A finales del 2014 asistí a una presentación sobre perspectivas económicas para 2015, en el evento participaron dos ?especialistas?, (en realidad solo uno de ellos lo era). El primer conferencista hizo una revisión de la historia de México desde la época colonial hasta nuestros días, para llegar a la conclusión de que el país vive un gran momento gracias a EPN y a las reformas aprobadas.Durante la plática no perdió la oportunidad para atacar y mofarse lo mismo de la Revolución, la CNTE, y el Peje. Posteriormente tomó la palabra el Dr. Luis Foncerrada Pascal, Director General del CEESP, quien con una sobria exposición y haciendo uso de datos, cifras y estadísticas demostró la terrible situación por la que atraviesa la nación.

Mientras leía el informe de Oxfam México, ?Desigualdad extrema en México? elaborado por el prestigiado economista Gerardo Esquivel Hernández, recordé aquella presentación, en la que los números se impusieron a la palabrería. ¿Qué tan desigual es la distribución del ingreso en México? Con esta pregunta inicia el análisis, se abre la puerta para entrar a un mundo marcado por la marginación y la miseria.

Nuestro país se ubica entre el 25% de las naciones con mayor desigualdad, el 1% más rico acapara el 21% del ingreso total, el mismo 1% concentra aproximadamente el 43% de la riqueza nacional, las fortunas de estos multimillonarios de 1996 a 2014 se cuadruplicaron, todo lo anterior contrasta con los resultados económicos para el mismo período, ¿a quiénes han beneficiado las políticas públicas impulsadas en los sexenios del PRI y el PAN?

Sin ninguna duda a un pequeño grupo de empresarios, que ha tomado el control de sectores privilegiados como lo demuestra el reporte, al señalar el caso de Carlos Slim, a quien se le entregó un monopolio (Telmex, 1990) que a la postre lo catapultaría como el hombre más rico del mundo: ?Pero el ascenso se dio a costa de los consumidores mexicanos, quienes durante años pagaron tarifas telefónicas muy por encima de lo que habrían pagado en un contexto competitivo adecuadamente regulado?, de esta forma se exhibe al empresario y continua: ?Entre 2005 y 2009, el comportamiento monopólico de las empresas de Slim se había traducido en una pérdida de bienestar superior a los 129 mil millones de dólares para los mexicanos?.

Otro caso es el de la industria minera, actividad que ha gozado de privilegios fiscales. Hasta 2013, México era uno de los muy pocos países en los que no se cobraba ningún tipo de impuesto. Un dato que tiene que llenarnos de rabia es el que señala que ?la extracción de oro en el período 2000-2010 fue equivalente a más del doble de toda la extracción realizada lo largo de 300 años de la época virreinal?. Los beneficiarios de estas concesiones son Germán Larrea y Alberto Bailleres. Uno más de los que ha lucrado con los bienes de la nación es Ricardo Salinas Pliego, no olvidarlo.

Con estos antecedentes los únicos que deberían estar celebrando la Reforma Energética son los oligarcas, ya que con la venta de los recursos de la naturales propiedad de la nación, obtendrán ganancias exorbitantes, el saqueo y la depredación no tiene límites.

En el escrito también se hace una dura crítica a la política fiscal ?orientada a gravar el consumo? incidiendo negativamente en la gente más pobre y favoreciendo a quienes más tienen, lo anterior, ?confirma que los poderes económicos y privados influyen e intervienen en la política pública en su favor y en detrimento de los derechos de los ciudadanos. ?AMLO un peligro para México?, ¿lo recuerdan? Qué coincidencia, campaña promovida por el CCE, es decir, el poder económico.

El documento concluye que la desigualdad es un freno para el crecimiento y el desarrollo, mientras la brecha no se acorte, las condiciones actuales prevalecerán, la solución es la creación de un auténtico Estado Social, un Estado que no se limite a dar sino a garantizar los derechos sociales.

Es recomendable, casi obligatorio que usted lector lea el texto íntegro, estas líneas son solo una invitación para que lo haga. Urge reflexionar sobre la desigualdad que increíblemente no está en la conciencia de la gente, no es visible porque el poder económico y político levantó fachadas para ocultar la insultante pobreza, ese mismo poder, nos educó para no ir más allá de las ?comodidades? de nuestro entorno cotidiano, nos entretiene y distrae para no indagar, ya pensó por nosotros, por eso es que no nos damos cuenta, no nos indignamos cuando vemos a cientos de miles de jóvenes sin oportunidades, jornaleros reprimidos, estudiantes asesinados, trabajadores despedidos, indígenas marginados, por el contrario, los estigmatizamos y discriminamos, cuando ellos representan la realidad de un país incapaz de cubrir las necesidades mínimas de sus ciudadanos, como son techo, alimentación, salud, educación y empleo.