El viernes pasado la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) cumplió 26 años de su creación. Un aniversario significativo, cuya celebración seguramente aguarda que pase la turbulencia del proceso electoral en marcha.
La bondadosa dependencia se crea un 26 de mayo de 1992, siendo Presidente de la República el priista Carlos Salinas de Gortari. A Sedesol le precedió el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), que le dio fama aquél mandatario y lo puso a punto de pasar a la historia como el mejor cuando de pronto el país cayó en crisis económica.
Un aniversario considerable para preguntar: ¿Ha cumplido su cometido? Habrá opiniones diversas al respecto. Pero sí, en aquellas poblaciones donde los programas de la Sedesol constituyen el único asidero para salir de las condiciones de pobreza extrema y pobreza; un mal difícil de acabar de jalón en un país tan complejo como México.
Habría que acabar primero con las mal llamadas organizaciones sociales que como sanguijuelas se succionan los recursos de la pobreza en defensa de los pobres. Y así ha sido. Incluso, así fue con los gobiernos emanados del PAN: Vicente Fox y Felipe Calderón le dieron a manos llenas a ese tipo de organizaciones vía Sedesol.
La Sedesol bien puede tener el cometido de cerrar la brecha de la pobreza en el Sur-Sureste mexicano, donde viven los más pobres.
Ese Sur-Sureste prioritario en las agendas de los presidenciables, como lo expresaron en el segundo debate, sobre todo el candidato de la coalición “Todos por México” (PRI-PVEM-Panal), José Antonio Meade Kuribreña, con la experiencia adquirida como titular de la Sedesol.
Después de Meade, llega Luis Miranda Nava y luego toma las riendas de la dependencia un político del Sur: Eviel Pérez Magaña, originario del estado de Oaxaca.
Justo el mando que necesita una Secretaría de Desarrollo Social, no por tratarse de Eviel, sino por tratarse de un sureño arraigado, que sabe qué le duele a la región donde se concentra la deuda histórica de México. Lástima que llegó en el último año de la administración.
El desarrollo social no es una moda, sino es una prioridad incluso en las agendas internacionales. Ahí está el ejemplo de la Reunión Ministerial convocada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), celebrada hace algunos días en Canadá.
Dicho encuentro tuvo como objetivo “discutir el papel de los gobiernos en la promoción del crecimiento incluyente a través de iniciativas de políticas y programas orientados al beneficio de las personas”. ¡Los Estados Nacionales están preocupados!
México asistió como ejemplo de política social, y ahí se destacó que en nuestro país en los últimos 5 años se han generado 3.6 millones de empleos formales, con lo cual más de 2.2 millones de personas abandonaron la pobreza extrema, 10 millones de mexicanos viven en mejores condiciones, “al haber reducido las carencias sociales que se encuentran en su mínimo histórico”.
“En México estamos convencidos que sólo mediante la construcción de una política social de Estado, con instituciones y marcos legales sólidos, se podrá asegurar que cada persona pueda tener cubiertos sus derechos sociales”, dijo el oaxaqueño.
Ahora quizá haga falta equilibrar los programas sociales con el desarrollo económico, de modo tal que la pobreza disminuya sin provocar asistencialismo generador de más pobreza; ese asistencialismo planteado por el populismo.
El futuro de Eviel
En fin, aún cuando el PRI pierda las elecciones presidenciales, su futuro seguirá dentro de este partido político, salvo circunstancias supervenientes.
Su rango de Secretario de Estado le da nivel para formar parte de la cúpula priista que dirija al partido en los próximos años a falta de un jefe político.
Cuando llegue ese momento seguramente los grupos internos se van a destrozar para quedarse con los despojos del Revolucionario Institucional.
(Si llega ese momento, porque en los 30 días restantes de campaña presidencial todo puede pasar, sobre todo en la construcción de las estructuras electorales; Talón de Aquiles de Morena).
El oaxaqueño, hartamente criticado por sus opositores internos, ha sido mesurado e institucional, a pesar de los duros golpes que le asestaron en su tierra natal cuando quiso ser Gobernador de Oaxaca.
Pero no se descarte que vuelva a competir, ahora con más experiencia política y administrativa; con más seguridad, con más cartas y con menos miedo.
Por lo pronto, Eviel Pérez Magaña está trabajando en la Sedesol como si fuese el primer año del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
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