Irreverente

No pasó a mayores, pero le dieron un buen llegue al pico norte del Cerro de La Silla.

Les platico que los montañeros de la urbe regia nos estamos aguantando y no subimos a los cerros, por respeto a los protocolos sanitarios de la pandemia.

Pero los inconscientes andan desatados haciendo de las suyas en las merititas narices del gobierno, que debe velar por que éstas cosas no sucedan.

Casi un año sin trepar a los picos ni escalarlos en la llamada “ciudad de las montañas”, no es cualquier cosa, créanme. Muchos andamos como leones enjaulados.

Es como si uno que vive en Cancún o Mazatlán o Guayabitos o Sayulita, o Punta Mita o Puerto Vallarta, pase todo ese tiempo sin ir a la playa. ¿Pos cómo?

Les platico: hace tres meses se desató un incendio abajito de una de las 7 cumbres del Cerro Las Mitras, la más alta -por cierto, de ese coloso- de nombre Cuauhtémoc (2,020 MSNMM) y fue provocado por uno de los que yo llamo, "valemadristas de ocasión", que son más letales que una cena de carne de cerdo a las 10 de la noche.

Son improvisados de la montaña los que provocan estos daños irreversibles a la Naturaleza.

¿$500 POR CABEZA POR SUBIR A LA "M"? NI MADRES

La otra vez, un amigo montañero me habló bien encabronado porque estaban cobrando un dineral los del Parque Ecológico Chipinque, por subir a las cumbres de la Sierra Madre.

Las iniciales de ese amigo -que es un maestro de la montaña- son R.U.B.E.N. O.L.I.V.O.

Es cierto, se la bañan con los montos que piden por persona, pero resulta que los montañeros de corazón no son los potentados fifís que AMLO cree que pululan por este vapuleado país.

A un humilde mortal montañero se le dificulta pagar esa lanota, pero a los "valemadristas de ocasión", los $500 no les hacen ni cosquillas.

Uno de esos güeyes fue el que provocó la quemazón del Cerro de la Mitras y otro igual el que casi le parte su madre al pico norte de La Silla.

Pero a los montañeros, si ya se nos hacían mucho los $75 que cobraban antes de todo este desmadre del bicho, imagínense ahora que piden $500 por cabeza para dejarnos subir al "Copete de las Aguilas", a "La Ventana" o a la "M". ¡¡¡Ni Madres!!!

Estas cosas que suceden van a venir obligando a las autoridades a cobrar por subir a todas la cumbres de Monterrey.

Y no solo eso, sino que va a tener que haber guardias que esculquen las mochilas para evitar que algún bato traiga cerillos u otros implementos que permitan suponer que se la va a ocurrir la babosada de hacer fogatas allá arriba.

LA GRAN LECCIÓN

Los montañeros de esta comarca no estamos inscritos en ninguno de esos grupos de supuestos ecologistas quienes hoy se autonombran "ambientalistas", y que defienden a nuestros cerros sin aire en sus pulmones para subir a cualquiera de nuestras cumbres.

Los de a de veras de dicha especie son bien pocos, uno de ellos es mi amigo Carlos Gómez; otros de los buenos son quienes defienden la Sierra de Picachos.

Pero a los otros les llamo "ambientalistas de pacotilla", que como les dejan escribir en un portal o porque son defensores de la 4T y lambisconean al "compañero presidente" o son fans de la diputada Lupe Rodríguez -la esposa del cacique del PT, Beto Anaya- o fueron a Barcelona y se subieron un día a los tranvías ecológicos de allá, se sienten con el derecho de autoerigirse en adalides de la Naturaleza. Pfff.

La gran lección que nos deja el incendio -ya sofocado- del pico norte del Cerro de la Silla y antes del Cuauhtémoc de Las Mitras, es aprender a valorar el agua, el aire y todos los elementos naturales que necesitamos para vivir.

La gran lección es que las sierras son para explorarlas, no para explotarlas. Y esto aplica para todos los ambientes naturales.

Es que tenemos qué entender y respetar, para poder crecer como especie que habita en este planeta cuya extrema fragilidad es más que evidente.

El calentamiento global se manifiesta a través de sequías, deshielos, tornados, tormentas y huracanes cada vez más violentos... e incendios forestales.

Por si no nos hemos dado cuenta, la Tierra está en peligro y somos irresponsablemente descuidados con cosas importantes.

CAJÓN DE SASTRE

"La Naturaleza no sabe de fronteras. Recordemos que cuando todo va mal, solo queda mejorar", dice la irreverente de mi Kalifa, mientras se termina de calzar sus botas de montaña para irnos a buscar la nieve en el Cerro San Rafael de La Viga, en Arteaga, Coahuila (cumbre más alta del norte de México a 3,712 metros sobre el nivel medio del mar, MSNMM).