La ineficacia del Poder Judicial hace que la delincuencia sea uno de los mejores negocios en México.
Muchos culpan al poder ejecutivo de la situación de violencia e impunidad que se vive en el país. Es cierto pero no es justo.
Las policías municipales, estatales y la federal (ejército y marina incluidos) distan mucho de estar combatiendo al crimen organizado, al desorganizado y al circunstancial.
Una vez más, junto con los servicios de salud pública que a la luz de los resultados, se nos muestra el rostro ineficaz de nuestros gobernantes.
Hay otra instancia, sin embargo, tan o más responsable de la situación de violencia, corrupción e impunidad en nuestro país: el Poder Judicial.
El Poder Judicial recibe este año casi 70 mil millones y la Fiscalía General de la República, otros 20 mil millones.
Según las estadísticas que consultes entre el 1 y 2% de los delitos que se denuncian, terminan en sentencias que se ejecutan (no necesariamente se terminan cumpliendo pues hay infinidad de triquiñuelas)
Uno de los negocios más rentables en México es ser delincuente: el riesgo es bajo y la ganancia es alta.
¿Por qué? Fundamentalmente por la complicidad de los responsables de aplicar la ley y, ahora, la apatía e indiferencia del ciudadano en denunciar el delito. Casi es mejor hacerse justicia por la propia mano. El negocio del crímen es, por si fuera poco, anticíclico: una de las respuestas más rápidas y efectivas para paliar las dificultades económicas en una crísis severa.
Una de las razones primordiales que justifican la existencia del Estado Democrático de Derecho es garantizar la seguridad en la integridad física, los bienes y los tratos de los ciudadanos. Para ello las leyes, los tres poderes de la unión y el monopolio de la violencia constituyen las herramientas que aseguran a los mexicanos la posibilidad de progresar en un ambiente de orden y legalidad. ¿Alguien se siente seguro hoy en el país? Quizá los delincuentes y sus socios en el gobierno, el ciudadano común, no.
La población se educa en una serie de valores civiles que permiten a todos comprender que el respeto a las leyes y la autoridad del Estado son la mejor garantía de una convivencia social tranquila. Hoy, lamentablemente, no es el caso en México.
En buena medida debido a la impunidad que existe (esa terrible complicidad entre delincuentes y autoridad) sobre todo cuando en los hechos existe una probabilidad de uno en cien o de uno en cincuenta (en el mejor de los casos) de que se sancione el delito.
Nuestro Poder Judicial es el mayor responsable del nivel de corrupción y de la impunidad en nuestro país, de la fortaleza del crimen organizado y de que cualquier imbécil se monte su cartel o pandilla o simplemente salga a robar a diario. Lo es porque si las policías hicieran bien su trabajo, harían el ridículo ya que los criminales difícilmente pisarían la cárcel; por ello terminan asociándose mejor con ellos, así a todos les toca su parte que al cabo el pueblo aguanta y si no aguanta, pues que se joda para que aprenda a aguantar.