¿Qué quiere decir fotoenvejecimiento cutáneo? ¿Cómo se manifiesta? ¿Existe alguna forma de prevenirlo? ¿Cuáles son los tratamientos disponibles?

Estas son las principales preguntas que los pacientes manifiestan en la consulta dermatológica. Más ahora que la expectativa de vida ha incrementado y se predice que para el año 2050 será, en promedio de 81 años. Esto establece que la población estará en mayor riesgo de padecer enfermedades dermatológicas, especialmente fotoenvejecimiento y cáncer de la piel (1).

Envejecimiento es el proceso por el cual cualquier órgano del cuerpo disminuye su función y su capacidad de reserva, incluyendo la piel. Fotoenvejecimiento es cuando a este proceso intrínseco, se superponen los daños inducidos por exposición crónica a los rayos ultravioleta (RUV), que desencadenan la mayor parte de los cambios en la apariencia de la piel asociados a la edad.  El fotoenvejecimiento es un problema mundial que ha creado una industria de 10 billones de dólares en productos para la piel, y que tienen una importante relación con el desarrollo de tumores cutáneos (2).

El proceso de fotoenvejecimiento incluye daños moleculares y estructurales en la piel, como inflamación, disminución en la síntesis de colágena, engrosamiento o proliferación de la epidermis (parte superficial de la piel), degradación incompleta de fragmentos de colágena, y oxidación de proteínas. Todas estas modificaciones se traducen clínicamente en una piel delgada (atrófica), arrugas, cambios en la coloración con un aspecto amarillento, manchas blancas ovales o redondas o manchas oscuras irregulares, apariencia coriácea (de cuero), telangiectasias (vasos sanguíneos evidentes). También se acompañan de la aparición de lesiones benignas como queratosis seborreicas o léntigos (elevaciones o manchas de color café claro a oscuro), hiperplasias sebáceas (lesiones elevadas amarillentas con depresión central); lesiones premalignas como queratosis actínicas (placas rojas con escama), o tumores malignos como carcinomas basocelulares, carcinomas escamocelulares o melanoma (3).

Lo más importante es prevenir o disminuir la aparición de estos cambios, tras la aplicación de protectores solares, que van a evitar el efecto perjudicial de los rayos solares (RUV). Los protectores solares se deben aplicar todos los días (aún cuando esté nublado o lloviendo), cada 3-4 horas o según la actividad o el factor de protección. Las presentaciones incluyen desde geles hasta cremas y su selección se determinará según el tipo de piel. Es decir, para una piel con tendencia grasosa ó acnéica se recomiendan geles o emulsiones, para una piel seca o madura se recomiendan presentaciones en crema. Es preferible que se utilicen protectores solares con un factor de protección (SPF) al menos de 30. Aquellos maquillajes con factor de protección 15, prácticamente son inútiles para este fin.

Pueden utilizarse antioxidantes tópicos, aunque internamente la piel contiene algunas sustancias con esa acción (4). Los antioxidantes actúan reduciendo los radicales libres que son los encargados del daño celular por oxidación. Ejemplos de antioxidantes incluyen vitamina C, vitamina E, flavonoides, prozyanidina y polifenoles como el resveratrol (5).  También se ha determinado que una dieta baja en grasas o aquellas que incluyen ácidos grasos como omega-3, confieren un efecto protector mediante la disminución en la inflamación y sustancias carcinogénicas (6).

También se ha comprobado la gran eficacia que tiene la aplicación de retinoides como el ácido retinóico, isotretinoina o tazaroteno en disminuir el grosor de la piel, cambios en la coloración y arrugas. Otros compuestos que mejoran las arrugas, el aspecto coriáceo y la variabilidad en la coloración de la piel por fotoenvejecimiento, son los alfa-hidroxi ácidos (ácido láctico, ácido cítrico, ácido málico y ácido glicólico).

Otros tratamientos incluyen peelings, láser de CO2, terapia fotodinámica, thermage, fraxel, así como aplicación de rellenos o toxina botulínica. Todos estos se recomienda que sean aplicados por especialistas en su consultorio y con amplia  experiencia.

Finalmente, las lesiones benignas, premalignas y malignas, deben ser valoradas por el especialista dermatólogo, cirujano plástico o cirujano oncólogo para dar el mejor tratamiento y seguimiento.

(La autora es dermatóloga del hospital general Dr. Manuel Gea González con subespecialidad en dermatopatología egresada de @Harvard. Ejerce en @incmnszmx @hospitalangeles Lomas y @ABCcentromedico Santa Fé)

Referencias

1.- A lifetime of healthy skin: implications for women. Int J Fertil Womens Med. 1999 Mar-Apr;44(2):83-95.

2.- Photoageing: mechanism, prevention and therapy. Br J Dermatol 2007;157:874-887.

3.- Photoaging: pathogenesis, prevention and treatment. In: Geriatric Dermatology (Gilchrest BA, ed.). Philadelphia: WB Saunders, 2001; 643.

4.- Why does the skin age? Intrinsic aging, photoaging and their pathophysiology. In: Photoaging (Rigel S, Weiss RA, Lim HW, Dover JS, eds). New York: Marcel Dekker, 2004; 1?13.

5.- Photochemoprevention by botanical anti-oxidants. Skin Pharmacol Appl Skin Physiol 2002;15:297?306.

6.- Nutritional protection against skin damage from sunlight. Annu Rev Nutr 2004; 24:173?200.