Veracruz comenzó campaña sin candidato

Ayer domingo 4 de abril arrancó el periodo de campaña del proceso electoral de medio sexenio, donde habrá de renovarse la Cámara de Diputados. Candidatos de las distintas fuerzas políticas se lanzaron en busca del voto ciudadano en todo el país. O en casi todo. Porque al menos en un distrito electoral de Veracruz, el partido gobernante (Morena) comenzó la campaña sin candidato.

¿Cómo llegó Morena al absurdo de comenzar la campaña sin un abanderado (o abanderada) para la diputación federal, otorgando una ventaja innecesaria a la oposición, y poniendo así en peligro el objetivo crucial de conservar la mayoría legislativa para la segunda mitad del sexenio? Por increíble que parezca, el golpe a la línea de flotación de Morena en Veracruz no es producto de la alianza opositora ni de una chicanada legal por parte del INE, sino del “fuego amigo”. Quien descabezó desde el inicio la campaña electoral en el distrito 5 veracruzano fue ni más ni menos que un “amigo” del presidente López Obrador. Como diría el clásico meme: acompáñenme a ver esta triste historia…

“Ahí está el Pulpo”

Corría 2017, año en que en Veracruz se renovarían los 212 ayuntamientos del estado. Para Morena como partido emergente, el proceso electoral revestía una doble importancia: no sólo mediría fuerzas contra el gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares, decidido a heredar el cargo a su hijo; sería también la prueba de fuego del nuevo partido en la tercera reserva electoral del país; el ensayo previo a la madre de todas las batallas: la elección presidencial de 2018.

Sabedores de que un campanazo en Veracruz desataría una imparable carrera de Morena rumbo a la presidencia, el régimen y los poderes fácticos decidieron atacar ahí con todas sus baterías al nuevo partido. Éste por su parte tendría que ser excesivamente cuidadoso en la selección de sus candidatos: perfiles en quienes depositar la confianza y el proyecto. Un error en ese sentido se pagaría caro, como quedó tristemente demostrado con los video escándalos de Eva Cadena.

Así las cosas, los jerarcas de Morena en Veracruz hubieron de ponerse de acuerdo para seleccionar con precisión milimétrica a las y los candidatos a presidentes municipales, especialmente en las ciudades más importantes del estado. En el caso de Poza Rica, el otrora emporio petrolero de la zona norte, hubo algunos sondeos y aproximaciones con el núcleo fundador del partido en ese municipio para encontrar un candidato, aunque por diversas razones no se llegaba a un acuerdo unánime. Ante el impasse y el inminente inicio del proceso electoral, se consultó al líder máximo del movimiento, quien decidió la situación pronunciando sólo cuatro palabras:

“Ahí está el Pulpo”.

Fernando Remes, ex beisbolista y "amigo de AMLO", se desapareció a la hora del registro.

Se refería a Fernando Remes Garza, empresario transportista avecindado precisamente en aquella ciudad y ex beisbolista de la Liga Mexicana, que en sus épocas de gloria con los Tigres del México adquirió fama y el mote que lo hizo popular y que se le quedó para toda la vida. Precisamente de esa pasión por la pelota nació la amistad con el hoy Presidente de México.

En sus años de opositor, cuando recorría el país construyendo su movimiento, cada vez que AMLO hacía escala en Poza Rica presumía la amistad de Remes, uno de los pocos empresarios que se animaban a posar para la cámara con él durante esa larga travesía en el desierto. Quizá por eso imaginó el Peje que su amigo era el indicado para conducir a Morena en su primera incursión electoral en dicho municipio. Confió en él. La mesa estaba puesta, y la invitación hecha.

Pero algo falló. Quizá no quiso arriesgar su persona en una aventura incierta, enfrentando al aparato estatal. Quizá valoró no poner en riesgo sus prósperos negocios enfrentándose al régimen. Tal vez él mismo no creía que Morena tuviera posibilidades de ganar. El caso es que el “Pulpo” le falló a su amigo. El día que se oficializó el registro de quienes serían los candidatos en Veracruz, Fernando Remes no llegó al salón de eventos. Simplemente no apareció.

