La confrontación de Antonio Tizapa, padre de uno de los 43 normalistas desaparecidos, con López Obrador, ha sido utilizada con fines perversos y mal intencionados. El video que registra el suceso, muestra el momento en el que Tizapa aborda a AMLO para cuestionarlo fuertemente e incluso acusarlo de complicidad. El dolor, la rabia y la impotencia de este padre, queda de manifiesto en su forma de actuar. Nada podemos reprocharle a quien por la omisión del Estado, ha perdido a un hijo, su protesta es legítima, aunque sus señalamientos estén equivocados.
El incidente sirvió para revivir fobias en contra del dirigente de Morena, por la supuesta expresión de “cállate”, la cual nunca existió, sin embargo, la discusión ya se había alejado de lo relevante, que es; la incapacidad del gobierno para decirnos en dónde están los estudiantes de Ayotzinapa.
De esta manera, las cosas importantes son marginadas, su lugar lo ocupan situaciones que sirven para alimentar el morbo y distraer la atención. Nuestro país se encuentra en una situación emergencia, la reciente exhumación de 253 cuerpos, la mayoría jóvenes, en fosas clandestinas, en el Estado de Veracruz, evidencia la desgracia que estamos viviendo. La sociedad debería estar horrorizada por estos actos de barbarie, sin embargo, pocos lo saben debido a que los medios lo han minimizado.
Sobre lo ocurrido en Nueva York, se pronunció el Comité de Padres de Familia de los 43, mediante un comunicado en donde afirman que ellos tienen completamente claro quiénes son los responsables de la desaparición de sus hijos, señalan a los cuerpos policíacos y a el ejército de forma directa y de forma indirecta los presidentes municipales, y al ex gobernador Ángel Aguirre, en el mismo documento; reprueban que el hecho se use como cortina de humo y reprochan que la desaparición de sus hijos sea usada por políticos para sacar ventaja.
Precisamente esto que se establece en el comunicado es lo que realmente importa, lo demás es para entretener.