Fideicomisos que desaparecieron
Los fideicomisos del Estado: Fidecine y Foprocine, desaparecieron; ahora, el “varo” para apoyar producciones fílmicas, lo administrará y otorgará directamente IMCINE.
Los interesados en solicitar los recursos, pueden leer el documento en el Diario Oficial de la Federación, con los requisitos, las formas de selección, términos y condiciones de los contratos, derechos y obligaciones, formas de cancelaciones, los montos y cómo se repartirán.
Independientemente de que, espero que se produzcan películas memorables, me llama la atención que el documento consta de más de 500 páginas (más que el guion de “Lo que el viento se llevó”).
Tengo morbo por conocer el contenido de un documento más largo que La Biblia, el Corán y “Los detectives salvajes”, juntos. ¿Por qué hicieron eso? Quizás la idea es agotar la paciencia de quienes solicitan dinero, para que se aburran, dejen de pedirle a IMCINE (ahora que la Patria anda pobre) y mejor lleven sus carpetas de producción a Steven Spielberg, Carlos Slim, Netflix, Amazon o mínimo una “feria” a Guillermo del Toro, que es bien alivianado.
¿Qué tanto contendrá el documento?
Lo único que queremos saber es qué se necesita para pedir el incentivo, cuánto es, cuándo se cobra y cómo hacerle para que no tener que devolverlo; eso no debería llevarse, exageradamente, más de cincuenta páginas.
Vamos a suponer que se agregan las categorías: que si documental, que si para niños, que si para cortometrajes, etc. ¿Qué tanto hay que explicar? “Documentales son filmaciones con actores que no están en la ANDA”, “para niños es sin sexo explícito”, “Cortometrajes son películas donde el título y los créditos finales están juntos”, etc.
Se le agrega cuánto toca por categoría. ¿Qué más? Qué hay qué hacer y qué no, por ambas partes. Fechas de entrega. Imprevistos. Vamos a suponer otras 50 páginas (cien, por si las “flais”). Ciento cincuenta páginas son suficientes; echémosle 200 cerrados, tomando en cuenta un estilo narrativo naturalista, barroco y descriptivo, con indicaciones tipo: “El aspirante, agitando su melena al viento, invoca a su inspiración para entregar una sinopsis corta, en letra Arial 12, de no más de cincuenta miserables renglones torcidos de Dios”.
¿Qué rayos contiene las otras 300 páginas? ¿Serán textos autobiográficos de los miembros de IMCINE? ¿Fotografías de películas mexicanas, desde la “Época de Oro” hasta los cineastas mexicanos ganadores de Óscar? ¿Serán pasajes copiados de Octavio Paz o tramos transcritos de tesis universitarias compradas en La Lagunilla”, para darle al documento una pinta de esforzado y cívico trabajo? ¿Serán secretos cabalísticos que ya no cupieron en el Zohar?
Lo único que sé es que, por mucha que sea mi curiosidad, no pienso chutarme más de 500 páginas. El libro “Cien años de soledad” lo dejé cuando llegué al martes, pues nomás de pensar en que me faltaban tres páginas de soledad, para salir el fin de semana, mejor me chuté el “TV Notas”.