Como muchos, comencé mi relación con el PRI desde muy pequeño. Mi madre participaba en eventos del partido en el lugar donde vivíamos. Crecí en reuniones con personas que integraban seccionales y que creían en la política como un medio para ayudar a las personas que más lo necesitaban, a diferencia de muchos políticos jóvenes de hoy día.
Por eso, para mí ser priista es una decisión pero también un compromiso. Un compromiso que va más allá de una credencial de militante. Implica una responsabilidad con un proyecto que trasciende a las personas como individuos; que busca el mayor beneficio para todas y todos mexicanos, no sólo hoy sino a largo plazo.
La desbandada de perfiles a otros partidos sólo muestra una cosa: que el interés individual de estas personas prima sobre la construcción de un proyecto. Ellos no sólo son "chapulines", son traidores a los principios políticos que ponen el bienestar social por encima de la satisfacción individual.
Sin embargo, desde esta trinchera aplaudo que hayan abandonado el barco. Hoy el partido debe ser crítico consigo mismo y con su militancia; y para esto, es necesario que sólo las personas que verdaderamente creen y confían en el proyecto del Partido Revolucionario Institucional se encarguen de fortalecer y construir el futuro de nuestro instituto político.
Hace unos días, la presidenta del partido anunció el proceso de renovación de la dirigencia nacional: una elección abierta, libre y directa de las bases.
Hasta ahora, la labor de Claudia Ruiz Massieu ha sido fundamental para mantener unido a. partido, sobre todo después de los resultados del 1 de julio y las diferencias que se han tenido con el partido en el gobierno.
Ahora corresponde a un nuevo perfil hacer las reformas necesarias para volver a constituir al PRI como la principal fuerza política del país.
Es momento de hacer una revolución estructurada en la que integremos a la militancia y los valores que le dieron fuerza al partido durante décadas. La crisis que vivimos no es nueva; pero llegó el momento de atenderla.
Tenemos perfiles con la experiencia, las ideas y el talento necesario para volver a hacer del PRI el medio para que todas las mexicanas y mexicanos tengan mejores oportunidades
Hoy, en el 90 aniversario del partido, refrendo mi compromiso y mi lealtad al proyecto del partido de la democracia y la justicia social.
Y es que, como muchos, si un día elegí ser priista fue por un proyecto, no por un "hueso".
Nuestro PRI no ha muerto, ni morirá.