El país entero bañado en sangre y no vemos los ciudadanos como para cuándo empezarán a poner orden o cuando menos una tregua que ayude a calmar la zozobra en la que vivimos en los últimos años; el inicio de esta estúpida y costosa declaratoria de guerra, pronunciada y ejecutada por la incapacidad de Felipe, quien ni en su casa pone orden, donde han muerto a la fecha más mexicanos en territorio nacional que en cualquier otro conflicto bélico registrado por la historia en otra geografía, es probable que las cifras hoy alcancen a más de 200 mil entre muertos y desaparecidos.

Peña no encontró ni encontrará con el escaso tiempo que le queda, una forma de pacificar o poner tregua al conflicto armado interno que va en aumento, acompañado de plagios, secuestros, asaltos de todas las formas y tamaños. Enrique ahora ocupará este lapso que le queda en Los Pinos para planear una salida que no le genere más problemas de los que como expresidente no podrá lidiar hasta donde tendrá que cargar con la culpa él solo; pues la incapacidad demostrada alcanzo a su equipo de trabajo, que más que ayudarle le complican la existencia no sólo a él sino al país entero y no solo eso, los enemigos políticos que cultivó, cosechará y tendrá que enfrentar, con un partido político que lo respalda a medias y que lo dejará de respaldar pronto, con un Ochoa Reza descafeinado al que se le hace bola el engrudo y por más que le advirtieron los viejos priistas, aquellos de cepa, que modificara las estructuras estatales para oxigenar al partido y no lo hizo, consecuencia que hará que muchos abandonen el barco y cambien la ruta para el 2018, ahora enfundados en Morena. 

Las cosas no pintan bien, pero siguen manejando el demagógico discurso de “estamos a todo dar”, las reformas que nacieron para ir directo a la terapia intensiva, de donde no salen, y los aleteos económicos de las mariposas de otros países se convierte en temporales para nosotros los mexicanos; por el miedo e inseguridad, creado a modo para mantener el poder y  asegurar a la pandilla llegar al final del sexenio cuando menos de píe, la confusión y las formas de manejar los medios crean una sensación de fragilidad en busca de una dependencia que nos mantenga quietos, sumisos y puedan manejar los tiempos políticos que se acercan.

Por otra parte, Don Osorio, haciendo el oso, enganchado echando bravata al señor López, en lugar de estar preocupado y resolver la operatividad del Estado Mexicano, cae una vez más en el juego de un acérrimo rival a modo del sistema político mexicano, un Charles Bronson de los barrios, experto en peleas callejeras y vengador anónimo que se sirve con la cuchara grande, aprovecha cualquier escenario y aprovecha a estos luvetones para utilizarlos  en otro escándalo para ganar un seguro espacio en primera plana. Ahora el tema en disputa fue ver quién fue o quiénes son los culpables de tal o cual.

El jefe de la operación del estado no puede permitirse distracciones, cuando en este momento el país requiere rumbo, certidumbre y el tiempo completo del responsable de la política interna, motivo suficiente para que se dedique a su chamba y no compre boleto; qué pena, como perros de rancho, se muestran tal y cual son, sin capacidad organizativa y conciliadora, lástima, porque pudo ser un magnífico escenario para candidatearse a las presidenciables mostrándose sobrio y paciente.  Para su desgracia, porque lo que más les preocupa hoy es ese privilegiado lugar y por sus errores hacen que cada vez se aleje más ese sueño, se observa que poco les interesa resolver o atender el cargo público para lo cual fueron designados.

Una vez más queda demostrado como los tecnócratas han hundido al país desde su aparición triunfal con su errónea política neoliberal en su máximo esplendor con el Sr. Salinas continuando sexenio tras sexenio actuando como si la administración pública fuera una pasarela de los premios cinematográficos, vean el resultado, lo que tenemos hoy, un país entrampado por la violencia, corrupción y males sociales que vivimos día a día viendo como con discursos demagógicos quieren encubrir su ineptitud e inoperancia.

¿Hasta dónde llegaremos? México necesita políticos de honor, comprometidos, responsables y no caudillos, bravucones e incendiarios, los mexicanos esperamos que las instituciones dejen de ser saqueadas, que funcionen para lo que fueron creadas y muchos años sirvieron a la nación formando a grandes hombres, quienes las administraban a cabalidad, ese es el México que debemos construir para el 2018, una nación incluyente donde podamos los ciudadanos comunes participar en su reconstrucción como estructura organizativa y administradora, que permita transparentar su funcionalidad y evitar la corrupción.

El problema de cualquier tipo de tráfico, es que está relacionado con la demanda del producto a negociar y la evasión que deba hacerse para no causar orden tributario, que en algunos casos es estratosférico el recurso a ingresar; me pregunto ¿dónde están los organismos encargados de inteligencia y contrainteligencia, encargados del tejido fino? Me pregunto nuevamente, ¿existen Intereses cupulares que convengan mantener todo este conflicto tan fuera de orden como lo está hasta ahora? Puedo asegurar que el camino a la solución no está en violentar a los individuos; esta en EDUCAR, sí, educar sin modelos rimbombantes de los tecnócratas, llenos de publicidad y demagogia. Le educación inicia en casa y los principales valores de adquieren de papá y mamá, para lo cual los organismos encargados de asegurarse que las familias cuenten con lo indispensable para el desarrollo integral funcionen y no sean otra pasarela más de señoras que sólo van a perder el tiempo y gastarse los recursos en compras en las tiendas de marcas más exclusivas.

La función de los Institutos del Estado que se encargar del desarrollo y bienestar de la familia y los individuos deben profesionalizarse y dejar de ser clubes de juego, beneficencia y encuentros sociales. Deben ser parte importante para empezar a ganar terrenos ante la pérdida de valores y principios que hace que los individuos se asocien para delinquir, deben generar estrategias donde el estado invierta en capacitación técnica y formación de cooperativas productivas, así como de fomento de empresas pequeñas y medianas que sirvan para el desarrollo de las comunidades y capitalicen regiones además sean vehículo de prevención y rehabilitación de quienes por falta de valores como oportunidades toman el camino negativo de la delincuencia.

Sin duda el 2018 nos marca como una fecha límite para corregir la mayor parte de la problemática que hoy nos aterroriza, el papel de los ciudadanos no es más como antes, un simple espectador que cierto domingo tachaba y le manchaban el dedo, los tiempos exigen que tomemos un papel importante en la próxima película de éxito para México, debemos aprovechar los espacios y aportar ideas, ya que las suyas son tan validas como las mías.

Que Dios Bendiga a México y este 2018 y podamos recobrar la paz necesaria para el desarrollo.

Ginna Noya

@ginanoya