Desconcertados, los dirigentes estatales decidieron registrar a quien desde el inicio había sido su propuesta original -no la de AMLO-, un jubilado de Pemex sin experiencia política que había sido uno de los fundadores del partido en el municipio.

Lo que pasó después es historia: Morena se alzó con el triunfo en 17 municipios veracruzanos, entre ellos las cinco ciudades más pobladas e importantes del estado. En Poza Rica hizo historia al romper el añejo monopolio del PRI y el primer Ayuntamiento morenista pronto se convirtió en referente de buen gobierno municipal en la entidad.

Cuatro años después, cuando Morena ya no es oposición, sino gobierna a México, a Veracruz y al municipio; cuando ser candidato de ese partido ya no entraña los peligros de antes ni equivale a ser un paria; cuando todos los que antes combatían a Morena ahora se pelean por acomodarse dentro, rectificó el “Pulpo”. Que siempre sí le interesa ser candidato a la alcaldía. Que él siempre ha creído en Morena. Que sigue siendo “amigo del Presidente”. Y en su ambición se cobija con los dirigentes que abrieron las puertas de Morena a tirios y troyanos, se rodea de “asesores” provenientes del empresariado priista y se encapricha con ser candidato repitiendo su único discurso de campaña: 

“Soy amigo del Presidente”, “soy amigo del Presidente”; “soy amigo del Presidente”.

Fernando Remes Garza, ex beisbolista

Pero en Morena no quieren repetir el mismo error. “Amor con amor se paga”, y la lealtad es todavía un concepto sagrado en el universo moreno. Aún así, por deferencia al “amigo” que tanto ruido ha hecho y tanta lana ha gastado para promoverse, en las alturas se resuelve: será candidato a diputado federal, cargo que tiene prácticamente en la bolsa dados los buenos números de Morena en las encuestas. Un premio en la rifa para el que ni siquiera tuvo que comprar boleto.

El "Pulpo" que quiere ser alcalde

Pero el “Pulpo” protesta. Se resiste, no quiere. “Yo quiero ser alcalde”, afirma; “no me van a parar”. Y en su capricho por ser candidato viaja 800 kilómetros hasta Tabasco para interceptar en una carretera lodosa a su amigo, a quien suplica que intervenga para hacerlo candidato. Recibe como respuesta un lacónico y revelador “¡échale ganas!”, quizá la más efusiva demostración de amistad que haya recibido en toda su aventura política.

"Yo no quiero ser diputado", "quiero ser alcalde"

Morena mientras tanto, ya lo registró como su candidato a diputado federal por el distrito 5. Pero sus asesores priistas le recomiendan que no acepte, y tiene lógica: hay mucho más chance -para ellos- de hacer negocios y acomodarse en la nómina de un Ayuntamiento que en una diputación. El “Pulpo” reniega e insiste: “yo no quiero ser diputado; yo quiero ser alcalde”. Llegado el día en que comienzan las campañas, los demás candidatos salen a las calles a buscar el voto. Morena no tiene candidato. Morena no tiene a nadie. El “amigo” los deja plantados. Otra vez.

El berrinche que pone en riesgo a Morena en Veracruz

El berrinche del “Pulpo” por ser alcalde coloca a Morena en riesgo de perder un distrito electoral y con ello un asiento en la Cámara de Diputados, reduciendo la mayoría de Morena y poniendo en jaque a la 4T en tierras jarochas. Un diputado opositor clavado en el corazón del norte veracruzano sería un obstáculo para la transformación largamente anhelada en esa zona de la entidad. Pero al candidato que no quiere serlo porque tiene otro proyecto eso parece no importarle. Pesa más la alcaldía que la Cuarta Transformación, porque esa es nada más un invento de su amigo.

Se dice que en 2017, cuando hubo que entregar cuentas al líder máximo de la “travesura” de su amigo, AMLO guardó un largo silencio. Perdonó, y siguió adelante. Después de todo, los amigos son los amigos.

¿Qué opina usted, amigo lector?