Rumbo al 6 de junio
Comenzaron oficialmente las campañas de los aspirantes a ser favorecidos con el voto el próximo 6 de junio. El arranque se da en un ambiente de abierta confrontación de Morena contra el Instituto Nacional Electoral (INE), así como procesos judiciales en los que, en un espíritu democrático y legal, debe imponerse el respeto a la normatividad bajo la máxima de que nadie está por encima de la Ley.
Si pudiera advertirse un panorama “complicado”, la palabra no debería ni que aplicarse toda vez que la reglamentación en los procesos electorales son claros y llanos, donde la laxitud no deja margen de error ni de duda.
Grave sería que el sistema electoral mexicano cediera a la presión política, mediática y sectaria que busca poner de candidatos por Morena al multi cuestionado Felix Salgado Macedonio en Guerrero, o al centista Raúl Morón Orozco en Michoacán, ambos a la gubernatura.
Gravísimo sería el mensaje de facto y las implicaciones para la vida democrática de un país que en los últimos 20 años avanzó como nunca antes en el respeto y defensa del voto, tan así que se dio la alternancia histórica del PAN después de 75 años en que el PRI se mantuvo en el poder... tan así que hoy gobierna Morena.
No se puede descalificar a un sistema electoral sólido y consolidado a través de décadas, cuando fue el mismo Morena el que, basado en la democracia, dio paso a la alternancia en México una vez más.
Sería algo cantinflesco como: "si gano me sirves, pero si no me sirves, no sirves”. Y así no funciona.
Las instituciones autónomas dan soporte y contrapeso al ecosistema de la vida pública. Su descalificación, nulificación o eliminación atenta contra los avances en el desarrollo del sistema democrático. Ojalá no sea hoy el inicio de una era donde el autoritarismo reine por sobre todas las cosas.