Una de las definiciones clásicas que se aceptan sobre los partidos políticos es esa que dice que son segmentos de la sociedad organizada que piensan más o menos igual y que comparten programas y proyecto, que persiguen el poder público y persistir en la idea de permanecer en él.

Los partidos políticos deben manifestar su plataforma de gobierno al electorado y mediante compromisos y/o ofertas de campaña, convencernos de la conveniencia de que se constituyan en gobierno. La idea es que una vez que se instalan en el poder, se lleven a cabo las acciones para que sus programas predominen en las acciones de gobierno.

En la elección pasada, el partido MORENA, convenció a la mayor parte de la gente que acudió  a las urnas a que votaran por su programa de gobierno, donde la parte que más destacada, son las propuestas que en realidad poco inciden, ni en la micro como en la macroeconomía.

Para ejemplo: el hecho de proponer quitarle la pensión a los expresidentes de la república, en  nada, absolutamente en nada afecta el presupuesto. Dentro del universo del dinero que ejerce el gobierno federal, esa cantidad es nula.

Aunque como propuesta de campaña, nadie duda que fue buena, es más, fue excelente.

Los recortes en los gastos del gobierno, que se anuncian como de austeridad, responden a la necesidad de juntar en una bolsa, todo lo que se pueda dejar de gastar en casos y cosas que en extrema realidad, poco se necesita.

Eso es loable, pero falta ver las consecuencias.

Si nos ponemos estrictos, la entidad que maneja los recursos públicos federales, debe estar impregnada por personal altamente capacitado para hacer política, administrar con certeza y eficacia el dinero de todos, para que cada día, la gente reciba los beneficios de las acciones de gobierno.

Para ello, es necesario que los administradores públicos sean bien gratificados. Eso estimula la productividad, de lo contrario, se pudiera estropear eso de “acabar la corrupción”.

Pero más allá de las propuestas para atraer la simpatía de las masas, los verdaderos compromisos de MORENA conllevan una alta dosis de apego a los programa de los gobiernos  del PRI y del PAN. Es difícil reconocerlo, pero en realidad las propuestas del partido ganador, poco se ubican dentro del programa de izquierda donde presumen y ostentan estar.

Dentro de los verdaderos compromisos de MORENA destacan los siguientes:

• Respeto a la autonomía del Banco de México, disciplina fiscal y financiera.

• Reducir el gasto de gobierno y aumentar la inversión pública para crear empleos.

• Cancelar los “gasolinazos”, no aumentar impuestos ni contraer deuda pública.

• Respetar los compromisos con los bancos nacionales y extranjeros y con las empresas.

• Respetar la propiedad privada.

• Impulsar el mercado interno promoviendo la producción nacional.

• Revisar los compromisos contraídos en el sector energético.

• Aumentar al doble la ayuda a los adultos mayores y a los discapacitados.

• Garantizar el derecho de los jóvenes al estudio y al trabajo.

Por más que se revisen las propuestas, el resultado es el mismo: no dejan de ser de corte neoliberal.

Así que todos debemos estar tranquilos, porque se aplicará el viejo enunciado del gatopardismo del siciliano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, ese que dice que: “Todo va a cambiar, para que todo siga igual”.