La reforma favorece la generación de energías sucias
Les platico: la idea del título me vino cuando estaba escribiendo el artículo de la central termoeléctrica de Manzanillo, que apenas genera el 7% del consumo nacional de luz y que en cambio le está dando en la madre a ese otrora polo turístico del Pacífico mexicano.
La quema de combustóleo para producir energía eléctrica es de lo más dinosáurico que existe a nivel mundial.
Y para amolarla de acabar, la reforma contra energética aprobada ayer en el Senado de la República favorece la generación de energías sucias, por más que Ricardo Monreal se revuelque tratando de justificar lo contrario.
Solo para que se den un quemón, el 70% de las que aún cometen semejante ecocidio, operan en el continente más fregado del mundo: África.
Se entiende -aunque no se acepta- que así suceda, pues el combustóleo es incluso más barato que el carbón al ser utilizado como fuente de energía para mover las turbinas de las termoeléctricas.
Utilizando información de mi BigData, la economía de esos países africanos que siguen usando dicho combustible para darles luz a sus comunidades, es un tercio de la de Nuevo León.
Así de jodida está la cosa allá para que no les quede de otra que quemar combustóleo como única forma de contar con energía eléctrica.
De todos esos países, Zambia es el que más se la “baña”: el 98% de su electricidad la obtienen mediante el uso de dicho combustible. Solo el 1% con gas natural y el otro con el uso de carbón mineral.
Por qué me clavo en Zambia? Primero, porque es el “campeón” en este desmadre ecológico.
Segundo, porque da la casualidad de que la moneda de ese país es la “kwacha zambiana”, que equivale a 11.87 por dólar y a 0.95 contra el peso mexicano.
Quizá las generaciones de adolescentes -tardíos muchos de ellos- que me leen, no capten por dónde viene el tiro de esta alusión a Zambia y su moneda.
Pero los de mi rodada seguramente ya se están desternillando de la risa, al recordar cómo se le llaman en México despectivamente a las médicamente nombradas “heces fecales”, vulgo caca.
Sí, estimados lectores que aún lucen sus “espinillentos adornos faciales“.
En México a la caca también se le dice “cuacha”, que fonéticamente suena igual a la moneda zambiana.
Bueno, después de declarar aclarado el punto, paso a decirles que si en Zambia tienen como divisa de curso legal a la “kwacha”, están haciendo cuacha la calidad del aire que respiran sus habitantes.
Quemando combustóleo para que se les haga la luz, están ensombreciendo los cielos de África con el nocivo humo negro que despiden al aire las chimeneas de sus termoeléctricas.
Según datos que mi BigData detonó en la OMS, África del centro y norte tiene el primer lugar del mundo en padecimientos relacionados con la mala calidad del aire.
También ocupa esa región, ese deshonroso lugar en muertes por padecimientos pulmonares.
Y resulta que mis mismas fuentes revelan que la morbilidad y mortalidad de mexicanos debido a enfermedades de las vías respiratorias, aumentó un 9% de 2017 al 2018; un 11% de ese año al 2019 y un 14% de ahí al 2020.
Siendo preciso, la morbilidad es siete veces mayor que la mortalidad, pero ambos indicadores están aumentando a la par.
(Morbilidad = enfermos. Mortalidad = obvio, muertes. Apunte para ayudarle a Google y al Pequeño Diccionario Larousse Ilustrado, a despejar la duda de quienes no sabían la definición de ambos términos, muy pocos -por cierto- entre mis cultos y educados lectores).
De nuevo, a los africanos no les queda más remedio que quemar el barato combustóleo para generar electricidad, porque sus economías están muy jodidas.
Pero, ¿y a México? Que tiene una economía muy superior a la de todos los países juntos de la África central y del norte?
Si no estamos tan jodidos -todavía- que ellos, por qué diablos la CFUE del nefasto, cínico y nada honrado Bartlett, sigue quemando combustóleo para generar electricidad?
La respuesta está en la exposición de motivos del orondo Proyecto de Dos Bocas, documento que fue visto por estos ojos que serán un día cremados y que me fue prestado por el ahora famoso “El Ochoa”, de mi anterior artículo sobre la termoeléctrica de Manzanillo.
Los almacenes de depósito de la red de refinerías de PEMEX están hasta la madre de combustóleo. Principalmente la de Tula, Hidalgo.
Recuerden, el combustóleo son los “asientos” o los “lodos” que quedan como producto de la refinación del petróleo para hacer las gasolinas y el diésel.
Es lo más contaminante que hay en ese proceso, por ello, la tendencia en países avanzados es refinar menos gasolinas y comprarlas en su caso a los que las producen con métodos avanzados que reducen a mínima expresión la generación de esos “asientos” y “lodos” putrefactos llamados combustóleo.
Por ejemplo, el complejo de refinerías que van desde Port Arthur hasta Deer Park, Texas, producen millones de litros de gasolinas que no generan como residual de sus procesos, el nefasto combustóleo.
Gran parte de esas gasolinas se las compran a los gringos, Pemex y los concesionarios privados como Mobil, Oxxo, Valero, y otros que operan en México.
Es que, según los mismos datos de Pemex, es un 60% más barato importar gasolinas -ojo, que no generan combustóleo como residual en su refinación- que producirla en las refinerías.
Y si es más barato comprarla que producirla, ¿por qué diablos AMLO está emperrado en llevarle la contra a la tendencia mundial de NO CONSTRUIR MÁS REFINERÍAS?
¿Por qué la 4T está ahuevada en seguir metiéndole miles de millones de pesos a Dos Bocas?
Respuesta: porque esa refinería seguirá usando el arcaico método de producir gasolinas que generan como residual el combustóleo, que es lo más barato que existe para mover las turbinas de la CFUE, no le hace que con ello le estén dando en la madre al aire que respiramos en México.
¿Qué pretende con eso AMLO y su 4T? Pasar a la historia como el presidente que más ahorros generó?
¿No será que al producir combustóleo para que la CFUE genere baratamente la luz, está engordando al cochinito de donde sale la lana para pagarles a los “bambis” -perdón- a los “siervos de la nación” y para sostener a los programas clientelares electorales con miras a las elecciones del ya muy próximo 6 de junio?
No le hace que con ello le dé en la madre a la calidad del aire que se respira en México.
No le hace que con ello, Fitch, una de las más acreditadas casas certificadoras del mundo, le haya rescindido el contrato para que a partir de este 1 de marzo, ya no certifique más su deuda.
Esto lo ordenó el agrónomo o veterinario o algo parecido, de Octavio Romero Oropeza -amigo personal de AMLO- que mal dirige a Pemex.
Y es que resulta que Fitch fue la primera casa certificadora que le retiró a PEMEX el grado de inversión, debido a su desmadrada situación financiera.
Son preguntas y observaciones, conste, no vayan a confundirlas ustedes con especulaciones.
CAJÓN DE SASTRE
"En serio, qué desmadre con la CFUE, con PEMEX, con la 4T", dice la irreverente de mi Gaby.