Ayer el Diario Reforma publicó en primera plana la ventaja que el ?independiente? Jaime Rodríguez tiene sobre sus adversarios en la contienda por la gubernatura del estado de Nuevo León. Allá en el norte está sucediendo un fenómeno bastante interesante que merece toda la atención, estamos ante un escenario inédito.
El éxito que ?El Bronco? ha logrado hasta esta etapa, no se debe únicamente a sus cualidades, personalidad y discurso, su candidatura se inserta en un lugar y momento idóneo, el hartazgo y la aversión por los partidos políticos permea en la mayoría de la población, por una o por otra razón las personas ya no encuentran incentivos suficientes para acudir a las urnas, tampoco ven diferencia alguna entre unos y otros, para ellos; todos son iguales. Esta generalización, ganada a pulso y en algunos casos excesiva, se está convirtiendo en un lastre, pareciera que todo lo que esté ligado a la política, está putrefacto.
Al menos, parece que ese es el mensaje que nos envían los habitantes de Nuevo León, quienes están premiando el hecho de que ?El Bronco? se haya desmarcado de la partidocracia, aunque aún falta mucho para el día de la elección y el resultado podría incluso no favorecerle, su participación está sentando un precedente en la historia electoral del país, al desafiar y poner en jaque al sistema de partidos, algo que hasta hace algunos meses parecía un imposible.
Le hace bien a nuestra incipiente democracia un estímulo de esta magnitud, obliga a las agrupaciones políticas a reflexionar sobre el rol que están desempeñando en la sociedad y sobre los agravios que han cometido, además les advierte que los ciudadanos dejaron de ver al caballo para centrarse en el jinete, en un entorno con este tipo de condiciones deben postular a sus mejores mujeres y hombres de lo contrario corren el riesgo de quedar marginados. Se abren nuevos horizontes y posibilidades, la semilla ha sido sembrada, se esperan réplicas en otros estados, los primeros pasos para acabar con la partidocracia ya han sido dados.