La vida electrónica en un móvil
La situación que ahora pongo a discusión nos atañe a casi todos los mexicanos, por que la inmensa mayoría tiene un adminículo inteligente que es más que un medio de comunicación, es tu hub de música, el acceso a tu cuenta de banco, tu cámara fotográfica y de video, tu confidente, tu almacén de memes, tu control remoto, tu tomador de notas, tu calendario, tu despertador, donde lees tus libros u oyes tus audiolibros, tu visor de Netflix y demás plataformas de streaming y para acabar, tu vida electrónica, la pública, la íntima, la permitida que se sepa y también la que no, jejeje.
Ahora bien, pasemos al tema de tus datos personales y de cómo ésta mal llamada 4T, que hace todo sin planear las consecuencias, con un autoritarismo extremo y a la voz del "me canso ganso", implementa cosas tan chileras y despatarradas que le parecerían una tarugada al mismísimo Bartolo Taras.
Les platico: he podido comprobar que en los aeropuertos del país y con la excusa de la contención del bicho, se ha establecido desde formas que generan un código QR (en Monterrey) que luego no se lo tienes que enseñar a nadie para que lo capturen.. "..ahi se lo piden al documentar.." es que no voy a documentar.. "..ah.. entonces al abordar.." oiga es que tampoco me lo pidieron.. "mmm.. es que a lo mejor es aleatorio.." total no sirve de nada..
En la CDMX hay que escanear un código QR que te debería llevar a una App, pero que a la mitad de las personas no les funciona y andan mendigando formas impresas.. que nadie sabe dónde están y nadie las tiene.. hasta que el tímido viajero se arma de valor y se las hace de jamón a los guardias antes de entrar a los filtros de seguridad y ya lo dejan pasar sin la forma y sin el app que supuestamente debía capturar tus datos...
Otro aeropuerto, digamos Campeche, donde acabo de estar; ahí sí, muy formales, te entregan una forma con los logos (mal impresos y borrosos) de SALUD, SCT, Agencia Federal de Aviación Civil y MEDPRE (lo que sea que esta madre signifique) convenientemente impresa en papel reciclado de ciertos memorandums internos de alguna entidad de gobierno.
Bueno, pues el incauto pasajero llena su número de vuelo y asiento, asentando la aerolínea, nombre, dirección de correo electrónico y ya sabe que va a contestar a las preguntas obvias como :"¿has estado en contacto con algún contagiado?".. pos no, burro.
Debidamente completada y firmada, prosigue su caminar como pidiendo posada a ver a quién habrá que entregar dicho formulario y.. adivinen qué? pos.. no hay nadie que lo reciba, igual que en la CDMX y que en Monterrey y que en el titipuchal de aeropuertos del País.
No sabes que es peor, si entregar tu información o quedarte con la forma en la mano.
Quién sabe que destino tendrán tus datos personales.
PURA VACILADA
SI esto pasa, en algo que debería ser una herramienta primordial para entender y contener la propagación de la epidemia, es una vacilada, como lo va a ser que los más de cien millones de mexicanos acudamos en filas interminables a proporcionar el scan de nuestro iris, huellas digitales, tactos en salva sea la parte, contorno de la mano, tesitura de voz y demás intimidades que la 4T quiere saber de tí.
CAJÓN DE SASTRE
¿Acaso no saben los genios de la 4T que los celulares y otros artefactos móviles de Estados Unidos, Canadá y demás países, funcionan en México sin necesidad de exigir estas personalísimas piezas de información? ¿A dónde van a ir a dar nuestros datos personales? ¿Y ahora quién podrá defendernos? Kafka se horrorizaría al enterarse de estos desatinos”, dice la irreverente de mi Gaby.