La primera etapa de las campañas político electorales de este año llegó a su fin, la denominada precampaña concluye ahora y de inmediato, por disposición normativa, inicia el período llamado de intercampaña, que comprenderá desde el 12 de febrero hasta finales de marzo, para dar comienzo a la campaña político electoral propiamente dicha, etapa en la que las y los candidatos darán a conocer sus propuestas y harán su mejor esfuerzo proselitista para convencer al electorado en pos de alcanzar la victoria en los comicios del 1 de julio próximo. La fase de intercampaña permitirá a los aspirantes celebrar reuniones y exponerse ante el público, acudir a los medios de comunicación, pero les prohíbe hacer proselitismo y solicitar el voto a la ciudadanía, acciones que sí se permitirán, conforme a la ley, pero solamente desde el 30 de marzo y hasta finales de junio. O sea que la campaña formal tendrá una duración de noventa días.
El resultado de la precampaña es positivo, pues en este lapso se consolidó el conocimiento que de los precandidatos tiene la sociedad. Todos crecieron, en especial José Antonio Meade para la presidencia de la República y Mikel Arriola para la jefatura de gobierno de la CDMX, quienes afinaron sus estrategias, integraron equipos y avanzaron en conocimiento y en aceptación. Los sondeos de opinión y las encuestas arrojaron resultados que alimentaron la especulación, en el sentido de que unos crecieron y otros disminuyeron. Se percibe que la elección presidencial se definirá en tercios.
En círculos políticos y en el seno de instituciones académicas y de análisis, se considera que, aunque Andrés Manuel López Obrador aparentemente luce, por ahora, como puntero, la victoria corresponderá al Dr. José Antonio Meade Kuribreña, dada su potencialidad de crecimiento y aceptación social, basada en su seriedad, su capacidad, su honradez, su trayectoria intachable y exitosa, virtudes que le permitirán hacer las mejores propuestas a la sociedad. Sin embargo, no obstante la penetración social del Dr. Meade, se observan los posicionamientos de Andrés Manuel López Obrador y de Ricardo Anaya, pues sería un error ignorarlos. Eso en el plano nacional, y en el entorno de la Ciudad de México la situación también evidencia un notable crecimiento del precandidato tricolor Mikel Arriola, frente a Claudia Sheinbaum de Morena y Alejandra Barrales del Frente, quienes ocupan lugares importantes en la contienda, pero Arriola, según sondeos de opinión, ya alcanzó a Barrales, quien ocupaba el segundo lugar, y muy pronto dará mucho más de qué hablar, cuando compita con Sheinbaum por el primer lugar en la competencia, pues la campaña de Mikel Arriola es innovadora y creativa, y su discurso ciudadano es de señalamientos concretos, y representa el verdadero cambio, dado que se trata de un ciudadano valiente y talentoso que no es militante de partido político alguno, frente a las dos damas que han formado parte del partido que ha gobernado la capital de la República durante los últimos veinte años, y mantienen a la CDMX en el caos más penoso, desastroso y lamentable, asunto que le ha dado al precandidato de la coalición Todos por MEXICO, los elementos fundamentados como para dar la sorpresa y obtener el triunfo.
Tanto en la CDMX, como a nivel nacional basta con comparar los resultados de los desempeños de los aspirantes, para que la gente razone su voto y descubra dónde están la honradez, la capacidad y los buenos desempeños, y dónde radican la corrupción la ineptitud y las frivolidades de los aspirantes. Las preguntas que habrá que hacernos son: ¿Qué han hecho en la vida y en el servicio público José Antonio Meade, Andrés Manuel López, Ricardo Anaya, Mikel Arriola, Claudia Sheinbaum y Alejandra Barrales? ¿De ellos y ellas quiénes son honrados y quiénes son corruptos? ¿Quiénes tienen capacidad y quiénes se caracterizan por la ineptitud? ¿Quiénes tienen un espíritu creativo e innovador con visión de largo alcance y quiénes representan un retroceso? No nos podemos equivocar en el razonamiento de por quién votar, pues lo que está en disputa son el futuro y el destino del país y de la capital de la República.