Como uno de los sucesos modernos más cuestionables que jamás hayan ocurrido, va a pasar a la Historia el bloqueo de la cuenta de Twitter del presidente Donald Trump; independientemente de lo que pudiera expresar el hombre más poderoso del mundo, por herencia dogmática, no se podía callar y menos de esa manera.
También, casualmente, a la actriz mexicana, Patricia Navidad, de quien se especuló que se curó de cáncer cerebral muy sorprendentemente hace tiempo, le bloquearon su cuenta de Twitter, a pesar de que argumentaba que no la tenían que leer si no estaban de acuerdo con sus ideas, incluyendo las referentes al coronavirus
Las redes sociales, sobre todo Twitter y Facebook, se fueron convirtiendo muy rápidamente en plataformas de expresión e información mundiales, como lo fue en su momento la radio, cuando se comenzó a utilizar como plataforma informativa a inicios del siglo XX, no puedo ni siquiera imaginar que pudieran haber bloqueado de la transmisión de radio, incluyendo de la estación de la BBC de Londres, a Winston Churchill en el periodo entre las dos guerras mundiales, quien fuera mucho más crítico y controversial de lo que pudiera haber sido Donald Trump en Twitter.
Pero así nos tocó en ésta época, pareciera que los dueños de las redes sociales pudieran decidir a quien dejar hablar y a quien no, pero si bloquearon al presidente Donald Trump y a Patricia Navidad por no estar de acuerdo con sus posturas muy personales, que ellos consideran contradictorias, independientemente de quiénes sean dichos dueños, por igualdad de derechos, deberían bloquear a todos los seres humanos que son igual de contradictorios en las redes sociales, que deben ser millones, o cientos de millones, incluyendo a todos aquellos con sospechas de ser bots.
Debería existir también un consenso internacional, de la talla del Tribunal de Justicia de La Haya, que decida si procede o no bloquear las cuentas de Twitter y/o de Facebook de cualquier ser humano, incluyendo a Donald Trump y a Patriciia Navidad, y también decidir ya si las redes sociales, a pesar de tener dueños, por sus usos de expresión e informativos actuales, deberían pasar a ser dominio de la humanidad, como lo son las ondas de radio o de televisión.
A mí, en alguna ocasión también, grupos anarquistas, que no estaban de acuerdo con mi trabajo sobre tratamiento del cáncer con ácido cítrico (referencia en SDP Noticias: octubre 20, 2018), intentaron que los dueños de las redes sociales bloquearan mis cuentas, incluyendo las de Facebook, de LinkedIn, de Twitter, y recientemente, también las de YouTube, pero no lo lograron, y menos porque dicho trabajo a título personal ya cuenta con el respaldo de la Revista Nature desde julio del 2017 (leer artículo sobre las personas que insultan en internet en SDP Noticias: julio 8, 2020).
También a mi abuelo Alberto Halabe, que era periodista, intentaron callarlo para que dejara de publicar su revista mensual intitulada “Optimismo Juvenil”, en la década de los 50’s, pero gracias a la intervención directa del Presidente de México: Miguel Alemán Valdés, quien defendió a la libertad de expresión constitucionalista en esa época, mi abuelo siguió publicando su revista mensual por más de 20 años ininterrumpidamente (leer artículo sobre la obra de mi abuelo “Una noche Sabatal” en SDP Noticias: abril 22, 2020).
Por suerte, para todos los mexicanos, y para toda la humanidad, personajes como Don Benito Juárez, Winston Churchill, o Charles de Gaulle, no tuvieron que recurrir a Twitter para poder expresar sus ideas, con las que literalmente cambiaron al mundo.
Nota agregada: Es admirable ésta anécdota de uno de los personajes más intelectuales de la Historia de México, y amante de la fiesta brava (leer artículo al respecto en SDP Noticias: diciembre 17, 2019): el Licenciado Jacobo Zabludovsky (qepd), que cuando lo callaron en la televisión, se cambió a la radio, y transmitió muy exitosamente el noticiero más escuchado de 1 a 3 pm, era tan escuchado, que cualquier vecino lo podían constatar.