La propuesta de iniciativa del Diputado por el Partido del Trabajo, Benjamín Robles Montoya, para que se reforme y adicione el artículo 2° de la Ley del Banco de México y así cambiar su mandato y hacerlo esquema dual, es decir que la banca central del país ya no solo tenga como objetivo central “procurar la estabilidad del poder adquisitivo” de la moneda, sino que también amplíe su “objetivo para convertirse en un ente estimulador del crecimiento del empleo y del crecimiento económico”, requiriendo para esto el uso de una parte de las reservas internacionales que tiene la institución bancaria.
La iniciativa del legislador petista ha causado polémica en el sector financiero, abriendo el debate tanto en los medios de comunicación como en redes sociales, donde la propuesta ha recibido duras críticas por parte de periodistas, analistas financieros y líderes de opinión que simpatizan con la política económica que se lleva en el país desde hace 30 años, conocida como “neo-liberal”; pero la divergencia de estos con el proyecto de Robles ha tenido más descalificaciones que argumentos, y en ningún caso se analiza la dependencia que tiene el Banco de México de la renta petrolera.
Las ganancias que se obtienen por la venta de la mezcla mexicana de petróleo en los mercados internacionales son de gran importancia para la conformación del presupuesto de ingresos y gasto del país, pero las divisas que se tienen por la venta de crudo de exportación también son de vital importancia para mantener la estabilidad cambiaria del peso frente a las monedas de otros países, mantener el control de la inflación, así como acrecentar las reservas internacionales del Banco de México y son uno de los principales factores para que haya remanentes financieros de la banca central.
El tipo de cambio del peso mexicano frente a las divisas extranjeras está determinado desde 1995 por la oferta y demanda entre la moneda nacional y las divisas de otros países, lo que se conoce como libre flotación.
Los dólares obtenidos por la venta de petróleo mexicano en los mercados internacionales, son una de las fuentes más importantes de oferta de divisas extranjeras para el mercado de cambios mexicano, lo que significa que a mayores ingresos petroleros se tendrá una mayor estabilidad del tipo de cambio de la moneda mexicana.
El Banco de México es la entidad responsable de combatir la inflación. Los instrumentos con los que cuenta la banca central para cumplir su cometido se basan en el control de la oferta monetaria que evite el exceso de dinero en el mercado, además de fijar la tasa de interés de referencia adecuada que ejerza un efecto sobre el resto de las tasas de interés del mercado y la estabilidad del tipo de cambio que es un punto necesario para el control de los precios de las mercancías importadas que se consumen en el país.
En México más del 50 por ciento de lo que se consumen es importado, por lo que la depreciación del peso frente a las monedas extranjeras trae como consecuencia un aumento de los precios en moneda nacional de las mercancías, servicios, e insumos adquiridos en el exterior.
Las reservas internacionales de Banco de México, que las podríamos definir como los activos financieros que el banco central invierte en el exterior y que pueden ser fácilmente convertidos en medios de pago, son de vital importancia para la estabilidad de la moneda nacional ya que muchas veces estas divisas son usadas para disminuir la volatilidad cambiaria, inyectando dólares de estas reservas al mercado.
La fuente de financiamiento de las reservas proviene principalmente de los ingresos obtenidos en el exterior por la venta de petróleo mexicano.
La hoy empresa productiva del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex), que es la responsable de la producción y venta de crudo en el país, tiene la obligación, de acuerdo con el artículo 34 de la Ley del Banco de México, de vender directamente a la Banca central los dólares producto de sus ventas de crudo en el exterior, lo que implica que Pemex es la principal fuente de divisas que conforma la reserva internacional.
Las reservas internacionales se requieren financiar, es decir que no tienen por contrapartida un pasivo, por lo que no deben confundirse con un patrimonio que se pueda utilizar discrecionalmente. Además, si se utilizaran las reservas para financiar la actividad productiva se estaría incurriendo en préstamos al Gobierno, algo que prohíbe expresamente la constitución.
La política macroeconómica del país, se respalda en gran medida de las reservas internacionales, teniendo una estrecha relación con la política cambiaria, pues las operaciones de compra –venta de divisas que realiza Banca central puede afectar las condiciones del mercado cambiario.
