Los demás, guardados, ante el miedo
De un fantasma que ataca por la espalda.
Otro miedo nos agobia, es el silencio,
Porque el tiempo ha gastado las palabras
Porque el tiempo es agua entre las manos
Porque el tiempo es dispendio en el encierro
En el momento que aceptamos confinarnos
El pensamiento se redujo a un calabozo,
Perdió su libertad, mostró su mansedumbre,
Mentira que el tiempo sobra cuando se frena
Mentira que convives cuando el pan no alcanza
Hoy me escondo de un duende miserable
Dicen que soy por viejo una víctima aceptable
Y a él, verdugo pequeñito, letal e implacable,
Digo no temerle, que mi puerta está abierta
Y sin embargo, no salgo y nadie entra
Un suspiro la distancia entre la puerta y la calle
Asfixia interminable entre el tiempo y mis hijos
Incertidumbre sin pausa, sin otear la otra orilla,
Las ardillas mirando con asombro a mi ventana
Y yo buscando su mirada para sacar algo de casa
Carlos Ricalde
Pandemia del 2020