¡Justicia para Pepe Le Pew!
Cuando en el 2018, algunos millennals se quejaron de que “Friends” (la serie de comedia de los 90) es homofóbica y sexista, es como si alguien se quejara de que el tocino de una hamburguesa tiene mucho colesterol: ¡De eso se trata!
Intentar explicarle a quien sea los mecanismos del humor, es como explicarle un chiste a alguien que no lo entendió; quizás la explicación del chiste no logre que le haga gracia, pero al menos puede entender la intención.
El grupo de rock “Café Tacvba” tuvo el valor civil al reconocer que carecen de sentido del humor, cuando cambiaron la letra de su canción “Ingrata”, al considerarla políticamente incorrecta; me parece loable, mucha gente no acepta que carece de sentido del humor, como “Café Tacvba”. Cuento aparte, no todo mundo tiene la obligación de tener sentido del humor, aunque mucha gente sí lo tenga (incluso millennials).
Las bases del humor son:
1. La violencia.
2. El absurdo.
La violencia es controlada, consensuada y aceptada (como en el sexo), en un ejercicio lúdico de proyecciones agresivas (función que también cumple el arte del terror). El absurdo tiene qué ver, entre otras cosas, con la exageración, muchos chistes sexistas, racistas y de humor negro, hacen reír porque son una declaración extremadamente descortés, impensable, salvo en el terreno de la comicidad, donde el único defecto es carecer de gracia.
Los choros románticos de Pepe Le Pew
Charles M. Blow, columnista de The New York Times, pidió que se retirara a Pepe Le Pew por contribuir a “la cultura de la violación”. Me gustaría saber si su aseveración se basa en estudios serios, de casos de violadores que hayan confesado que se iniciaron en ello por influencia de Pepe Le Pew, pues si no es así, me parece una calumnia, una injusticia, y un síntoma de barbarie descomunal, un acto infame disfrazado de civilidad.
Pepe Le Pew es un zorrillo que se creé muy galán (el “Gordolfo Gelatino” de la Warner Brothers), inconsciente de su pesadez con las mujeres y de su horrible aroma, que correteaba a una gatita que lo rechazaba (quien, por una raya blanca pintada en la cola, pasaba por zorrillita). A ver, niños, abran todos, su libro escolar de géneros dramáticos y leamos la definición de comedia: “Personaje vicioso enfrentado a situaciones serias”. ¿Qué es un personaje vicioso? “El Avaro” de Moliere, el “peladito” de “Cantinflas”, el zorrillo que se cree galán. ¿Conseguía Pepe Le Pew el amor de la gatita que acosaba? ¡No! ¡Era ridículo, por eso hacía reír! ¡Sus choros románticos eran súper cursis! ¡Sus escarceos amorosos se llevaban como premio una madriza de la gatita! ¿Dónde está “la cultura de la violación”?
Una mala noticia a la gente que carece de sentido del humor: es más fácil que desparezcan las cucarachas del planeta Tierra, que desaparezcan los chistes: ¡Todos los chistes! (incluyendo los que a algunos resultan incómodos). Aunque lograran censurar al Pájaro Loco, Tom y Jerry, al Capitán Cavernícola, a Mandibulín, La Vaca y el Pollito, Ren y Stimpy, Los Padrinos Mágicos, Hora de Aventura, Rick y Morty, Bojack Horseman, etc. Habrá niños que recuerden lo más divertido y se lo contarán a sus amiguitos; los chistes nunca dejarán de circular, aunque se arruinen muchas vidas millennial cuando los conozcan; qué lástima (quiero llorar).
Un juez tiene más poder que un Presidente
Lo que no es un chiste es que el ex gobernador de Puebla Mario Marín (socio de los pederastas y productores de pornografía infantil: Jean Succar Kuri y Kamel Nacif), hallado culpable de tortura e intento de homicidio de la periodista Lydia Cacho, consiguió la suspensión definitiva del auto de formal prisión en su contra, gracias a la jueza Ana María Nava Ortega (con la presunta ayuda del senador priísta y “demonio del Edén”, Emilio Gamboa Patrón, según señala la propia Lydia). El juzgado ratificará el amparo el 18 de marzo.
Dicen que una secretaria tiene más poder que su jefe, pues ella decide las citas y qué llamadas telefónicas pasan; si le caes mal, jamás saldrás de la antesala. Del mismo modo, un juez tiene más poder que un presidente (aunque el “Peje” ya se les está poniendo al brinco), pues él determina quien pisa la cárcel o anda en la calle, según el precio del amparo.
Si Gamboa Patrón, Fox, Kamel Nacif y otros juntan dinero para sacar a Marín del “bote”, hagamos una colecta y ofrezcámosle a la jueza el doble, con tal de que no saque del bote al cerdo que se echaba dos “bellísimas botellas de coñac” en la casa Aguayo.
¡Justicia para Pepe Le Pew y cárcel para el “góber precioso”!