Mientras más pueda llegar a ser un oferente o demandante la banca central en el mercado cambiario, la intervención de esta institución podría llegar a influir en el tipo de cambio y ejemplo de esto lo tenemos en las actuaciones de Banco de México en la oferta de dólares en el mercado a través de subasta de la divisa estadounidense durante 2008, 2009, 2014, 2015, y 2016 con lo que se redujo la volatilidad y la especulación en el tipo de cambio.
En febrero de 2016 la Comisión de Cambios anunció la suspensión del mecanismo de subastas de dólares por parte del Banco de México, anunciando la intervención discrecional en el mercado cambiario en casos excepcionales.
La fuerte depreciación que ha tenido el peso frente al dólar, en los últimos meses ha provocado que la Banca central mexicana haya incrementado en el monto en la subasta de coberturas cambiarias liquidables en pesos, además de un continuo aumento de la tasa de interés de referencia.
Las grandes empresas privadas del país, también se ven beneficiadas por los ingresos por la venta de crudo en el mercado internacional por parte de Petróleos Mexicanos, ya que estos grandes corporativos son los que pueden adquirir enormes cantidades de dólares a un tipo de cambio preferencial de las subastas de la moneda estadounidense, realizadas por el Banco de México.
Banco de México puede tener ganancias y pérdidas a lo largo de su ejercicio, pero esta banca central no tiene un propósito de lucro, por lo que la institución que ahora preside Alejandro Díaz de León, tras constituir reservas, está obligado a entregar al Gobierno Federal el importe de remanente de operación, si es que hay.
Los remanentes que tiene Banco de México, los obtiene principalmente de la venta de dólares a mayor precio de cómo los adquirió al comprárselos a Pemex, con lo que obtiene una “ganancia” siendo que hay un mayor beneficio cuando más depreciación hay del peso frente a la divisa estadounidense.
En abril del 2017 La Secretaría de Hacienda, anunció que el Banxico entregó un remanente de operación por 321,653.3 millones de pesos al gobierno federal, monto que aproximadamente representa 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El capital contable del banco central mexicano fue negativo en 2017 por lo que no entregaron recursos por ese concepto en 2018.
El uso específico de los remanentes que recibe la SHCP, ya están establecidos en la Ley y se distribuyen de la siguiente forma: Al menos el setenta por ciento debe destinarse a la amortización de la deuda pública del Gobierno Federal contratada en ejercicios fiscales anteriores o a la reducción del monto de financiamiento necesario para cubrir el déficit presupuestario que, en su caso, haya sido aprobado para el ejercicio fiscal en que se entere el remanente, o bien, una combinación de ambos conceptos, mientras que el monto restante debe usarse para fortalecer el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios o al incremento de activos que también mejoren la posición financiera del Gobierno Federal.
Como vemos la autonomía de Banco de México y el éxito de su operación, dependen en gran parte de las divisas que se obtienen de la exportación de petróleo, con lo que se le quita cualquier autonomía a Pemex. La renta petrolera sirve para todo menos para la inversión destinada a la modernización y el desarrollo de nuevos proyectos de la empresa productiva del Estado.
La autonomía de la Banca central mexicana está acotada ya que su junta directiva no establece las normas para el uso y destino de sus remanentes, sino que estos ya están establecidos por la SHCP.
La propuesta del Diputado Benjamín Robles no suena descabellada, ya que una parte de las reservas internacionales del Banco de México bien podrían usarse para el desarrollo de infraestructura productiva y social, y esto no implicaría restar autonomía a la institución bancaria.
En mi opinión el monto máximo que se podría destinar para la inversión en proyectos de infraestructura, debe ser del 20 por ciento de las reservas y nunca destinar estos recursos al gasto corriente.
La propuesta del legislador petista debe ser discutida por los analistas financieros y todas las fuerzas políticas representadas en las cámaras legislativas, pero lo que no se debe permitir es la descalificación grosera y arrogante que tienen ciertos analistas financieros y líderes de opinión pública, como lo han hecho el caricaturista de Reforma que plagia a Abel Quezada, Francisco Calderón, o la del profesor del ITAM Isaac Katz y otros más que sin argumentos y muchos adjetivos de denostación contra el diputado, opinan sobre la iniciativa.