A casi 5 meses para que se lleven a cabo las elecciones presidenciales, sigo convencido de Andrés Manuel López Obrador ganará la contienda.
Y lo anterior no es por algún tipo de simpatía que yo profese a la persona del tabasqueño, ni porque crea que él va a acabar con la violencia, la pobreza y la corrupción. No, mi predicción se basa en los puntos que a continuación enlisto:
1- Sus rivales son muy malos candidatos. Las campañas de Meade y Anaya no terminan, ni terminarán, de generar una verdadera expectativa en el electorado. Mientras que al priista disfrazado de ciudadano se le observa acartonado y sin liderazgo; al panista casi ni se le ve y mucho menos se le escucha.
Las estrategias son nada sin alguien que sepa llevarlas a cabo.
2- “La mafia del poder” ya no lo es tanto. AMLO ha venido reclutando a personajes que en su momento representaron aquello que supuestamente él desprecia; ex Foxistas; ex panistas; empresarios con lazos en las dos principales televisoras; se ha aliado con el PES, partido de extrema derecha y con el PT, partido fundado por la familia Salinas De Gortari; además de tener en sus filas a quienes se les responsabiliza de los fraudes electorales de 1988 y 2006, Manuel Bartlett y gente cercana a “La Maestra” Elba Esther Gordillo, respectivamente.
Si no puedes contra ellos, úneteles.
3- El PRI y el PAN, la corrupción e inseguridad. La percepción social respecto al sexenio anterior en el que gobernó el PAN, aunado al que actualmente transcurre con el PRI al frente del gobierno, es en su mayoría reprobatorio. La guerra iniciada por Calderón en 2006 continúa cobrando la vida de miles de mexicanos, mientras que los hechos de corrupción por parte de gobernadores priistas han sido la marca del mandato de Peña Nieto.
Hay manchas que son indelebles.
4- La desbandada en el PAN y el enojo en el PRI. La estrategia de Ricardo Anaya para hacerse de la candidatura dejó muchos rencores dentro del PAN, tanto así que algunas importantes figuras que se sintieron desplazadas, salieron del partido en cuanto tuvieron oportunidad (ej: Margarita Zavala). Por su parte, en el PRI hay sectores que no están muy contentos con el hecho de que un no militante los represente, y mucho menos que a su lado haya incorporado a personajes que apenas hace unos días eran panistas (ej: Javier Lozano y Julio Di-Bella).
El ardor que más quema es el del fuego amigo.
5- Los escándalos en ciernes. Peña Nieto y el PRI vivirán meses difíciles pues se les avecinan acusaciones graves. El caso Odebrecht sigue vivo y seguramente muy pronto habrá nuevas revelaciones que implican al gobierno actual, y de paso al anterior, en sobornos. De igual manera, la triangulación de dinero para financiar campañas tricolores por parte del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, aún tiene mucha tela para cortar. No menos importante será el fallo que emita la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre los abusos en contra de mujeres que en 2006 se dieron en Atenco, Estado de México; ahí saldrá raspado el que en ese tiempo era gobernador, ni más ni menos que Enrique Peña Nieto.
El dinero es su perdición.
Todo indica que aun con su innata capacidad autodestructiva, Andrés Manuel será presidente. Y no lo conseguirá por ser la mejor opción, llegará a ocupar la silla presidencial más por las enormes fallas de sus contrincantes que por sus atributos. Cada vez falta menos para comprobarlo.