuando tan estigmatizado objeto pasa a ser una pieza clave e inherente a nuestro estilo y a nuestra personalidad?
La respuesta es más sencilla de lo que parece, y se reduce a darles la utilidad que uno requiera. Por ejemplo, a veces los lentes oscuros pueden ser utilizados para poner un límite de comunicación. Hay lugares (incluyendo lugares cerrados como un transporte público, un restaurante, una plaza comercial) a los que se va con un objetivo específico, y por las prisas no se puede mantener comunicación con nadie, desde vendedores o promotores de productos hasta conocidos superficiales (y es totalmente válido); este elemento nos puede salvar y ahorrar penosos encuentros con gente a la que no podemos dar la atención que se merece, porque cortar una conversación o evitarla, sí nos puede hacer parecer groseros. Lo cierto es que, aunque para algunos sean parte de nuestra personalidad, sí es recomendable retirarlos si es que estamos tratando un asunto verdaderamente importante y queremos que nuestra conversación sea más elocuente. Salvo que seas Michael Jordan, pero si estás leyendo esto, la probabilidad es que no lo seas.
Los estilos: madera, plástico, vidrio, acero y titanio, por citar algunos de los materiales con los que están elaborados los lentes oscuros, variados diseños adaptables para cada tipo de rostro y necesidad. Lo que recomiendo para hacer una buena elección es ver si realmente van de acuerdo a nuestra personalidad y a nuestro rostro, que los cristales cubran todo el contorno hasta la ceja, y las varillas no se perciban mucho al costado del rostro y, lo más importante, que las plaquetas nasales no sean demasiado ajustadas. Recordemos, los accesorios sólo acentúan nuestras cualidades reales, no pueden crearlas donde no hay nada.
Ahora ya lo saben, los lentes oscuros los podemos llevar, de día, en la tarde (nada recomendable en la noche) pero sí en lugares cerrados, estando más conscientes del por qué los utilizamos, también se pueden llevar como en los taciturnos días nublados y fríos inviernos. Lo importante, más que los accesorios, es la actitud. Si alguien es un patán y usa gafas obscuras, será un patán de gafas obscuras. Si somos amables y educados, los lentes no nos quitarán ni un gramo de afabilidad.
Para algunos un elemento veleidoso, para otros un complemento que los hace más llamativos y atractivos; para otros parte de su estilo, y para otros un elemento utilizado por su poca aceptación y baja autoestima, y el cual denota inseguridad, pero sin lugar a dudas cada quien tiene una permisiva libertad de darles un significado valorativo y la utilidad que cada quien requiera.
Quizá aún no se haya revelado el misterio y continúe el inquietante magnetismo de tan mencionado elemento, ahora ya, objeto del deseo ,quizá todavía queden historias por contar y sentimientos que ocultar ,quizá aún queda mucho que "pensar "de lo que hay detrás de" la moda" de los lentes oscuros .