Y es que sólo se me ocurre pedirte disculpas. Disculpas que no bastan, disculpas que quizá sobran. Disculpas que no te traen de regreso y disculpas que no evitan que pronto otra corra con tu misma suerte. Disculpas que no expían y que tampoco salvan. Te pido perdón por el machismo, la ceguera, la indiferencia y la barbarie del país en el que te tocó nacer y te sentenció por el simple hecho de ser mujer. Te pido perdón por el México que hoy te llora y en tu nombre marcha. Te pido perdón porque mañana te olvidará.

Te pido perdón porque aunque tu muerte es sólo culpa de uno, es responsabilidad de todos. Discúlpame por no haberme hartado, asqueado y horrorizado más ante otros tantos casos como el tuyo. Perdón por haber leído tu historia 30 mil veces en los últimos 17 años y haberme acostumbrado. Perdón por ser parte de una sociedad que habla mucho, actúa poco y resuelve nada.

Discúlpanos por no reconocer al violador, acosador, exhibicionista, predador y homicida. Peor aún, perdónanos por ser su amigo, su madre, su empleador, su hijo, su esposa o su padre y no denunciarlo. Discúlpanos por permitir que nuestras casas y calles estén infestadas de estos animales. Perdón por esos hombres, esos hombres mexicanos que te obligaron a vivir con miedo y temor. Discúlpanos por lo insegura que te sentiste en la colonia, escuela o transporte toda tu vida, hasta el momento de tu muerte.

Perdón por quienes te estereotiparon de puta, libertina o te tacharon de distraída o descuidada. Discúlpame por ser parte de un entorno en el que la muerte de una mujer se atribuye a alguna de sus conductas o acciones. Discúlpanos por tener muchas veces movimientos feministas inconexos, desarticulados, coyunturales y excluyentes. Perdónanos por seguir permitiendo que diariamente cinco mujeres en México sean asesinadas. Discúlpanos porque sólo el 19 por ciento de esos crímenes son tipificados como feminicidios. Perdónanos a nosotros, por ser esos pendejos indulgentes.

Me gustaría que supieras que muchos hombres mexicanos también estamos hasta la madre de la violencia de género. Nos repugna, indigna y estremece que a nuestras mamás, hermanas, amigas, conocidas o colegas las desaparezcan, violen, golpeen o asesinen sólo por ser mujeres. Nos repugna ser parte de una sociedad que se preocupa más por prohibir la tauromaquia y los matrimonios igualitarios que por desterrar la desigualdad social, laboral o económica  y la violencia que sufren las mujeres en México. 

Y aunque no me lo creas, también estamos hartos de la idiosincrasia y educación machista que se fomenta en los hogares mexicanos que, implícita o explícitamente, promueven una distorsionada superioridad masculina y que ha sido el catalizador para propagar la minimización de la mujer y en muchos casos, el nulo respeto a su integridad y vida. Para remediar este lacerante asunto hay que reconocerlo: todas las violaciones o feminicidios son cometidos por hombres. Ahí está la esencia del problema.

Ojalá hubieras vivido en un país en el cual la intransigencia e incompetencia de la clase política y autoridades no hubiera sido un factor determinante para lo horrendo que te sucedió. Quisiera que tus derechos e integridad hubieran estado salvaguardados por políticas públicas y legislaciones que verdaderamente te hubieran protegido y garantizado una vida plena, segura y tranquila. Pero no, fue el lado oscuro, perverso y corrupto de nuestro México y la gente lo habita, lo que te tocó.

Quisiera no tener que disculparme por el país en el que viviste, este país que te robó tus sueños y a cambio te dio la peor de las pesadillas. Me gustaría pensar que México es el lugar en el que pudiste crecer, realizarte y enamorarte. Quisiera pertenecer a una sociedad que en todo momento y lugar respeta, empodera, admira, enaltece y cuida a sus mujeres. Me gustaría que tú, como las otras más de 30 mil mujeres brutalmente asesinadas en los últimos años, aún estuvieran aquí porque así no habría necesidad de redactar este texto a manera de homenaje. Y aunque no sirve de un carajo, a todas y cada una, perdón por no haberlo escrito antes. 

Roberto Monroy Izazola

@robertomonroy