El prianismo es el sistema -y el régimen de gobierno- que predomina hoy en México y que ha ejercido el poder, en varias etapas diferenciadas, por casi 90 años. Como resultado de la popularidad del concepto -usado cada vez con mayor frecuencia-, de la diversidad de opiniones en relación a ese sistema y la oposición que ha llegado a existir respecto al mismo, es importante tener claridad sobre su naturaleza y sus características más evidentes. Sobre todo, teniendo en consideración el horizonte electoral, pues con frecuencia se recurre a estrategias y máscaras para ocultar el pasado de ese rostro ajado conocido como prianismo.
El prianismo es resultado de la conjunción, la síntesis caracterológica de dos partidos (en otra entrega, algunas palabras sobre los "satélites" que lo refuerzan en su prevalencia), el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional: el contenido de las siglas PRIAN. Fundado el uno en 1929 como PNR, y el segundo en 1939 como oposición al primero, hacia fines del siglo XX y sobre todo ya en lo que va del XXI, esa oposición original ha devenido en alianza (no electoral sino de sistema y de poder, y aun ideológica), complicidad, pragmatismo político, pacto, co-responsabilidad (o irresponsabilidad, al compartir el ejercicio del poder), práctica común de vicios, etcétera.
El rango histórico del prianismo va desde la fundación del PRI, hasta el presente. Los periodos distinguibles de manera evidente son: 1). De 1929 a 2000, predominio casi absoluto del PRI aunque con ciertos rasgos definidos y momentos de transición: 1.1) de 1929 a 1964, el desarrollo, con altas y con bajas, del llamado nacionalismo revolucionario (la parte social, cultural y artística más productiva para el país como resultado del proceso y el fenómeno de la revolución) que produjo dos buenos gobernantes desde la perspectiva social: Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos. El PAN funciona como opositor. 1.2). De 1964 a 1970 se da un periodo de transición que pasa por la vuelta al autoritarismo abierto y al crimen de Estado. 1.3). En 1970 inicia un periodo de populismo priista que llega hasta 1982; populismo entendido en sentido negativo, como simulación y utilitarismo, no como una manera auténtica de desarrollar políticas sociales. El PAN continúa como opositor. 1.4). Inicia otro periodo de transición en 1982, cuando comienza a estimularse en el país una política proveniente de manera marcada desde el exterior; dictada por el FMI, el Banco Mundial y el gobierno de Estados Unidos, sobre todo. El sexenio de Miguel de la Madrid prepara, a través incluso del fraude, la llegada al poder de Salinas de Gortari y con éste el desarrollo de una política económica y social aún vigente conocida como neoliberalismo (aunque su ejecutor en México lo quiera presentar como "liberalismo social").
2). De 1988 a 2018 se instaura y consolida el neoliberalismo, que desecha en la práctica la anterior política postrevolucionaria aunque sin dejar de utilizar sus símbolos históricos y su discurso. El llamado capitalismo salvaje extiende sus redes dando pie a los peores vicios de la depredación, la corrupción, la violencia, la antidemocracia, el fraude electoral, la incapacidad de gobierno, el desdén, la indiferencia, la impunidad y aun la vuelta al autoritarismo y al crimen de Estado, como se vive en el presente. El PAN apoya el fraude, negocia y obtiene frutos electorales acordados a través del proceso conocido como "concertaseción"; a partir del año 2000 comparte el poder federal.
3). 2000-2018. Este tercer periodo es compartido por el PRI con el PAN, que ha gobernado de 2000 a 2012 (recurriendo a la traición del voto -Fox- y al fraude -Calderón-). Lo que convirtió al sistema en una complicidad bipartidista (mañana, reitero, sobre sus "satélites") que pasó de la dominación de un partido hegemónico (Octavio Paz dixit, quien rechaza el concepto "dictadura perfecta", de Vargas Llosa, o la débil o meliflua caracterización, "dictablanda", de Enrique Krauze) al prianismo: el dominio de dos partidos, de derecha uno y derechizado el otro, que comparten un programa político y económico común en lo sustancial: los principios del neoliberalismo y el "capitalismo salvaje" al precio que sea necesario pagar, incluso el de la disolución social.
¿Cómo entender el prianismo, que se ha convertido en un concepto popular? Comprendiendo su proceso histórico no tanto en el discurso como en la práctica política y económica. También en la conducta de los integrantes de ese sistema que han ejercido y ostentado el poder sin haber brindado al país, después de casi cien años, ya no digamos una realidad democrática más o menos plausible, ni siquiera un futuro, una esperanza. Futuro y esperanza social han sido secuestrados por los malos gobiernos, las conductas ilícitas, el egoísmo y la perversidad vigentes. Aquí se puede añadir toda clase de comportamiento de esa "clase política" en el poder; los ejemplos sobran, salen en las noticias los casos más notorios todos los días. Tarea de los analistas y de la sociedad misma, que es la que ha padecido y padece a diario el rigor de la corrupción, la violencia y la impunidad.
Continuará...